Las crisis, ante grandes desafíos país, son oportunidades reales de crecimiento, porque ellas nos convoca a todos. Las crisis, al cuestionar lo establecido, al propiciar un cambio de lógica en el modo en que vivimos, nos abren la posibilidad de repensar desde nuestra historia una nueva historia posible y mejor. Las crisis son oportunidades para que nos levantemos como Comunidad y desde ella salgamos realmente fortalecidos. Y no podemos negar que Chile está hoy en una profunda crisis a su modelo económico político. Luego estamos en tiempos de reflexión para poder repensar lo que somos, a dónde vamos y cómo lo haremos.

Ante esos desafíos que nos preocupan, debemos tener la capacidad de escucharlos a tiempo para que no crezcan y generen más daño. Debemos escuchar a los ciudadanos. Hay inquietud permanente por lo que acontece en Chile, desinformación y manipulación de muchas noticias, una alta ideologización de manuales de derechas y de izquierdas (manuales bastante trasnochados) y en especial, por una parte, hay miedo de distintos grupos de poder post dictadura a perder una forma de mantener sus privilegios en los que han vivido y, por otra parte, una gran ciudadanía con un enorme malestar que crece junto a la desconfianza a todo tipo de autoridad.

La única forma de tener una democracia sólida en Chile es fortaleciendo la institucionalidad. Y si ésta se viene abajo todo el país se hunde. Lo peor es la desconfianza a que el Estado no esté a la altura de lo que se pide o lo que es peor, que se le vea como el mal a combatir porque es parte de la propia corrupción, ineficacia e indolencia del sistema. Sin embargo, una comunidad bien articulada, coherente y consistente en sus partes, da un potencial único para luchar con fuerza, claridad y convicción con amenazas externas ideológicas, vengan de donde vengan.

Cada uno de nosotros está llamado desde lo que somos para fortalecer el país que queremos y que requiere con urgencia la ciudadanía. Las ideas están para confrontarlas, pero con altura. Por favor, no más cliché. Con el cuento de que algunos monopolizan hoy, por los medios de comunicación; por ejemplo, con los que saben qué es lo público o estatal para poder definir si una Universidad es o no pública y si por ello merece o no tales recursos económicos para subsistir.

Es realmente irritante escuchar tanto el "cómo" se dice y "lo que" se dice. ¿Saben? Una universidad "pública" por casi un siglo de la Región de Valparaíso, a lo mejor comparativamente a nivel regional con lo que es la Universidad de Concepción para la Octava Región, ha sido la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV). La PUCV es una universidad "pública" de la región y eso lo sabemos todos en Valparaíso hace décadas, aunque esta verdad moleste a más de alguno. ¿Qué es lo estatal? Debemos actualizar eso que se llama Estado o lo que quieren algunos llamar Estado por sus propios intereses ideológicos. Lo estatal es tejido social pluralista que de modo histórico nos permite saber lo que somos, cuidarnos entre nosotros y proyectarnos en un futuro. Y lo estatal, en uno de sus rasgos más fundamentales, pasa y se despliega por el eje institucional de las universidades públicas.

El Estado no es una entelequia depositada en algún lugar neutral del cielo que una ideología de turno sostiene contra otra. El Estado, como he dicho, somos nosotros en nuestro tejido socio-histórico y que expresa una institucionalidad plural, inclusiva en la diferencia, pero que se articula y actualiza como un Nuestro; y por ello mismo nos lanza a desarrollarnos en lo mejor de nuestras capacidades.

El carácter "público", por ejemplo, de la PUCV ha sido un Acontecimiento que ha generado tantos, por llamarlo de algún modo, bienes y entregables a Valparaíso, a su Región, a Chile y el mundo que lo podemos corroborar simplemente viendo sus frutos en estos largos años de su historia. La PUCV ya es un hecho que está en la institucionalidad histórica misma del la Región y del País. Lo mejor del carácter republicano del país se expresa en la PUCV y esto hoy no lo podemos negar ni olvidar. Somos expresión de esta nación y como tal nos hemos ganado el derecho de ser lo que somos y de seguir siendo luz para todos desde Valparaíso.

Y por eso en estos tiempos de crisis, la PUCV está dando lo mejor de sí para que el Estado funcione como la ciudadanía lo requiere hoy. Ciertas universidades han trabajado radicalmente para poder formar profesionales de alto nivel para Chile y levantar ideas país que nos permitan ser una comunidad cada vez más justa para todos sus ciudadanos y así poder eliminar la brecha de desigualdad que sigue todavía operando bajo la égida de este capitalismo voraz.

* Texto publicado en el diario La Segunda, el día viernes 26 de agosto de 2016