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Entre la ciencia y el mar, el cariño de Damián Donoso por la pesca

La pesca es una práctica que existe en la humanidad hace más de 40.000, en un principio como sustento alimenticio y con el paso de los años, también ha evolucionado como una actividad recreativa que realizan millones de personas alrededor del mundo. Damián Donoso, profesor de la Escuela de Tecnología Médica, es uno de ellos y comenzó este camino junto a su padre, su abuelo y una catalina, visitando el mar y también distintos tranques y lagos de la V región.

“Recuerdo que cuando era niño salía a pescar algunas noches con mi papá y sus amigos del club de barrio. Arrendábamos unos botes en el muelle Prat y nos íbamos por la noche a pescar en el mar”, señala el oriundo del Cerro Rodelillo, agregando también que: “mi papá es un enamorado de la catalina, lugar donde va a pescar siempre usa su catalina”.

Sus experiencias van más allá de las aventuras en el mar, en muchas oportunidades visitó junto a su abuelo tranques en Lo Orozco donde les permitían pescar pese a que eran privados: “mi tata era artesano del mimbre y vendía muchos de sus productos en un fundo en Lo Orozco, a él lo conocían y le dejaban pescar en el tranque del fundo sin problemas”, agregando además: “recuerdo ir a tomar choca al tranque, en lo Orozco, cuando tenía unos 10 años, pasábamos todo el día ahí, hacíamos fuego y nos poníamos a pescar. Incluso en algunas oportunidades, cuando estaba solo con mi papá, el guardia que andaba a caballo y perros nos echaba, pero si estaba con mi tata, no había problemas porque lo conocían más".

Hoy en día, Damián continúa ligado a la pesca, realiza salidas mensuales, en el Muelle Vergara buscando pejerreyes y jureles o en Ritoque y Maitencillo, donde saca lenguados y corvinas. Sobre esta aventura más dedicada a la pesca en mar, el académico de la Escuela de Tecnología Médica comenta que: "Pescar en el mar lo hice un poco más grande, viendo videos en YouTube y aprendiendo con amigos".

Respecto la diferencia entre la pesca de mar y tranques, Damián señala: “: En un tranque tú te puedes dar el lujo de tirar el anzuelo y no necesariamente recoger inmediatamente, pero en el mar para que le llame la atención al pez, se tiene que tirar y recoger. Por otro lado, igual hay un riesgo en ir a los tranques, porque las orillas tienden a ser más fangosas que en el mar, por ejemplo. En el mar cuando te metes, usas unos trajes especiales que son como jardinera con botas, y uno se puede meter hasta la altura del ombligo y no se pasa frio ni nada. Después sales, bien abrigado, te tomas un té, con un pancito te ríes un rato”.

Esta actividad demanda de una inversión más allá de lo monetario, dado que requiere disciplina y tiempo, las salidas suelen ser en la madrugada, cerca de las 6 de la mañana, algo que no complica mucho a Damián, quien reconoce ser un hombre de mañanas y que disfruta la tranquilidad y la posibilidad de aprovechar más el día. Además, las jornadas son largas y se extienden fácilmente hasta las 13 o 14 horas. Sobre estas jornadas al académico de Tecnología Médica comenta “Hay elementos en los que uno se fija al momento de salir a pescar, por ejemplo, los pozones, que son lugares donde se puede ver un poco más o que uno asume que el pez puede tener mejor visibilidad o en donde hay una pajarada que se mantiene en el lugar y hay varias aves tirándose a pescar, entonces conviene estar atento a estas cosas”.

Pese a que ya ha realizado la pesca en diversos espacios, Damián Donoso reconoce que por el significado que tiene y por los recuerdos que le traen de su niñez y juventud, la Reserva Nacional Peñuelas, guarda un lugar especial en su corazón y se posiciona como su lugar favorito para esta actividad.