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Monseñor Eduardo Gimpert Paut

(1926-1937)
Primer Obispo de la Diócesis
Primer Gran Canciller de la PUCV

Eduardo Gimpert Paut nació en Constitución el 19/02/1867, en el hogar de Don Eduardo Gimpert y doña Carolina Paut da Silva. Aun no hay acuerdo entre sus biógrafos para precisar esta fecha. Sin embargo, así lo señala su secretario personal, el Pbro. Miguel Ulloa quien, además, relata que fallece en Valparaíso, a los 70 años de edad, el 29/08/1937.

Realizó sus estudió en el Liceo de Talca y los continuó en el Seminario de dicha ciudad, para finalizarlos en el Seminario conciliar de Santiago, donde fue ordenado sacerdote el 24/06/1889. Luego dictó clases y llegó a ser Ministro en dicha institución en 1893.

En 1896 pasó a la Parroquia de San Isidro de la capital hasta que Monseñor Mariano Casanova le nombró Gobernador Eclesiástico de Valparaíso, el 10/03/1906. Según la prensa de la época, fue una gran fiesta la que hubo en la Iglesia del Espíritu Santo del puerto, a la que asistieron numerosos fieles, en especial, las Religiosas del Buen Pastor, pues se trataba de la Consagración de un gran benefactor y hermano de dos religiosas: Sor María de San Eduardo y la Superiora de la Casa, Sor María de la Cruz.

La relevancia de este acto esta dada, entre muchas otras razones, porque este prelado inaugura, es decir, encabeza o crea una nueva realidad eclesial y social para Valparaíso. En efecto, al efectuarse la subdivisión de las diócesis en 1925, la Gobernación fue elevada al rango de Obispado y Monseñor Gimpert pasó a ser su primer pastor en el consistorio del 14/12/1925, tomando posesión de la sede el 30/04/1926.

En 1906, llegó a la ciudad puerto el Pbro. Gimpert, nombrado por el Arzobispo Casanova con el título Gobernador Eclesiástico de Valparaíso (Lo precedieron en el cargo: Pbro. Mariano Casanova (1872-1887); Pbro. Salvador Donoso (1887-1892); Pbro. Manuel Tomás Mesa (1892-1894); Pbro. Ramón Ángel Jara (1894-1898) y el Pbro. Luis Enrique Izquierdo (1898-1906).

La Revista Católica señaló en su crónica: “Santiago, 10 de marzo de 1906.- Hallándose vacante el cargo de Gobernador Eclesiástico de la ciudad de Valparaíso y vicario foráneo de la provincia, nombrase para que lo desempeñe al Presbítero don Eduardo M. Gimpert, con las mismas facultades de que han gozado sus predecesores. Despáchese el título correspondiente. -EL ARZOBISPO DE SANTIAGO.- Silva C., Secretario (RC, 17/03/1906: 301).

Eran tiempos de fecunda actividad benéfica en este puerto. Ese mismo año seis, transcurridos algunos meses de instaurado en la ciudad, una corresponsal describió la situación religiosa de la Gobernación que encabezaba el prelado Gimpert: “En estos últimos meses ha habido gran movimiento de fiestas religiosas y organización de obras santas, que contribuyen a fomentar la piedad y el espíritu cristiano en este puerto […]

A poco se familiarizaba con estas muestras de religiosidad, tuvo que hacer frente a una de las catástrofes más espantosas que recuerde nuestra historia local: el terremoto del 16 de agosto de 1906. La misma corresponsal nos relata aristas de cómo se vivió la tragedia en diversos sectores:

"Era aquella noche un cuadro vivo del juicio final: tres mil almas, lo menos, se hallaban reunidas (en Plaza Echaurren) en una estrechez que apenas permitía mirar hacia el cielo rojo que despedía lenguas de fuego [...] unos oraban a gritos y otros blasfemaban [...] el padre dominico (José Tomás Valle) atravesaba la plaza absolviendo a todo el mundo; ofrecía la absolución y la daba a todo aquel que la quería recibir [...] Pocos segundos después del temblor veíase todo el Puerto [...]

