Ir a pucv.cl

Académico destaca que clases de religión conectan con el sentido de la vida

El profesor precisó que dicha materia no tiene que servir para algo concreto, sino que para la construcción propia como persona.

En medio de los debates sobre el futuro de la educación en Chile y el rol que cumplen las asignaturas humanistas, el profesor Rodrigo Arriagada (en la imagen), académico de religión y moral en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y magíster en Educación con mención en Evaluación, destacó el valor y los desafíos de la enseñanza religiosa en el país.

Desde la Facultad Eclesiástica de Teología de la casa de estudios, el académico participa en iniciativas que buscan fortalecer el vínculo entre la universidad y las comunidades escolares: “Trabajamos con colegios en proyectos donde se une el arte, la espiritualidad y la pedagogía, creando espacios de diálogo y cooperación entre estudiantes de estudios superiores y escolares”.

En este contexto, según el profesor, la clase de religión cumple un papel único en la formación de las y los estudiantes. “Es un espacio privilegiado para que las y los alumnos se detengan, reflexionen sobre su vida, su vocación y su dimensión trascendente. No digo que las otras asignaturas no sean importantes, pero ésta permite una conexión profunda con el sentido de la vida”, señaló.
El académico advierte que uno de los principales desafíos es la falta de valoración de la asignatura por parte de algunos estudiantes, debido a que la calificación no incide en el promedio general. Sin embargo, ve en ello una oportunidad: “Es un espacio fértil para aprender de forma gratuita, sin la presión de una calificación. Esto permite al profesor trabajar valores y reflexiones que otras asignaturas no pueden abordar por sus programas rígidos y metas estandarizadas”.

Desde su experiencia, piensa que es fundamental acompañar a los estudiantes más que vigilarlos o evaluarlos. “La educación religiosa no tiene que servir para algo concreto, sino para construirse como persona. Se trata de desarrollar la interioridad, lo espiritual, lo intangible”, afirmó.
Rodrigo Arriagada también destacó la relevancia de la asignatura frente a los desafíos sociales y ambientales actuales. “El programa de religión está muy alineado con temáticas como la inclusión, la dignidad humana y el cuidado del medio ambiente. Hay un vínculo directo con la doctrina social de la Iglesia y con problemáticas que preocupan a los jóvenes, como la crisis climática y la cultura del descarte que denunció el Papa Francisco”, comentó.
El profesor piensa que este tipo de instancias permiten construir una educación más humana y colaborativa. “No se trata de competir, sino de aprender juntos y crecer como comunidad. Cuando logramos cooperación entre estudiantes, colegios y universidades, se genera un círculo virtuoso del que todos ganan”, agregó.
Su visión refleja una invitación a repensar la educación desde una perspectiva más humana y menos competitiva. Su labor en la PUCV busca fortalecer el vínculo entre fe, cultura y formación integral, impulsando proyectos que conectan a la universidad con la sociedad y que ponen en el centro el desarrollo de valores, la reflexión y el sentido de comunidad. En un escenario educativo marcado por la presión de las métricas y la tecnocracia, su enfoque apuesta por una enseñanza capaz de formar personas más conscientes, inclusivas y preparadas para los desafíos éticos del presente y del futuro.
Lee la nota en EMOL aquí.