
En un ambiente de recogimiento y reflexión, la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso realizó en la Capilla de Casa Central su tradicional Misa de Navidad, celebración que reunió a autoridades, académicos, personal de apoyo a la academia y estudiantes en torno al sentido profundo del Adviento y la conmemoración del nacimiento de Jesús.
La Eucaristía fue presidida por el Gran Canciller de la PUCV y Obispo de Valparaíso, Monseñor Jorge Patricio Vega; y por el Vice Gran Canciller, fray Cristian Eichin OFM.
Durante la homilía, Monseñor Vega invitó a la comunidad universitaria a situarse en una actitud esencial de la fe cristiana: la de un pueblo que suplica, espera y se deja visitar por Dios. En ese contexto, subrayó que la oración propia de este tiempo litúrgico expresa el anhelo de que la luz de Cristo ilumine las tinieblas del corazón humano, recordando que dicha luz siempre llega como don y gracia.
Monseñor Vega destacó el pesebre como una imagen central del cristianismo y un lugar privilegiado donde se hace visible la cercanía de Dios con la humanidad. “Dios se acerca y entra en nuestra historia, visitando las zonas más frágiles de la condición humana. El crecer es una confesión débil, de contemplar a un Dios que se ofrece en la vulnerabilidad y que habla con el lenguaje del amor silencioso. Que se detiene ante el pesebre aprendiendo de la fuerza del evangelio, que brota de la mansedumbre y de la entrega”, indicó.
Una mirada hacia el pesebre
En su mensaje, el Gran Canciller hizo un llamado a volver al pesebre como centro espiritual, especialmente en un tiempo marcado por el cansancio, la presión y el consumo acelerado que muchas veces opacan el sentido profundo de la Navidad. Frente a ello, propuso el Adviento como un camino alternativo, donde la alegría nace del silencio, la contemplación y la interioridad, generando una serenidad que humaniza la vida en comunidad y fortalece la esperanza.
Monseñor Vega recordó que la Universidad nació de un acto profundamente espiritual, poniendo su camino bajo el signo del Corazón de Cristo, una raíz fundacional que sigue orientando su identidad y su quehacer académico. En un contexto de decisiones, discernimiento y legítima diversidad de opiniones, enfatizó la necesidad de cuidar la unidad institucional y los valores que la sostienen.
Asimismo, en referencia al escenario nacional y a los recientes procesos electorales, el Gran Canciller subrayó el llamado de la Universidad a renovar su identidad católica y su servicio a Chile, aportando una reflexión serena, formación integral y un compromiso permanente con la dignidad de toda persona. En ese sentido, reafirmó que la PUCV está llamada a ser un espacio de diálogo responsable, pensamiento crítico y servicio generoso al bien común, especialmente en tiempos que demandan sabiduría, luz y esperanza.
Por Juan Paulo Roldán
Dirección de Comunicación Estratégica