16.04.2020
Desde hace unas semanas, nuestro país se ha visto sumergido en una crisis sanitaria ante la aparición y propagación del Coronavirus o COVID-19. Esta situación ha provocado que la mayor parte de la población adopte medidas de resguardo, como lo ha sido la cuarentena progresiva que ha decretado la autoridad y también, los cuidados preventivos individuales que las diferentes instituciones del área de la salud han recomendado para evitar el contagio del virus.
Una gran parte de las empresas e instituciones del país, y a modo de precaución, han instaurado la modalidad de teletrabajo para seguir funcionando. Esto ha traído que muchas familias hayan hecho realidad el concepto de Home Office. Sin embargo, esta modalidad no ha sido adoptada sólo por uno o dos integrantes, sino que prácticamente por todo el grupo familiar, desde los más pequeños de la casa con sus tareas y clases online hasta los adultos con sus teletrabajos. Y más aún, ya es posible encontrar en redes sociales evidencias de celebraciones de cumpleaños o reuniones de amigos a través de plataformas de teleconferencias.
Este fenómeno de concentración de personas en los hogares ha modificado el patrón de tráfico de datos de las redes de telecomunicaciones, en donde usualmente se tenían peaks en las mañanas y tarde-noches a pasar a un tráfico uniforme en casi todas las horas del día. Algunos de los responsables de este nuevo patrón son el uso masivo y casi constante de plataformas de teleconferencias (como Zoom o Meet), servicio de streaming de video (como Netflix o Amazon Prime-Video), videojuegos en línea, entre otros.
En el país, se manejan cifras que el aumento del tráfico de datos en las conexiones domiciliarias ha aumentado en un 30% en las últimas semanas y se esperan mayores aumentos si se decretan cuarentenas generales. Como dato, en países como España e Italia, en donde se han decretado cuarentenas generales, el aumento ha sido en torno al 50%.
La infraestructura de las empresas proveedoras de servicios de telecomunicaciones se basan en redes fijas y móviles. La capacidad y el buen funcionamiento de éstas son de vital importancia hoy en día, ya que en éstas recae la responsabilidad de que el país pueda funcionar manteniendo a gran parte de la población trabajando desde sus hogares. Así como las telecomunicaciones han sido cruciales para la recuperación de un país ante eventos catastróficos (como terremotos), lo son nuevamente ahora en tiempos de pandemia.
Por parte de las empresas de Telecomunicaciones, el correcto diseño, planificación y uso eficiente en la asignación de recursos en las redes permitirán que éstas no se saturen y mantengan un buen servicio y así, hacer frente de buena manera a este repentino escenario mundial. Esto provocará que la “experiencia de usuario” de los clientes sea positiva, al permitirles desarrollar sus actividades de manera correcta.
Por parte de los usuarios o clientes residenciales, éstos deben entender que la capacidad de los servicios de telecomunicaciones no es infinita. De esta forma, deben adaptar su comportamiento en relación al uso de datos, priorizando la conectividad para el desarrollo de teletrabajo, la educación (clases on-line) y el acceso a fuentes de información.
Para finalizar, y a modo de reflexión, es posible que esta pandemia cambie definitivamente la forma de interactuar entre las personas y sus formas de trabajar. Por ejemplo, se podría dar un aumento permanente de las reuniones virtuales en desmedro de las presenciales; un aumento de las funciones y horas de teletrabajo para algunas especialidades; un aumento y mejor calidad de la educación a distancia; entre otros. Todo esto requerirá que a futuro, sumado a la inminente llegada de la Industria 4.0 y el IoT (“Internet de las cosas”), las redes de telecomunicaciones y sus usuarios tendrán el desafío de adaptarse a una nueva realidad, en donde la academia, la industria y la sociedad deberán tomar esto como una oportunidad para co-construir un mejor Chile.
Dirección General de Vinculación con el Medio