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Natalia Cabrera Morales, Alumni Derecho PUCV

Vínculos que marcan: el legado de sus profesores PUCV en la carrera de una investigadora en Cambridge

30.07.2025

Natalia Cabrera ingresó el 2013 a la Escuela de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Hoy, con apenas treinta años, estudia un doctorado en criminología en la Universidad de Cambridge, Inglaterra y colabora en investigaciones sobre mala conducta policial, violencia intrafamiliar, incorporación de profesionales psicosociales en la justicia penal e incluso inteligencia artificial en el mundo laboral. Su recorrido académico la ha llevado a publicar en revistas especializadas de política criminal y derecho penal, y su historia es testimonio de cómo la curiosidad intelectual puede trazar una carrera internacional desde las aulas de la PUCV.

Su interés por la docencia y la investigación comenzó antes de egresar, al publicar su tesis de pregrado y ser ayudante del departamento de Derecho Penal y de Teoría y Filosofía del Derecho. Al titularse, motivada por profesores y por su inclinación natural al estudio, decidió iniciar un Magíster en Sociología, experiencia que describe como clave para su formación: “Sabía que tenía que estudiar mucho, y por eso empecé el magíster. Me fue súper bien y trabajé en varios proyectos de investigación a la vez”. Durante ese periodo, publicó en revistas especializadas y se adentró en los estudios empíricos del derecho penal y la justicia.

A través de la investigación empírica, Natalia descubrió que lo suyo era la metodología, en especial los métodos cuantitativos. Hoy es ayudante de estadística y sus estudios combinan el análisis numérico con una mirada profunda a fenómenos sociales complejos como el crimen, la justicia penal y la violencia. Su tesis de doctorado en Cambridge, por ejemplo, está enfocada en la mala conducta policial, un tema que vincula con proyectos paralelos y con estudios previos sobre violencia intrafamiliar en Colombia y la incorporación de profesionales psicosociales al sistema penal chileno, cuyos resultados pronto serán publicados como artículos académicos.

Su camino a Cambridge no fue fácil. Natalia había sido aceptada un año antes, pero no pudo comenzar sus estudios debido al nivel de inglés requerido. “Fue lo más difícil de estudiar acá”, admite. La exigencia del idioma fue un obstáculo importante, pero gracias a la formación del magíster, donde la lectura era en inglés, y a clases particulares, pudo superarlo. Luego obtuvo la Beca Chile, que además de financiar su Magíster en Investigación y Criminología en Cambridge, también contemplaba estudios de inglés. Con ese respaldo, hoy se encuentra cursando el primer año del doctorado en criminología en una de las universidades más prestigiosas del mundo.

Aunque por contrato debe volver a Chile tras terminar sus estudios, su proyección inmediata es seguir trabajando en Inglaterra por un tiempo. “Acá hay muchas posibilidades”, señala con entusiasmo.

Sobre su paso por la Escuela de Derecho de la PUCV, Natalia es clara: “Se convive con profesores y estudiantes que son como una familia. Marcaron mi trayectoria de una manera muy profunda”. Destaca el acompañamiento y la cercanía de docentes como Luis Rodríguez y Enzo Solari, con quienes aún mantiene contacto: “Si no fuera por ellos, a lo mejor ni siquiera terminaba la carrera”. También recuerda con cariño a Laura Mayer, Guillermo Oliver, Jaime Vera y Andrea Pinto, quienes fueron claves en su formación: “Esa pasión por el conocimiento, el puro placer de estudiar, ni siquiera por la nota. Esa pura alegría de aprender, es un regalo que me dieron los profesores de la PUCV”.

Su experiencia en Derecho PUCV le dejó algo más que conocimiento jurídico: “Desde que los conocí a los 17, todos los consejos fueron orientados a hacer lo que yo quisiera con mi vida, y si quería seguir estudiando, tenía que jugármela por eso”. Reconoce que su vocación por enseñar y su forma de interactuar con estudiantes está profundamente influida por sus profesores: “Cada vez que yo hago clases, me acuerdo de ellos. Cuando planeo una clase o cuando interactúo con mis estudiantes”.

A pesar del conocido rigor de la escuela, valora profundamente su formación: “Uno sufre en la PUCV, no hay nada más desafiante que haber estudiado Derecho ahí. Estudiar acá en Cambridge no se compara con haber estado allá. Te prepara para todo”. En su opinión, el paso por la PUCV deja una marca permanente: “Después de ese pregrado, se queda preparado para cualquier cosa. Esa formación tiene un propósito y eso se muestra después en tu carrera”. Destaca también la calidad humana y la diversidad de la PUCV, en que alumnos con diversas historias y familias compartían aula como iguales: “independiente de las diferencias al entrar, la PUCV nos graduó como iguales”. Considera que esa diversidad es un patrimonio único e invaluable que aún marca la manera en que se relaciona con sus pares. 

Finalmente, deja un consejo para quienes hoy están comenzando ese mismo camino que ella recorrió: “Como abogado/a, da lo mismo lo que hagas, siempre te dará para vivir bien, entonces recomiendo perseguir lo que les apasiona. Ser disciplinado es la base, pero si además te apasiona lo que haces, te da ventaja y alegría por vivir. Que persigan lo que les apasiona, sobre todo si eso es el conocimiento, ese camino también existe”.

Facultad y Escuela de Derecho PUCV