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A un mes de la educación a distancia

Desafíos y oportunidades para los profesores de biología en época de pandemia.

Los establecimientos educacionales tuvieron que suspender las clases presenciales en los colegios como una manera de mantener el distanciamiento físico de las personas, que es una de las medidas preventivas más aconsejadas por los expertos para evitar los contagios.

Esta semana se cumple un mes desde que profesores, estudiantes y apoderados comenzaron a trabajar mediante la educación a distancia, a través de distintas plataformas en línea, lo que resultó inevitable frente al rápido avance del COVID-19 en nuestro país.

Para muchos profesores de biología, este escenario es un gran desafío y en algunos se manifiesta como una preocupación que deben enfrentar a diario.

Según los académicos del Instituto de Biología de la PUCV Corina González y Hernán Cofré, ambos especialistas en didáctica de la ciencia y profesores del Magíster en Didáctica de las Ciencias Experimentales (MDCE/PUCV), las actuales condiciones de enseñanza y aprendizaje podrían ser abordadas como un trabajo en equipo, con flexibilidad, creatividad, comprensión y aprovechamiento de la gran diversidad de contextos que nos ofrece la virtualidad.  Señalan, por ejemplo, que sería de gran ayuda planificar clases tomando en cuenta la neurociencia del aprendizaje y las concepciones alternativas, ya que existe mucha investigación que ha mostrado la conexión entre la forma en que hacemos las clases (estímulos) y el aprendizaje (proceso mediante el cual el cerebro adquiere, organiza y utiliza la información constituyéndola en conocimiento). A esto se agregan algunas características de nuestro cerebro:  es activo y desde la experiencia tiene la capacidad de generar hipótesis y respuestas ante los fenómenos de nuestro entorno.

Ellos sugieren algo que puede ser muy simple y práctico, incluso en formato online (sincrónica o asincrónicamente), ofrecer una lista de afirmaciones a los estudiantes en la cual se evidencien errores o preconcepciones sobre el tema a tratar (también ofrecer como pregunta antes de ver un video o de mostrar una diapo). La idea es que participe la mayor cantidad de estudiantes a través del chat o el audio, y que incluso el docente pueda anotar algunas de las respuestas o hacer una “encuesta” frente a las afirmaciones hechas. Por lo tanto, el trabajo del profesor consistirá en “convencer” con argumentos sobre cuál es el conocimiento científico verdadero sobre el tema discutido. Estas discusiones o controversias motivan al estudiante más que simplemente escuchar o leer algún texto.

A partir de estas ideas, quisimos seguir profundizando sobre ellas con el Dr. Hernán Cofré para resolver dudas en torno al mejoramiento de las prácticas pedagógicas en el contexto de emergencia sanitaria actual, y esto fue lo que nos comentó:

1.- Cuando este período de pandemia haya concluido, ¿qué desafíos podrían plantearse los profesores de biología para mejorar sus prácticas?

Creo que al terminar la pandemia tendremos un aprendizaje del trabajo virtual que debería aprovecharse, no sólo por los profesores, sino, igualmente por el Ministerio de Educación, los colegios, las congregaciones y las fundaciones educacionales. Porque nos hemos dado cuenta de que, aunque nunca será lo mismo que estar presente, en persona, desde casa se pueden hacer muchas más cosas de las que pensábamos. Además, deberíamos potenciar habilidades en los estudiantes, trabajando con ellos en esas modalidades o con esas herramientas y productos.

Una de las cosas más importantes de estos tiempos de pandemia, e incluso de movilizaciones sociales, es poder manejar el currículum de forma inteligente. Y eso implica dos cosas. La primera es conectarlo con el contexto. En el curso de ciencias para la ciudadanía (tercero y cuarto medio) esto es más explícito, pero desde primero básico hasta segundo medio no es tan evidente, y muchas veces caemos en la enciclopedia y el foco en el contenido, más que ponerlo en el contexto de la vida diaria. Y esto se junta con la segunda cosa: debemos reconocer, distinguir, identificar, aquello que es más importante, lo que vale la pena explicar, aplicar y comprender si solo tenemos dos horas a la semana. 

2.- ¿Cuál debería ser el rol de los profesores de biología respecto a las preconcepciones o falsas noticias que manejan los estudiantes sobre el coronavirus?

