23.03.2020
A partir de lo propuesto a nivel nacional respecto a que los estudiantes del país no asistan a clases para prevenir posible contagio por Coronavirus es importante tener en consideración algunas sugerencias que diversos expertos plantean:
Se hace necesario informar a los niños y jóvenes de la situación actual a nivel país. Para ello, los padres o cuidadores deben otorgar información de manera calmada, evitando sobreinformación y la exposición excesiva de los más pequeños a las noticias o redes sociales.
Lo importantes es tener y comunicar la sensación de tranquilidad, considerando que nuestros niños, niñas y jóvenes tienen derecho a entender los sucesos que ocurren y que esta situación es extraordinaria y momentánea. Para esto profesionales y organizaciones han dejado a disposición de la población, material en línea que permite hacer de esta compleja información, una accesible, concreta y constructiva. Recomendamos el Portal ARASAAC y el cuento elaborado por el Colegio Oficial de la Psicología de Madrid y la Editorial Sentir que se titula Rosa contra el virus.
De la misma manera es necesario saber qué piensan y cómo perciben lo que estamos viviendo, será importante conversar en familia preguntando cómo se sienten al estar en casa en la situación actual y qué ideas ellos tienen para que este tiempo sea provechoso.
Así también, cobra gran relevancia el educar respecto a medidas de higiene, autocuidado y responsabilidad social de modo que cada integrante del hogar aporte a mantener su espacio limpio y seguro. Se pueden utilizar canciones y cuentos que enseñen sobre higiene y responsabilidad personal en estas medidas por todos conocidas.
Las rutinas nos otorgan la sensación de estabilidad, orden y control. Si nos encontramos actualmente en la necesidad de mantenernos en casa, la idea es no perder estas rutinas, sino que adaptarlas y generar otras.
La mayor parte de las familias están concentrando por estos días sus actividades laborales, domésticas y recreativas dentro de casas o departamentos, por lo tanto ello amerita por sobretodo organización. En relación a ello se vuelve relevante contar con un horario consensuado que esté visible y sea accesible para todos los integrantes de la familia. Ello podemos concretarlo a partir de una pizarra, cartulina, hojas blancas, dibujos y/o palabras.
La distribución del tiempo debe considerar las actividades necesarias para la convivencia en el hogar, conocer lo que se acordó permite que los niños, niñas y jóvenes decidan y gestionen sus actividades con mayor autonomía.
Lo importante es equilibrar todos los quehaceres del hogar sin dejar de lado las necesidades de movimiento, entretenimiento y ocio propios de la infancia. Es decir, un balance entre actividad física con la restricción de no salir a otros espacios, con el control en la exposición a pantallas (celulares, tablets, computadores, televisión) y la proporción de actividades estimulantes que promuevan la creatividad. Considere en las rutinas tiempos para compartir en familia (cocinar, participar en juegos de mesa, ver fotografías), pero también otros tiempos individuales, así como de actividades escolares si es necesario.
Algunos establecimientos educativos han generado actividades para realizar en casa. Será una buena instancia aprovechar este espacio para acompañar a los niños, niñas y jóvenes en sus actividades escolares, ofreciendo ayuda si la necesitan o simplemente monitoreo o compañía en la realización de las tareas. Siempre es bueno que ellos nos muestren sus producciones y compartan con nosotros los adultos sus desafíos y logros. Sugerimos a los adultos responsables que puedan asignar un espacio del día para acompañar en ello. No somos profesores, la idea es entusiasmarlos a aprender y no generar emociones de frustración, logrando así que todos podamos disfrutar esta instancia. Ser pacientes es algo necesario.
Las actividades cotidianas en casa constituyen también una importante fuente de aprendizaje, consideremos también aquellas vinculadas a la autonomía y calidad de vida. Ahora que no hay apuro para salir de casa a tiempo, que los tiempos de alimentación, vestuario y aseo personal se pueden extender, procuremos que puedan ofrecer a nuestros niños, niñas y jóvenes instancias de desarrollo y progreso en cuanto a sus habilidades para la vida.
Importante es rescatar que este “encierro involuntario” puede ser transformado en una oportunidad para aprender y para estar en familia, estrechando y /o creando vínculos de calidad.