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El mar tira, y a veces tira fuerte

Por Felipe Miranda C.

Luis Santony Cortés, estudiante de Oceanografía y activista socioambiental: de Chanavayita a las redes juveniles del Pacífico Sur.

Criado en una caleta al sur de Iquique, Luis Santony Cortés Guerra ( 21 años, 3º año de Oceanografía) dejó Pedagogía en matemáticas para profesionalizar su vínculo con el océano. Hoy articula juventudes, ciencia y política pública; y lleva la experiencia de las zonas de sacrificio a foros internacionales, desde la COP27 hasta la Red de Juventud del Pacífico Sur.

La bruma salina se aferra a la piel en Chanavayita. Los botes regresan con la luz oblicua de la mañana y, desde la costa, el horizonte parece una promesa y una advertencia. Ahí creció Luis Santony Cortés. En su casa la frase era ley: “Estudia para no tener que trabajar del mar”. No era renegar del oficio paterno —su padre es pescador—, sino recordar que el mar es trabajo duro, incierto, a veces cruel.

Santony intentó obedecer: Pedagogía en Matemáticas. Nada calzaba. La crisis vocacional fue, en realidad, un ajuste de rumbo. “El mar tira, y a veces tira fuerte”, dice. Cambió a Oceanografía en la PUCV—generación 2023, hoy tercer año— y en casa ocurrió la escena que hoy cuenta riéndose: su hermana entró a la Armada y él, a las ciencias del mar. “Mi mamá no me ‘inscribió para esto’, pero ahora me ve feliz. Entendió que también se puede ser profesional del mar.”

Territorio y activismo: dos orillas del mismo oleaje

Chanavayita es zona de sacrificio. Alrededor se han instalado puertos, plantas desaladoras y otras faenas que reescriben el paisaje y la salud ambiental. “A las comunidades muchas veces no se las escucha —explica—. Por eso me defino defensor territorial y activista socioambiental: peleo por mi lugar y tomo el micrófono para visibilizar lo que pasa.”

Ese impulso lo llevó a Fridays for Future y luego a la COP27 (Egipto), donde expuso realidades locales de Chile y Latinoamérica. El viaje selló una certeza: la oceanografía podía ser la herramienta que su territorio necesitaba.

De regreso, se integró a Sustainable Ocean Alliance (SOA), donde hoy es encargado de comunicaciones. Desde Chile, su equipo tiende puentes entre laboratorios y tomadores de decisiones: participan en el grupo de cultura oceánica del CONA.

Los “cinco azules”: proteger lo que migra

En 2023, Santony fue parte de Save the Blue Five, una alianza impulsada por la Comisión Permanente del Pacífico Sur (CPPS) y socios regionales. El objetivo: priorizar la protección conjunta de cinco especies migratorias —delfines, ballenas, tiburones, mantarrayas y tortugas— que comparten rutas a lo largo del Pacífico suroriental. De ese esfuerzo nació la Red de Juventud del Pacífico Sur, que él coordina en Chile como punto focal.

“Diseñamos mentorías para que más jóvenes crucen el puente entre ciencia y política: cómo se toman decisiones, cómo conversar con el sector público y el privado, cómo incidir con datos”, resume.

“La política debe escuchar a la ciencia y a las comunidades. Ahí están las respuestas.”
         —Luis Santony Cortés

30x30: capacidades para el mar que viene

La invitación más reciente llega de la CPPS: Santony participará en la Conferencia Internacional por el 30x30 (áreas marinas y costeras protegidas del Pacífico Sur) en el módulo de Cooperación Internacional para el Fortalecimiento de Capacidades. La cita será el jueves 16 y viernes 17 de octubre de 2025; su intervención está fijada para el viernes 17, de 10:45 a 11:30, en el Salón Pérgola del Club Naval de Campo Las Salinas.

“Chile tiene capital humano y capacidad científica —dice—. Lo que falta es sinergia: un consenso científico que converse en serio con los tomadores de decisión y el sector económico (público y privado) para planificar a décadas, no solo a trimestres.”

Química del océano: aprender midiendo

En la Escuela, Santony se inclina por la oceanografía química. “Admiro el trabajo de la profesora Marcela Cornejo; hay un equipo muy seco”, cuenta. Ese interés baja a terreno en un proyecto con un colegio de Laguna Verde: entrenan a estudiantes en muestreo ciudadano y usan equipos para registrar oxígeno disuelto en la laguna. La escena es simple y precisa: jóvenes con sondas, libretas húmedas y preguntas grandes. Ciencia temprana con comunidad primero.

Planificar para no perder el mar

Santony no evade el dilema económico. “No se trata de negar la actividad productiva, sino de planificar. Extraer hoy dejando nada para mañana es perder el mar. Y perder el mar es perdernos a nosotros.” Frente a la crisis climática, insiste, los países oceánicos necesitan cartas de navegación: educación, ciencia abierta, participación y políticas públicas basadas en evidencia.

Cuando cae la tarde en Chanavayita, el oleaje repite una lección vieja y vigente: el mar tira. La pregunta —la de Santony— es hacia dónde lo dejamos tirar.