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Columna de Opinión: "Siniestro hallazgo en Algarrobo"

Compartimos columna de opinión del Dr. Juan Daniel Escobar, académico de la Facultad Eclesiástica de Teología de la PUCV.

Hace pocos días, varios medios de comunicación mostraban lo que ellos llamaban cultos satánicos encontrados en Algarrobo. Por las imágenes presentadas, puedo concluir que aparentemente nos encontramos con un culto a San La Muerte, con muchos seguidores en Argentina. Esta leyenda comienza a forjarse en el siglo XVIII, en el sur de Paraguay y la provincia de Corrientes, la más antigua del nordeste de Argentina, y la podemos incluir en otras leyendas como Maruchito, Gauchito Gil, la difunta Correa y muchas más. Según se cuenta, un monje que tenía una gran preocupación con los habitantes originarios, e incluso los sanaba de enfermedades, fue acusado de brujería, delito gravísimo por esos tiempos, y fue sentenciado a ser encerrado en una celda sellada, donde por debajo de la puerta se le entregaba comida.

La leyenda cuenta que un día 20 de agosto, los carceleros entraron en la celda y se encontraron con que el monje estaba convertido en esqueleto y de pie, y levantó un dedo para mostrar a la persona que lo había acusado de brujería. Al poco tiempo, esa persona y sus compañeros, murieron por raras enfermedades. Como toda leyenda tiene varias historias, también se dice que el nombre “Señor de la Muerte”, vendría del hecho que este monje curaba a los leprosos y al ser encontrado muerto de pie, sería una anormalidad en la muerte humana.

Para los creyentes, quienes lo consideran al mismo nivel que un santo católico, recurren a él para lograr la intercesión de Dios en medio de una adversidad, protegerse de todo daño y tener suerte en la fortuna y el amor, la diferencia con el culto a los santos católicos está en que se le puede pedir que realice algún daño. La imagen con que se representa, y la vimos en el caso de Algarrobo, es el de un esqueleto que inspira temor, con una guadaña en la mano derecha, que nos mostraría una igualdad ante Dios. Los ojos rojos que encontramos en la figura representada, simbolizan la sangre, que une a todas las personas. La sonrisa del esqueleto, se interpreta como el conocimiento eterno sobre la vida y la muerte. Los mantos que lo cubren son de distintos colores, blanco, rojo, negro, pareciese que el color depende  más del gusto del seguidor, que de otro significado. Otros de los nombres con los que se designa a este monje y su culto correspondiente, es el de Señor de la Buena Muerte, y Señor de la Muerte.

Como la leyenda cuenta que el monje se vengó de sus acusadores, se entiende que tenga muchos adeptos entre los delincuentes, y encontremos figuras representativas en las cárceles, esto lo reafirma la oración de sus seguidores, que entre otras afirmaciones dice: “no permitas que me sorprendan por la espalda, no permitas que mi muerte sea violenta, no permitas que mi sangre se derrame”. Sin embargo, no podemos confundir esta leyenda y culto que se realiza en el cono sur de América, con la Santa Muerte que tiene su origen en México, a mediados del siglo XIX y que es muy practicada por narcos, asesinos y delincuentes en general, como tampoco con un culto satánico.