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PUCV, Anasac y HubTec Chile firman Contrato de Codesarrollo

El acuerdo firmado por las tres entidades permitirá continuar con una línea de acción común respecto a la tecnología desarrollada en la Facultad de Ciencias Agronómicas y de los Alimentos de la PUCV.

En una ceremonia virtual, la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV); Anasac, empresa especializada en el mercado de insumos silvoagropecuarios; y HubTec Chile, centro de transferencia científico tecnológica, firmaron este martes 5 de enero un Contrato de Codesarrollo con opción de licencia, con el fin de continuar con los procesos de investigación y desarrollo de la tecnología “Biofungicida para control de pudrición gris y ácida en pre y post cosecha” liderada por la académica de la Facultad de Ciencias Agronómicas y de los Alimentos de la PUCV, Ximena Besoain.

Respecto al acuerdo alcanzado, Claudio Elórtegui, rector de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, indicó que “Creo que lo que firmamos hoy es un ejemplo de lo que nuestro país necesita, en particular en el área de investigación, innovación y transferencia. Es una gran noticia, ya que visibiliza el trabajo conjunto, y las ventajas de este, entre el sector productivo, público y académico. Queremos agradecer la confianza depositada en nuestra universidad y en todos aquellos que conformaron el equipo investigativo. Agradecer también, el apoyo entregado por Corfo, Anasac y HubTec Chile”. 

En tanto, Macarena Rosenkranz, directora de la Oficina de Transferencia y Licenciamiento de la PUCV, expresó que “Para quienes nos desempeñamos en el mundo de la transferencia del conocimiento, sin duda, lo que nos convoca hoy es un ejemplo de lo que como país hemos avanzado en los últimos 10 años en esta materia. Casos como este son los que desde la universidad y como Oficina de transferencia queremos replicar. No es una tarea fácil, han sido años de trabajo del equipo de investigación que finalmente se materializan en un producto transferible a la industria”. 

Una de las necesidades más urgentes que destacan a nivel país, es la de incorporar al sector productivo más investigaciones en sus procesos. Los aportes generados por la ciencia, tecnología e innovación son claves para enfrentar los actuales desafíos que hoy afectan, por ejemplo, al área agrícola. 

En este sentido, uno de los principales objetivos del convenio es lograr que este biofungicida obtenga las validaciones necesarias en campo y de esta forma ofrecer a los productores agrícolas una herramienta eficaz y útil en el control de enfermedades de la uva de mesa como la Botrytis cinerea. 

El acuerdo celebrado, viene a concretar un trabajo que se viene desarrollando hace más de 6 años entre la PUCV y la empresa Anasac, donde esta última se comprometió a darle continuidad a los procesos de investigación de la tecnología mediante ensayos de campo, desarrollo de conocimiento agronómico del producto y gestiones de registro ante el SAG, además de conducir posteriormente todas las actividades que impliquen la comercialización y distribución del producto.

Anasac, empresa chilena que cuenta con más de 70 años de experiencia en el mercado de insumos silvoagropecuarios, se encuentra permanentemente realizando inversiones en tecnologías y desarrollo de productos, lo que le ha permitido posicionarse como una institución pionera en la formación de capital basado en I+D. 

En este sentido, Gabriel Ormeño, gerente general de Anasac, señaló que “Este acuerdo es un hito importante porque recalca lo que somos en esencia, una empresa de I+D. En Anasac, destinamos un 3,7% de nuestras ventas a investigación y desarrollo. Competimos de igual a igual con las multinacionales y, de alguna manera, eso es lo que nos une con la PUCV, en el sentido de que son científicos chilenos y todo lo que hemos desarrollado se ha hecho en el país. Aquí no hay tecnologías provenientes del extranjero”. 

Por su parte Miguel Sifri, presidente ejecutivo de HubTec Chile, manifestó que “Estoy convencido que lo celebrado hoy, es lo que el país necesita para dar un paso al desarrollo. Chile requiere buena ciencia, tecnología e innovación, además de empresas como Anasac que tengan la voluntad de invertir en investigación y desarrollo”.

“En esta cadena, un eslabón importante y necesario es la labor de HubTec Chile, cuyo aporte principal es la vinculación estratégica entre las partes y las necesidades del país para transformar las estructuras de productividad de Chile y amplificar su impacto en la sociedad” agregó. 

En un escenario donde los consumidores se han vuelto cada vez más exigentes en la inocuidad de los alimentos, HubTec Chile ha cumplido un importante rol en acelerar los procesos de colaboración llevados a cabo entre la empresa y el equipo investigador, esto con el fin de concretar la transferencia y que la tecnología se adecúe a las exigencias regulatorias del mercado tanto a nivel nacional como internacional. 

El centro de transferencia tecnológica ha promovido un trabajo multidisciplinario entre las tres instituciones, encargándose de, por ejemplo, fortalecer la confianza entre las partes y definir objetivos y recursos, lo que ha permitido apoyar y difundir los procesos de transferencia del conocimiento científico-tecnológico generados. 

Sobre la tecnología

El producto se trata de un biofungicida elaborado en base a un consorcio biológico (bacteria y levadura) que busca controlar los efectos de pudrición gris y de racimo provocados por los hongos Botrytis cinerea, Aspergillus Sp., Penicilium Sp. y Rhizopus Sp. en la uva de mesa durante los procesos de pre y postcosecha. 

Uno de los aspectos importantes a destacar de esta tecnología, además de su eficacia en el control de los agentes causantes de la pudrición gris y de racimo, es que es un producto biológico, es decir, no contiene productos químicos y está libre de residuos tóxicos, lo que la hace diferenciarse de los tratamientos convencionales de fungicidas químicos sintéticos. De esta manera, el consorcio biológico altamente amigable con el medio ambiente viene a dar una respuesta técnica-económica para los productores de uva de mesa y/o vinificación de Chile y el extranjero. 

Actualmente, gracias al apoyo en materia de propiedad intelectual de la Oficina de Transferencia y Licenciamiento de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (OTL), entidad encargada de llevar el conocimiento generado en la Universidad hacia la sociedad, el producto cuenta con tres solicitudes de patentes próximas a aprobarse en Chile, Estados Unidos y Europa.