Una de las grandes oportunidades que nos traen esta pandemia y el contexto en que hoy estamos viviendo, está relacionada con el rol de todo profesor de ciencia y en, especial, de biología. También es una oportunidad para que los estudiantes puedan buscar información confiable, recopilar buenos datos y conectar esos datos e información con conclusiones coherentes. En general, la mayoría de las noticias no son necesariamente falsas, pero a veces se cambian de contexto, se dicen de forma parcelada o realmente se equivocan desde la fuente.

También es importante decirles a los estudiantes que los científicos pueden diferir en sus conclusiones, y que no necesariamente hay una conspiración detrás de esa no coincidencia. Así es la naturaleza de la ciencia. En el último tiempo hemos visto que existen diferencias entre la recomendación de usar o no mascarilla y eso pasa porque hay algunos científicos que dicen: "no hay publicaciones concluyentes al respecto o la comunidad científica no lo ha corroborado; pero otros sí hacen afirmaciones desde sus propias investigaciones. Obviamente, lo que pasa ahí es que aún no se ha consolidado el conocimiento y faltan más investigaciones por realizar, pero nadie está actuando de mala fe o mintiendo. Es una gran oportunidad también para mostrar que la naturaleza de la investigación científica es diversa, pero igualmente importante.

Todo lo que ahora están haciendo los científicos epidemiólogos, estadísticos y otros, son estudios descriptivos, no experimentales, y son esos los que están salvando vidas, tratando de predecir los comportamientos de la epidemia y viendo cuales son las mejores medidas, no las vacunas, ni los experimentos. Si bien hay quienes piensan que la ciencia descriptiva no es ciencia, yo creo que es una visión que no necesitamos transmitir a los estudiantes. 

3.- ¿Qué función debiera cumplir la evaluación en los procesos de enseñanza y aprendizaje de los estudiantes en tiempos de emergencia?

La misma función que cumple siempre: ser la base de nuestra planificación e informarnos de cuánto están aprendiendo nuestros estudiantes. En ese sentido, debemos ser flexibles y aprovechar lo que nos permite este momento, en que podemos leer el chat de estudiantes que, quizás nunca hablan en clases, o que podemos poner en juego mucho más que la memorización de nombres y conceptos. Creo que, aunque sea muy difícil, hay que tratar de retroalimentar a cada estudiante de forma específica. Si esto implica que haya menos tiempo de clases online, bueno que las haya. Hay estudiantes que pueden avanzar de forma autónoma en muchas áreas, y ellos solo necesitan un guía que los desafíe a hacer más actividades, más entretenidas y más contextualizadas. Otros, en cambio, pueden necesitar más de nuestro apoyo, más guía y más atención. 

De todas maneras, al igual que como dije al comienzo, la evaluación debería enfocarse en aquellos temas centrales, fundacionales, indispensables que no podemos dejar de enseñar o desarrollar en los estudiantes. 

4.- ¿Cómo sugiere abordar los actuales espacios educativos que ofrecen las tecnologías a sus estudiantes?

Lo primero es ser creativos y comprensivos, porque todos tenemos distintos niveles de alfabetización digital. Habrá profesores, pero también estudiantes, que no manejen los recursos, que no puedan conectarse y que pierdan una clase o no puedan entregar un trabajo en una fecha u hora señalada.

Lo importante es que, si nos centramos en las ideas y los conceptos más importantes y, a su vez, los llevamos al contexto más cercano del estudiante, podamos dedicar varias horas en cumplir el objetivo de aprendizaje asociado a ello.

Obviamente, si en mi clase sincrónica hablé 40 minutos y di una tarea de búsqueda en internet en los últimos 5 minutos, probablemente muy pocos se conectarán luego en un chat; pero si mi clase consistió en una discusión sobre un tema contingente como el crecimiento de la pandemia, relaciones evolutivas (primero medio); rasgos genéticos que pueden hacernos inmunes al virus (segundo medio), o revisión de otras enfermedades infecciosas (ciencias para la ciudadanía), en la cual se explique un par de conceptos clave, luego se dé una tarea que implica una investigación científica real (no de textos en internet, sino de datos en la web), con la resolución de un problema o con una propuesta de proyecto, es más probable que una sesión de chat o un blog de respuesta de preguntas (reemplazando a la clase lectiva) puede ser más productivo.  

Para este académico la educación virtual ya es un tremendo desafío para profesores, padres y estudiantes. Por lo tanto, tal vez lo mejor sea ir combinando sesiones acotadas y significativas de clases sincrónicas, ya que esto tiene la bondad de acercarnos a la normalidad que teníamos, a la sala, o al estar en grupo, con sesiones asincrónicas de foros (por cualquier plataforma) en que se haga retroalimentación, con preguntas y respuestas.