28.07.2015
La Escuela de Ciencias del Mar comenzó esta semana la tercera versión del Diplomado en Tsunamis que lleva el título: “Tsunami en la Costa de América Latina y el Caribe: Bases Científicas, Amenazas y Vulnerabilidad”, programa que entregará conocimientos teórico-prácticos sobre los provocados por estos fenómenos en la costa del océano Pacífico, abordando las bases científicas de estos eventos y la vulnerabilidad de la sociedad.
La inauguración del Diplomado contó con la asistencia del vicerrector de Investigación y Estudios Avanzados, Joel Saavedra, quien asistió en representación del rector Claudio Elórtegui; el director del Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada (SHOA), contraalmirante Patricio Carrasco; el representante residente de la Oficina de la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA), Takashi Ito; y el jefe del Departamento de Cooperación Bilateral y Multilateral de la Agencia Chilena de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AGCID), Enrique O´Farril.
Colombia, Ecuador, Perú y Chile se localizan sobre una de las regiones sísmicas más activas del mundo. La zona de subducción donde convergen las placas de Nazca y Sudamericana donde, además de generarse los terremotos más grandes de la historia, también se han producido los tsunamis con mayores repercusiones en la cuenca del Pacífico.
Ante este escenario, la Escuela de Ciencias del Mar de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso con el apoyo de JICA, AGCID y SHOA, organizó la tercera versión del Diplomado en Tsunamis, pensado para profesionales estratégicos en la reducción del riesgo frente a maremotos en la costa de Sudamérica, incluyendo a 27 profesionales de Colombia, Ecuador, Perú y Chile.
Al respecto, el vicerrector Saavedra agregó que la temática analizada es muy pertinente a la realidad geográfica y sísmica que posee Chile. “Se trata de un programa robusto del que se espera la activa participación de los profesionales que lo cursarán, de manera que cada uno de ellos pueda aportar a la evaluación de situaciones de riesgo y la propia experiencia que posee en su área profesional”.
Por su parte, el director del SHOA, contraalmirante Patricio Carrasco, señaló que “esta iniciativa es extremadamente importante, pues nos permite al igual que en las dos versiones anteriores tener profesionales más capacitados y compenetrados con lo que significa la amenaza de un tsunami en las costas de Chile y estar más preparados para mitigar los efectos del tsunami. No vamos a frenar la ocurrencia de un terremoto pero tendremos a personal más entrenados para enfrentar este tipo de eventos”, indicó.
REPRESENTANTE JAPONÉS: “ES IMPORTANTE COMPARTIR LO APRENDIDO ENTRE LOS PAÍSES”
El representante residente de JICA, Takashi Ito, precisó que Chile y Japón son países que comparten la ocurrencia de desastres naturales como terremotos y tsunamis, por lo tanto, pueden aprender mutuamente de estas experiencias. “Es muy importante compartir lo aprendido entre los países. No sólo entre Chile y Japón, también ampliarlo hacia otras naciones de América Latina y el Caribe (…) Los japoneses siempre estamos preparados frente a la ocurrencia de desastres naturales”, complemento.
El jefe del Departamento de Cooperación Bilateral y Multilateral de la AGCID, Enrique O´Farril, planteó que la cooperación internacional es parte de la política exterior de Chile y es un instrumento útil para acercar a los países en el ámbito de la integración regional.
“Chile tiene la responsabilidad de compartir experiencias en aquellas áreas donde el país tiene ventajas comparativas relativas, pero importantes, en este caso con países de América Latina y el Caribe. Al mismo tiempo, la cooperación chilena tiene una doble dimensión, pues tenemos brechas y necesitamos transferencia tecnológica y conocimiento en algunas áreas específicas y deficitarias. En este caso, la cooperación con Japón apoya a terceros países en conjunto y se basa en experiencias bilaterales exitosas que ambos países han desarrollado. A futuro, se espera formar a 2 mil funcionarios de América Latina y el Caribe en materia de gestión de desastres naturales”.
Finalmente, el académico de la Escuela de Ciencias del Mar y coordinador del Diplomado, Marco Cisternas, planteó que la PUCV ha avanzado bastante en la investigación sobre tsunamis y también está trabajando para traspasar estos conocimientos a la sociedad.
“Después de 2010, todas las instituciones aprendieron una gran lección: la necesidad de estar preparados y calificados ante la posibilidad de que ocurran este tipo de catástrofes. Chile está dando un paso más allá, pues la experiencia que hemos desarrollado en la PUCV con otros profesionales, la podemos compartir con países que no tienen esta experiencia. Tenemos una proyección internacional en esta transferencia de conocimientos”, indicó.
APRENDIENDO EN TERRENO
El Diplomado en Tsunamis se extenderá por tres semanas, las dos primeras corresponden a clases prácticas-teóricas en el aula, y la última a terrenos que incluirán visitas al Sistema Nacional de Alerta de Maremotos (SNAM) del SHOA; el Centro Nacional de Investigación para la Gestión Integrada de Desastres Naturales (CIGIDEN); el Centro Sismológico Nacional (CSN); y la Oficina Nacional de Emergencia (ONEMI).
Se realizarán salidas a Quintero para estudiar los efectos de los maremotos en la zona costera de nuestra región y se analizarán los casos de Valparaíso y Viña del Mar, donde se estudiarán sus cartas de inundación y cómo afectaría a estas ciudades un tsunami, se evaluarán las rutas de evacuación que ha propuesto el municipio y aprovecharán la cercanía para contrastarlo en terreno.
Entre los académicos que participan en el diplomado se encuentra el Dr. Marco Cisternas de la Escuela de Ciencias del Mar de la PUCV, quien integra el comité de expertos que asesora al SHOA, además del director del Centro Sismológico Nacional, profesor Sergio Barrientos, y el Dr. Marcelo Lagos de la PUC.
Además contará con la presencia del Dr. Tomoaki Ozaki de la Agencia Meteorológica de Japón, quien analizará los efectos del tsunami que afectó a ese país hace cuatro años.
Por Mirta Barramuño y Juan Paulo Roldán
Escuela de Ciencias del Mar/DGVM