Ante los avances de la tecnología y la inteligencia artificial, la enseñanza de las matemáticas enfrenta hoy el reto de ir más allá de la transmisión de contenidos. Así lo entiende María Soledad Estrella, profesora del Instituto de Matemáticas y cofundadora del Grupo de Estudio de Clases PUCV, una iniciativa que desde hace dos décadas busca transformar la enseñanza a través del desarrollo profesional docente y la colaboración en el aula.
Una metodología con raíces japonesas y adaptación chilena
El proyecto está inspirado en una metodología japonesa con más de un siglo de historia. Su enfoque se basa en el diseño conjunto de planes de clase por parte de los profesores, incorporando tareas que aborden contenidos complejos y, a la vez, estimulen el pensamiento crítico y el razonamiento matemático de los estudiantes. “No se trata solo de pasar materia, sino de desarrollar pensamiento”, enfatiza la doctora y magíster en Didáctica de la Matemática de la PUCV.
De los desastres naturales a experiencias positivas en el aula
En sus inicios, el grupo trabajó en planes centrados en desastres naturales, usando la matemática como herramienta para comprender y prepararse frente a terremotos, tsunamis o inundaciones. Con la pandemia, el énfasis se desplazó hacia experiencias más cercanas y emocionalmente positivas, integrando historias, cuentos y juegos que permiten a los niños y niñas resolver problemas de forma colaborativa y significativa.
De este modo, la propuesta no solo fortalece el aprendizaje, sino que devuelve a los docentes la confianza en las capacidades de sus estudiantes.
Impacto nacional y proyecciones para el futuro
Según la académica, el escenario actual exige un cambio profundo: la irrupción de la inteligencia artificial, la creciente necesidad de trabajo interdisciplinario y el manejo de datos en la era del Big Data plantean retos inéditos. En este sentido, formar a los estudiantes para dialogar con la tecnología, comprender sus alcances y usarla de forma crítica es tan importante como enseñar a resolver ecuaciones.
La colaboración, la vinculación con el entorno, la interacción entre disciplinas y la apertura a la comunidad son, para ella, pilares de una enseñanza transformadora.
El impacto del Grupo de Estudio de Clases ha trascendido las aulas de nuestra casa de estudios, llegando a escuelas de distintas regiones del país e, incluso, a material pedagógico distribuido a nivel nacional. Las jornadas y talleres han convocado a profesores y directores desde Antofagasta a Concepción, confirmando el creciente interés por esta metodología.
Para Estrella, el próximo gran paso es contar con la voluntad política que permita escalar esta experiencia a todo Chile, convencida de que, con la energía y el compromiso necesarios, es posible llevar a miles de estudiantes una forma de aprender matemáticas que no sólo enseña contenidos, sino que forma personas críticas, creativas y capaces de enfrentar los desafíos del siglo XXI.
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