El clero, sin embargo, olvidado de sí mismo, apareció desde el primer momento en las calles y en todas partes para acudir en auxilio de las víctimas. El señor Gobernador Eclesiástico, Pbro. Monseñor don Eduardo Gimpert, hospedado en el Seminario, después de poner a salvo a los alumnos, salió del establecimiento acompañado de cinco sacerdotes profesores para ir en socorro de la multitud afligida.

Entre escombros, sacó de su refugio a las monjas carmelitas, cuyo convento estaba a pocos pasos del Seminario. Luego las puso en el Asilo del Salvador y más tarde entre las Monjas del Sagrado Corazón [...] El gobernador y los sacerdotes improvisan camillas para transportar los heridos que llevan ellos mimos por sus propias manos [...] El Gobernador atraviesa la Alameda, va a los Salesianos. Gustosos abren sus puertas, ellos con sus niños se acomodarán como puedan; las mejores salas serán para las 280 enfermas.

Doña Juana Ross le envía al Gobernador 115 cabezas de ganado para distribuirlas convenientemente. Monseñor Gimpert habla con las autoridades civiles para poner a su disposición al clero que pide como un favor cuidar de distribuir a los pobres el pan material" (RC, 01/09/1906: 219-237).

Transcurridos diez años desde la tragedia que enlutó a la ciudad, fue consagrado solemnemente obispo titular de Equinos, el 28/10/1916. La Revista Católica de entonces publicó:

"La Arquidiócesis de Santiago ha visto preconizar y consagrar obispo a uno de sus más preclaros sacerdotes, por su virtud, por su ciencia y por muy envidiables prendas de carácter, al que ha sido y es muy ilustre y bondadoso gobernador Eclesiástico de Valparaíso [...] Su consagración ha dado ocasión y motivo a nuestro primer puerto para hacer públicos sus sentimientos de respeto y de amor por su muy querido Gobernador Eclesiástico".

Entre sus innumerables obras educativas que le tocó presidir, sin duda que la más valiosa fue la creación de la Universidad Católica. En efecto, el 21/09/1925, se colocaba la primera piedra del Edificio que se inauguraría en marzo de 1928. En octubre del año '25, S.S. el Papa Pío XI lo nombró Obispo de Valparaíso. Es consagrado en solemne ceremonia el 30/04/1926. Luego que el Nuncio Apostólico en Chile, D. Benedicto Aloisi Masella, tomó el juramento de estilo al nuevo obispo, se procedió a dar lectura a las bulas pontificias que crearon la diócesis de Valparaíso y nombraron a Monseñor Gimpert para ocupar el cargo.

Eduardo Gimpert es el último de los Gobernadores Eclesiásticos que tuvo esta Provincia y, a su vez, es el primer Obispo de nuestra diócesis. El lema de su escudo episcopal fue: en la cruz está la salvación. Es también, el primer Gran Canciller de la Universidad Católica de Valparaíso.

De acuerdo a los Estatutos de nuestra Institución, el Gran Canciller es la máxima autoridad de la Universidad y su cargo reside en el obispo pro tempore de la diócesis, o en quien la administre, en el caso que haya sede vacante. Entre otras atribuciones y facultades, al Gran Canciller le corresponde velar por la ortodoxia y por el cumplimiento de la legislación canónica en la Universidad.

LABOR PASTORAL EN VALPARAÍSO

Nos tomaría gran tiempo enumerar la gran cantidad de iglesias, casas de religiosas y religiosos, las organizaciones católicas, obras educacionales, sociales y de beneficencia (asilos y hospitales) en colaboración con algunos ilustres vecinos, que se vieron materializadas. Pero cabe destacar, por ejemplo, la creación de las parroquias del Carmen, en el Cerro Bellavista; Chorrillos, Quintero y Villa Alemana. O también. Especial importancia le dio el prelado a la Acción Católica y a la aplicación de los principios del catolicismo social, según las enseñanzas de León XIII y Pío XI.

Pese a que no logró ver finalizada una gran iniciativa, sentó las bases para la terminación de la obra gruesa de la Catedral y organizó la diócesis. Sus restos, sepultados provisoriamente en el Templo de los SS. CC., fueron trasladados a la cripta de los obispos en la Catedral, donde descansan hasta el día de hoy.