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Entrevista a ex alumna del ICR PUCV: “Ser consagrada estuvo en mis posibilidades desde muy niña”

Carolina Molina es misionera de Cristo Resucitado (mcr) y hace 10 años vive en Brasil, en Rio Grande do Sul.

17.04.2020

Carolina Molina (mcr), ex alumna del ICR PUCV, actualmente dedica la mayor parte de su tiempo a un proyecto social, un microemprendimiento, que tiene por objetivo la generación de renta para mujeres en situación de vulnerabilidad y el cuidado del medio ambiente a través del reciclaje de aceite usado.

Asimismo, realiza otro tipo de actividades de espiritualidad  y acompañamiento en la fe con grupo de matrimonios, jóvenes y adultos, y se encuentra terminando un Magister en Filosofía.

¿Cuáles fueron sus principales motivaciones e intereses para formarse como profesora de religión?

Siempre participé en las actividades de la pastoral de mi colegio. De adolescente estuve en grupos parroquiales. Próxima a egresar de cuarto medio, sentía una curiosidad muy grande por comprender la Biblia y tenía un gran interés por entender las ‘cosas teológicas’. Sabía que podía hacer cursos de formación, pero yo quería ‘tomármelo en serio’, por eso decidí postular directamente al Instituto de Ciencias Religiosas. La verdad, no tenía interés en dar clases de religión, sino en yo adquirir conocimientos que dieran sustento teórico a mi fe.

 ¿Qué recuerda de su paso por el Instituto de Ciencias Religiosas de la PUCV?

Del ICR, ¡Tengo los mejores recuerdos!  Tiempo de bastante estudio y bellas amistades. El ambiente era muy familiar, de mucha proximidad entre estudiantes, profesores y funcionarios. Realizábamos paseos a Placilla, organizábamos peñas folclóricas y encuentros en la sala de estar del ICR.

Había proximidad y participación en las actividades de la Federación de Estudiantes y, personalmente en el Centro Alumnos del ICR. Recuerdo con mucho cariño, respeto y admiración a muchos de mis profesores.

Desde su punto de vista ¿Cuáles fueron las fortalezas de su formación profesional?

Tuve excelentes profesores en las áreas centrales de la Teología y una positiva experiencia en la práctica pedagógica. Reconozco que dedicaba tiempo a los estudios y me gustaba mucho lo que hacía.

¿Cómo surgió su vocación religiosa?

Ser consagrada estuvo en mis posibilidades desde muy niña. Ciertamente en muchos momentos. Luego de bastantes años de pastoral parroquial, y de pastoral social, con varias experiencias misioneras – inclusive de un mes en una ciudad de la India-  y de 3 años de vivir en una ocupación con una vivencia profunda de encuentro con Cristo en los más pobres. En el trabajo como profesora de religión, cuestionada por los alumnos, y por la gente de la calle con quienes realizábamos una actividad semanal fue que ‘recomenzó’ mi discernimiento vocacional, que terminó en pocos años con mi consagración como Misionera de Cristo Resucitado.

¿En qué le ha servido la formación recibida en el ICR en su trabajo como Misionera de Cristo Resucitado?

Ejercí como profesora de religión por algunos años. Participé en cursos de formación para agentes pastorales y estuve en la organización de varias actividades de pastoral social, catequesis y espiritualidad. Ciertamente en todas ellas la formación que recibí en la Universidad me fue de gran utilidad. Y, sin duda, por mi opción de vida, todo lo que aprendí en el ICR me ha sido de mucho provecho.

Tuve clases con grandes académicos, provocadores y exigentes, de esos que marcan y te hacen saber que la Teología se estudia de rodillas y con los codos. Fueron lindos y gratos momentos.

 

Natalia Cabrera Vásquez

Facultad Eclesiástica de Teología