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PUCV finalizó temporada musical con sonata de Beethoven

Una de las más grandes piezas del genio alemán cobra vida en manos de la destacada intérprete Analia Marigliano, como hito en la conmemoración de los 250 años del nacimiento de un revolucionario de la música.

Aunque su nombre, “Appassionata”, no fue el que le diera Ludwig van Beethoven, la sonata 23 en Fa menor, Op. 57, evoluciona desde la quietud a un intenso torbellino, dando buena cuenta del acertado título con el que ha sido hasta entonces conocida. Y no por menos es considerada una de las tres sonatas más importantes en el repertorio del alemán, junto con “Waldstein” y “Claro de Luna”.
 
En un año que musicalmente cobró especial relevancia por la conmemoración de los doscientos cincuenta años del nacimiento del prolífico Beethoven, la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso despide su temporada musical con una entrega exclusiva de esa imprescindible obra, que retrata un periodo creativo en que Beethoven marca la historia de la música docta en la transición de lo clásico al romanticismo.
 
El registro audiovisual-realizado en el Museo Palacio Rioja- fue estrenado el jueves 31 de diciembre a las 19:00 horas a través de las redes sociales de Extensión Cultural PUCV. Allí la pianista trasandina Analia Marigliano se enfrenta al blanco y negro del imponente piano Fazioli, a la vez que al desafío interpretativo de esta pieza musical. “La sonata tiene grandes contrastes de articulación, grandes contrastes de dinámica, los silencios tienen un poderoso significado y tienen características de explosión sonora. En muchos momentos Beethoven pareciera que utiliza el piano para lograr efectos de resonancia y no notas pulidas como Haydn o Mozart”, comenta la pianista.
 
La intérprete explica algunos aspectos expresivos de la obra: “el segundo movimiento es contemplativo, con un tema casi a modo de variación y llega a una síntesis de ese tema, con mixtura de fusas en la mano izquierda, creando un efecto muy celestial. Si el primer movimiento es una llamada de auxilio, el segundo refleja una añoranza, resignación o cierta esperanza. Aunque en el tercer movimiento ese sentimiento de ensoñación se corta y hay una suerte de persecución, una búsqueda de algo que pudo ser y no fue. Hay un tema muy característico con nota larga y corchea que da la sensación de apoyarse en algo, pero saber que no puede y debe continuar hasta el final. Técnicamente es un reto para el pianista, con pasajes difíciles, importantes técnicamente, y termina con un gran tema glorioso a modo de minueto, pero también casi como una reminiscencia de querer dar un carácter jocoso a esa tormenta pasada”.
 
Año Beethoven
 
La elección de esta obra no es fortuita. No sólo por su relevancia en la historia de la música en este año marcado por actos conmemorativos en honor al célebre compositor, sino porque – como explica Kareen Stock, Jefa de Proyectos Culturales de la PUCV, “viene a cerrar un ciclo que se inició en enero de este año, cuando la Orquesta de Cámara de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, junto al pianista Horacio Tardito, se presentaron en Zapallar para dar inicio a las que serían las celebraciones. Fue una de las pocas actividades presenciales que pudimos realizar y queríamos finalizar con una pieza intensa y significativa, grabada en las mejores condiciones posibles”.
 
Aunque la pandemia marcó la agenda artística a nivel mundial, la comunidad musical no dejó de conmemorar el hito Beethoven. “La Pontificia Universidad Católica de Valparaíso concluye esta temporada, en la continuamos haciendo música a pesar de la distancia y las condiciones existentes. Donde continuamos con nuestro quehacer formativo y de difusión en torno a la música docta universal y chilena. Fue un desafío tremendo y como tal y a pesar de todo, le ponemos broche de oro para homenajear a quienes trabajan con los valores del Humanismo, enfrentan el cambio y evolucionan y hacen la música inmortal”, concluye Kareen Stock.
 
Puedes ver la pieza aquí
 
Por Extensión Cultural PUCV