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Reseña del Académico Humberto Augusto Maturana Romesín

(14 de septiembre de 1928 - 06 mayo de 2021) Q.E.P.D. Capítulo Académico, PUCV, 25 de mayo de 2021.

Humberto Maturana fue biólogo, filósofo y escritor. Entre los reconocimientos a su labor científica recibió, en el año 1994, el Premio Nacional de Ciencias. Su pérdida se lamenta en la academia chilena y el país, declarándose por parte de las autoridades nacionales duelo oficial en Chile por 3 días.

El Dr. Maturana inició sus estudios universitarios en la Universidad de Chile el año 1950, cursando 4 años de la carrera de Medicina, sin llegar a concluirla. El año 1954 continúa su formación en el Departamento de Anatomía del University College de Londres con una beca de la Fundación Rockefeller para especializarse en anatomía y neurofisiología. Entre 1956 y 1958 se traslada a la Universidad de Harvard y obtiene el grado de Doctor en Biología. Posteriormente, trabajó en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) hasta 1960.

Vuelve a Chile, a la Universidad de Chile, y ejerce como académico del Departamento de Biología de la Facultad de Ciencias, primero como profesor ayudante, para en 1965 alcanzar la jerarquía de Profesor Titular.

Su alto nivel intelectual fue un motivo de orgullo para la Universidad de Chile y para el país. Tuvo la genialidad de abrir la biología hacia otras disciplinas de la investigación y quehacer profesional, incluyendo a la psicología, sociología, medicina, periodismo, y educación. Esto, además de aportar al desarrollo de la biología misma.

Demostró ser un ágil escritor y divulgador de la ciencia en una gran diversidad de formas y “niveles de entrega”. Sin embargo, la secuencia de relaciones que teorizaba y trataba de explicar, en ocasiones sólo podían ser comprendidas por los especialistas. Destaca el concepto de autopoiesis como mecanismo de autorregulación y crecimiento de los seres vivos o de la vida. Probablemente sea esta una de sus ideas o teorías más conocidas. Asimismo, propuso el neologismo “lenguajear” para proponer que el origen de lo humano surge en el lenguajear como el modo de vivir y convivir que nos caracteriza.  Así, lo que guía el curso de nuestra epigénesis, en nuestro convivir humano, es la configuración de sentires íntimos y emociones en el continuo presente. Un presente cambiante determinado por el vivir y convivir cotidiano, inserto en un ámbito cultural del lenguajear. Esto se iniciaría desde nuestra concepción en el útero materno.

Como buen académico formó, y colaboró en formar, una generación de universitarios de diferentes especialidades. Hoy, sus numerosos discípulos hacen trascendente su legado científico y filosófico sobre el estudio de “la vida”.

Durante su trayectoria recibió significativos reconocimientos, destacando el Premio Nacional de Ciencias de Chile, el Premio McCulloch, otorgado por la Asociación Americana de Cibernéticos, el Doctorado Honoris Causa de la Universidad Libre de Bruselas, la Medalla Universidad de Santiago de Chile (categoría dorada) y el Doctorado Honoris Causa de la Universidad de Santiago de Chile.

Fue autor y coautor de más de 70 publicaciones de diversa índole, incluyendo libros, capítulos de libros, presentaciones en reuniones científicas o congresos de carácter nacional o internacional, conferencias y simposios. En ocasiones realizaba presentaciones a grupos de personas que le solicitaban exponer sus ideas. También, perteneció a varias sociedades científicas y formó parte de diversos proyectos de investigación y reflexión, entre otras muchas actividades a lo largo de su productiva vida académica.

Quizás, su obra más destacada, realizada en conjunto con el biólogo y filósofo Francisco Varela, es "De máquinas y seres vivos" (1973). Este libro, considerado como el epítome de la obra de Maturana, presenta de manera inédita el concepto y teoría de la autopoiesis.  Se plantea que los sistemas tienen la cualidad de reproducirse y mantenerse por sí mismos, incluyendo en este concepto a los seres vivos, como sistemas autopoiéticos moleculares, que se mantienen vivos mientras están en autopoiesis. Una década más tarde, también junto a Varela, escribió "El árbol del conocimiento: Las bases biológicas del conocer humano" (1984). En esta obra se profundiza la idea de la autopoiesis. Otra década transcurrió para publicar "El Sentido de lo Humano" (1992), donde reúne sus reflexiones en torno al ser humano.

Sus ideas lo llevaron a desarrollar una escuela de pensamiento humanista desde la ciencia. En la obra “Habitar humano en seis ensayos de biología cultural” (2008), escrita junto a Ximena Dávila, exponen las leyes sistémicas y metasistémicas de su pensamiento.

Adelantándose a su tiempo, algunos de los últimos temas que Humberto Maturana alcanzó a desarrollar, se encuentran hoy en el centro de la actualidad chilena y del mundo, incluyendo la eutanasia. Reflexiona que las personas deben poder escoger el momento en que mueren, el momento en que procrean y elegir a la pareja que quieren para convivir. La humanidad crecerá exponencialmente a menos que disminuyan los embarazos: que el embarazo no se produzca por negligencia. Piensa que la educación es fundamental en el entendimiento. En su opinión se debe permitir que los jóvenes den su opinión acerca del rumbo del país y que sean escuchados. La falta de oídos es uno de los motivos del resentimiento que se ve en la actualidad. Se sienten no respetados. Sin aceptación y respeto por uno mismo no puede haber aceptación y respeto por el otro, y sin aceptar al otro como legítimo en la convivencia, no hay fenómeno social, decía.

Maturana dudaba que los seres humanos seamos seres racionales por excelencia, pensaba que somos seres principalmente emocionales, y que usamos la razón para justificar u ocultar las emociones que determinan nuestras acciones.

En relación a la educación, destacaba la importancia de la “actitud” en el proceso cognoscitivo, donde la disposición, que depende de la percepción, es esencial para el logro del aprendizaje. Sus ideas y aportes son temas de discusión actual y han sido incluidos en los programas de diversas carreras universitarias, tanto sociales, humanistas y científicas.

En suma, lo humano para Maturana está dado por el contender biológico-cultural, que nos hace posible como seres, y que está constituido por nuestro vivir relacional en el amar a través del lenguaje y la reflexión, entendiendo al lenguaje como el curso que siguen las interacciones entre dos seres humanos. Se trata de interacciones recurrentes y continuas que nos aparecen como un fluir de coordinaciones conductuales, lo que podemos señalar como un simple “ponerse de acuerdo”.

Para finalizar esta breve reseña acerca del académico Humberto Maturana, queremos relevar que la herramienta más poderosa con que cuenta la academia, o el quehacer académico universitario, es la reflexión, la que necesariamente requiere tiempo, evolución y maduración. Sin duda, Maturana entregó una excelente evidencia vital de esta cualidad.

Valparaíso, 25 de mayo de 2021.