25.05.2016
Una sala de clases equipada especialmente para desarrollar una metodología con los propios estudiantes como protagonistas está siendo implementada en el Campus Sausalito de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Se trata de un Aula de Aprendizaje Activo, también conocida como A3, que dispone de herramientas tecnológicas para que los alumnos se desarrollen a través de la indagación, la cooperación y la enseñanza inductiva.
El aula, que fue financiada por el PMI Convenio de Desempeño para la Formación Inicial de Profesores de la Vicerrectoría Académica, es una de las primeras en implementarse en Chile. Cuenta con mesas semicirculares diseñadas para que los estudiantes se distribuyan en tres equipos de tres participantes cada uno, con un computador portátil, pizarras blancas a su disposición y pantallas en las que pueden proyectar la información de su ordenador.
En ese sentido, el Aula de Aprendizaje Activo es un espacio en el que el alumno puede investigar y transmitir su conocimiento a sus compañeros, mientras que el profesor juega un rol de facilitador, recorriendo los puestos, haciendo preguntas y apoyando el proceso. Las clases en este tipo de salas suelen ser discusiones grupales especialmente planificadas y estructuradas, en las que los jóvenes interactúan entre sí y con su profesor.
Además, con el desafío de sacar el máximo provecho de esta tecnología desde un punto de vista metodológico, la profesora Christina Petersen de la Universidad de Minnesota visitó la PUCV con la misión de capacitar y entregar su experiencia a un grupo de académicos para mejorar las prácticas y lograr mayores aprendizajes en sus estudiantes.
APRENDER DE MANERA COLABORATIVA
“El método tradicional tiende a hacer que los estudiantes memoricen grandes cantidades de información que olvidan una vez que se acaba el examen”, señala la profesora Petersen, quien explica que con este nuevo método los estudiantes interactúan unos con otros y con el material que tienen disponible, para así lograr un entendimiento más profundo de la información y además aplicar el conocimiento en distintas situaciones.
“Bajo esta metodología los alumnos trabajan de manera colaborativa y forman amistades, porque tienden a sentarse en grupos a trabajar colaborativamente, hay responsabilidad mutua por los proyectos que emprenden y tienen un acceso más cercano al profesor que está desplazándose alrededor de la sala de clases. Ellos aprenden en una postura menos pasiva; en vez de escuchar, trabajan con datos, usando información de internet, desde las mismas mesas, entonces pueden trabajar a un nivel más complejo”, menciona.
Alonso Rodríguez, director de Servicios de Informática y Comunicaciones de la PUCV, agrega que con esta nueva metodología se espera contar con profesionales no solo con conocimientos disciplinares, sino que además se distingan por saber trabajar en grupo, de manera colaborativa, que se comuniquen mejor y sean capaces de transmitir ideas.
“Se genera un conjunto de habilidades transversales, se aprende a discutir, a ordenar ideas para transmitirlas, presentarlas a los compañeros de forma más dinámica; desarrollarán habilidades comunicacionales, de argumentación. Buscamos que con ello disminuyan las tasas de reprobación, pues donde se ha aplicado esta metodología se ha mejorado en ese aspecto”, expresó.
La profesora Petersen, en tanto, se mostró emocionada con su visita a la Católica de Valparaíso y a la vez impresionada con la nueva Aula de Aprendizaje Activo que está siendo implementada. “Me siento muy feliz y orgullosa de estar acá y ayudar con esta metodología, y estoy aprendiendo a la vez mucho de Chile para llevarme de vuelta a Minessotta”, dijo, agregando que un importante desafío para los profesores es tener que acostumbrarse a no ser el centro focal del aprendizaje y a usar técnicas de aprendizaje activo y cooperativo.
Por Nicolás Jara
Dirección General de Vinculación con el Medio
