La Inteligencia Artificial (IA) ha impactado profundamente a la humanidad, impulsando reflexiones sobre la transformación del mundo del trabajo y, de manera creciente, sobre la docencia en distintos niveles educativos, desde la enseñanza escolar hasta la educación superior. Este escenario ha abierto nuevos desafíos pedagógicos, éticos y sociales para las instituciones formadoras.
Este fenómeno fue abordado en el Congreso Internacional de Educación para un Mundo Globalizado (CIE-2025), realizado en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, donde el académico de la Escuela de Ingeniería Química, Daniel Pinto y el equipo denominado Comunidad IA, presentaron los hallazgos de un estudio que analiza cómo la IA está redefiniendo las prácticas docentes en la educación superior.
La investigación, de carácter cualitativo, examinó las implicancias pedagógicas de la incorporación de la IA en la docencia universitaria. En ella participaron 13 académicos pioneros en el uso de esta tecnología, provenientes de las áreas de Ingeniería, Periodismo, Derecho, Educación Física, Pedagogía en Matemática y Psicología.
Entre los principales usos identificados, un 61% corresponde a la búsqueda de información; un 23%, al uso como asistente virtual o chatbot; un 8%, a aplicaciones de realidad virtual; y otro 8%, a la identificación y análisis de aspectos éticos.
El estudio fue desarrollado por la Comunidad IA, integrada por las y los académicos Sandra Catalán (Escuela de Pedagogía), Lorena Bearzotti (Escuela de Ingeniería de Construcción y Transporte), Carolina Chávez (Instituto de Historia), Joaquín Cubillos (Instituto de Matemáticas) y Daniel Pinto (Escuela de Ingeniería Química). Esta comunidad funciona desde 2024 y la ponencia presentada en el congreso se basó en una investigación iniciada ese mismo año, financiada por los Proyectos en Docencia Universitaria.
El objetivo central del estudio fue responder a la pregunta: ¿qué cambia en la enseñanza universitaria con la llegada de la IA? Los resultados confirman que esta tecnología genera tanto oportunidades como desafíos en el ámbito educativo.
En ese contexto, el profesor Pinto explicó que, por ejemplo, en Ingeniería Civil de Minas se ha utilizado la IA para gestionar y diversificar pautas de evaluación, elaborar nuevas estrategias e instrumentos de aprendizaje, así como desarrollar rúbricas para distintos trabajos. “Se ha avanzado en evaluar de manera distinta, incorporando, por ejemplo, la elaboración de videos, tarjetas didácticas para resolver ejercicios y presentaciones más dinámicas”, señaló.
Hallazgos y aplicaciones prácticas
Uno de los principales descubrimientos del estudio es que la incorporación de la IA por parte de los docentes se realiza de manera gradual, mediante procesos de experimentación y adaptación, bajo el enfoque de “aprender haciendo”. Según el profesor Pinto, el objetivo no es reemplazar la labor docente, sino mejorarla: utilizar la IA para personalizar las experiencias de aprendizaje y optimizar los procesos de evaluación, manteniendo al profesor como guía y mentor.
“El cambio es muy significativo si logramos aprovecharlo para mejorar los procesos de aprendizaje e investigación. Por ejemplo, con un estudiante de tesis estamos trabajando con información geológica y un producto que estamos optimizando mediante programación. Con la IA hemos acelerado ese proceso; sin esta herramienta, nos habría tomado varios meses más. Esto permite que los estudiantes exploren más y desarrollen con mayor rapidez sus capacidades científicas”, explicó.
No obstante, el académico también advirtió sobre los riesgos asociados, especialmente en el ámbito ético y en la necesidad de revisar críticamente los resultados generados por la IA. “Hemos observado que algunos estudiantes se sienten inseguros, ya que aún no han desarrollado plenamente procesos reflexivos. El desafío es fortalecer habilidades como el pensamiento crítico y el trabajo colaborativo”, agregó.
La investigación concluye que la IA ofrece importantes beneficios pedagógicos al favorecer entornos de aprendizaje inclusivos y personalizados, además de permitir un uso transversal en distintas disciplinas de la PUCV, desde las ciencias sociales y humanidades hasta la ingeniería. Asimismo, posibilita la innovación en metodologías de enseñanza, el apoyo a estudiantes con necesidades especiales y el fortalecimiento de los procesos de evaluación y retroalimentación.
Si bien los y las estudiantes, como nativos digitales, integran naturalmente la IA en su quehacer académico —incluso mediante dispositivos móviles—, persisten desafíos relevantes. Entre ellos, se identifica una brecha tecnológica percibida, que dificulta su adopción por parte de algunos docentes. Además, aunque la IA puede apoyar el análisis crítico y la formulación de preguntas, es fundamental evitar la idea de que “resuelve todo”, especialmente cuando se dispone de información limitada, promoviendo siempre la revisión y contrastación de los resultados.
El trabajo del profesor Daniel Pinto y el equipo Comunidad IA reafirma el compromiso de la PUCV con la innovación educativa y con la incorporación responsable de nuevas tecnologías que contribuyen al fortalecimiento de una docencia universitaria de excelencia.
Por Juan Paulo Roldán
Dirección de Comunicación Estratégica
