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El arte de los puntos en blanco y negro

Su formación en el área de la salud ha sido de gran ayuda para el conocimiento previo en la asepsia de los espacios a utilizar.

Oscar Achiardi, académico de la Escuela de Kinesiología, ha incursionado de forma autodidacta en diferentes esferas de las artes. Aprendiendo a tocar instrumentos como la guitarra, el bajo, batería, también incursionando en el arte del bonsái, pero lo que definitivamente ha llamado su atención en el dibujo en puntillismo y su evolución natural hacia el mundo del tatuaje.

Desde hace más de 9 años el puntillismo se transformó en una especia de terapia para el académico de la Escuela de Kinesiología, espacio en el que invierte entre 100 y 120 horas para terminar cada uno de sus trabajos. Señalando al respecto que: "El puntillismo tiene dos cosas que a mí me gustan especialmente. La primera es que es algo muy lento y me da la sensación de tener un mayor control de lo que estoy haciendo, y, en segundo lugar, siento que es una terapia casi de meditación", explica el profesor Achiardi. Señalando además que: "Cuando me instalo en mi atril a dibujar, mi cabeza se vacía completamente, es un espacio de meditación y relajación".

El proceso de creación de sus obrascomienza con ideas simples en papel, que poco a poco toman forma y estructura en bocetos más elaborados. Con lápices de tinta, el profesor Achiardi, trabaja meticulosamente en una escala de grises, enfocándose en las luces y sombras para lograr un trabajo final impactante y detallado. Sin embargo, fue en el mundo de los tatuajes donde encuentra una mayor atracción y satisfacción por el trabajo realizado, disciplina que cultiva desde al menos 6 años y más de 80 trabajos completados.

“La verdad es que partí de atrás para adelante. Lo primero que hice fue tatuarme a mí y luego compré piel sintética y otras cosas para poder practicar” señaló el kinesiólogo, quien además lo hice solo con la aguja y sin el equipamiento que normalmente se utiliza, por lo que se demoró mucho más de lo que debería. Sobre este momento, el profesor Achiardi comentó que: “Cuando recién empecé y como no sabía mucho, el primer tatuaje me lo hice solo con la aguja y sin la máquina. Así que me demoré un montón en terminar el trabajo, era lentísimo. Fíjate eso sí, que esto es mucho menos doloroso que la máquina, según mi impresión y la de otra gente. Además, irrita menos la piel y la cicatrización es mucho más rápido”.

Sobre estos procesos, recalca que una de las ventajas es que puede trabajar y dibujar principalmente sobre elementos que a él le gustan y por lo tanto, tiene total libertad de rechazar algunas solicitudes con las que no se siente cómodo o simplemente no le gustan porque no se acercan a lo que le gusta a él.

En este proceso y luego de haber comenzado a tatuar a otras personas, el académico de la escuela de kinesiología ha descubierto que hay elementos que realmente le gustan de este proceso, señalando que: “me gusta trabajar con ellos la idea y el diseño en un concepto. Me gustan más los conceptos abstractos e intentar transformarlos en un mensaje impreso en la piel", destaca Achiardi. "La idea es que sea algo que a la persona le guste, pero que a mí también me satisfaga hacerlo".

Todo este proceso que realiza en un solo día demora aproximadamente 6 a 7 horas y la primera parte del trabajo, el diseño, suele ser la más lenta según el docente. Si bien no se dedica a esto como una profesión y por lo mismo, no cobra por los servicios, asegura que en el futuro le gustaría contar con algunas horas en un estudio para poder dedicarle más tiempo y también disfrutar con mayor holgura de este hobbie que tanto le gusta.

Fuente Facultad de Ciencias