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Curso Latinoamericano de Biotecnología: La historia detrás de uno de los eventos más importantes de Latinoamérica

Corría el año 1980 y un grupo de aventureros profesores, tras el éxito de de dos eventos anteriores realizados por la Escuela de Ingeniería Bioquímica de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, el curso Principios de Ingeniería Bioquímica en 1977 y el Seminario sobre Ingeniería de Fermentaciones y Enzimas en 1979, deciden formar el primer Curso Latinoamericano de Biotecnología (CLAB).

Sin antecedentes anteriores y marcando un hito en la disciplina, comienza a desarrollarse, el que sería un referente a nivel, hoy día, Iberoamericano. “Efectivamente nosotros desde mediados de los años 70, comenzamos a dar algunos cursos de capacitación, porque la idea digamos, es que en ese momento la Ingeniería Bioquímica era desconocida, casi nadie sabía lo que era, y la biotecnología, que de alguna manera es el soporte para nuestra disciplina, todavía era algo que estaba muy en pañales. Entonces nos pareció que era interesante que pudiéramos hacer estos seminarios para poder difundir esta disciplina y empezamos a hacer estos cursos en los cuales tuvimos la contribución de algunos profesores extranjeros para dictarlo y llegó un momento en que pensamos que la situación estaba madura como para poder hacer un curso latinoamericano que pudiera entonces, entregar conocimiento y experiencia a nivel regional, y así surgió entonces este famoso CLAB.

En ese momento le pusimos el nombre de Biotecnología porque era una idea que estaba tomando mucha fuerza en ese momento, entonces era una manera de motivar a la gente a tomar este curso, pero en realidad deberíamos decir que este es curso latinoamericano de biotecnología de procesos, porque es el área en la biotecnología en la cual nosotros nos desempeñamos y la idea era difundir esto a nivel de Latinoamérica”, señaló Andrés Illanes, académico de la EIB y uno de los fundadores del curso.

Es así que desde 1980, y cada cuatro años, se realiza el CLAB, como una iniciativa de extensión de la Escuela de Ingeniería Bioquímica, orientada a dar a conocer su quehacer en los distintos ámbitos vinculados con su actividad como son los cultivos celulares, biocatálisis enzimática, biotecnología ambiental y bioenergía; integrando además temáticas sobre biología de sistemas y biorrefinería.

 “Desde el año 75 en adelante, fuimos estableciendo lazos con diversos países que trabajaban en el área nuestra y en ese tiempo los organismos de Naciones Unidas, varios de ellos financiaban cursos internacionales del tipo de perfeccionamiento académico profesional, entonces nosotros estábamos atentos a eso y teníamos experiencias con unos cursos que se realizan en Guatemala en el Instituto Centroamericano de Tecnología Industrial, ellos ya habían organizado dos o tres cursos de ese tipo, análogos y nosotros habíamos estado ahí. Entonces un determinado día el año 79, llegó a la Universidad un llamado que hacía Unesco para postular cursos de postgrado de este tipo, cursos breves de una o dos semanas y nosotros recibimos esta información y decidimos postular. Teníamos ya la imagen de los cursos que habíamos asistido en Guatemala y teníamos los contactos internacionales con distintos grupos en Latinoamérica y Estados Unidos y de ahí, entre Juan Carlos Gentina, que era el Director de la Escuela en ese momento, Andrés Illanes que estaba en la Vicerectoría Académica y yo, que estaba como Decano de la Facultad, entre los tres perfilamos este proyecto, lo presentamos para financiamiento y afortunadamente fue acogido y  ahí entonces, desde 1980 se realizó este curso, que llamamos Curso Latinoamericano de Biotecnología”, Fernando Acevedo, académico y fundador de la Escuela de Ingeniería Bioquímica.

El primer Curso Latinoamericano de Biotecnología se realizó en el mes de octubre y estuvo orientado principalmente a la aplicación de principios biológicos y de ingeniería al desarrollo de sistemas microbiológicos y enzimáticos. En su primera versión contó con la participación de 14 profesionales de nueve países latinoamericanos, con el auspicio de Unesco y Cectal y el patrocinio de Cinda y Mircen-Caribe. El primer curso fue un gran éxito, la verdad es que tuvo muy buena acogida tanto en otras universidades del país como en la industria de fermentaciones y en la industria de alimentos en su momento”, enfatizó el profesor Acevedo.

Las siguiente versiones de este exitoso proyecto serían desarrolladas cada cuatro años y desde su creación en la década de los 80, sólo ha sido postergado en dos ocasiones: en su VII versión el año 2002, y en la actualidad debido a la pandemia del Covid 19 que afecto al mundo. Es por ello que la actualmente es realizada en modalidad 100% online, para seguir contribuyendo al conocimiento y desarrollo del área de la biotecnología. “La razón del aplazamiento del clab el año 2002, que fue el año 2003, se debió a que Chile en ese momento fue organizador de un Congreso Mundial de Biotecnología, en el cual por supuesto nuestra Escuela participó, y eran un evento de tal magnitud que requería de una dedicación y tiempo de preparación enormemente grande y no tenía sentido realizar un curso en paralelo al Congreso y por eso tomamos la decisión de realizarlo el año siguiente. Pero después mantuvimos la secuencia que corresponde”, comentó Andrés.

Este curso, dictado en modalidad teórico-práctica, ha convocado en sus versiones anteriores a más de 450 participantes, tanto nacionales como internacionales, estos últimos provenientes de diversos países latinoamericanos: Argentina, Uruguay, Brasil, Perú, Colombia, México, Ecuador, Venezuela, Guatemala, Nicaragua, Cuba, Costa Rica, Bolivia, Paraguay, Panamá y El Salvador. Sumando, ocasionalmente, la presencia de participantes de España.

Grandes y reconocidos expositores internacionales han formado parte del evento que ha enorgullecido a sus creadores y ha contribuido de manera exitosa en el desarrollo profesional, industrial y productivo de los bioprocesos alrededor del mundo.

Más allá de la experiencia profesional

El aporte intelectual y el conocimiento, son sin duda, un gran aporte a la ciencia y la tecnología, pero el enriquecimiento personal y las aventuras en cada una de sus versiones, han quedado en la memoria de aquellos que comenzaron a forjar este camino, más aún cuando diferentes culturas se reúnen en torno a la experticia de sus expositores.

“A mi me tocó ser director de Escuela en uno de los CLAB, y bueno en la Ceremonia Inaugural siempre se estilaba de que hubiera discursos, yo tenía que decir algunas palabras y había un acto musical. En esa oportunidad tuvimos un conjunto folclórico y como yo era el director, no se les ocurrió nada mejor que sacarme a bailar cueca delante de todos y yo en mi vida he bailado cueca, así que fue algo bastante divertido”, recordó entre risas el profesor Illanes.

“En una clausura muy solemne de uno de los cursos recuerdo que un alumno que venía de Colombia nos pregunto muy ansioso que a qué hora era el baile y resulta que en Colombia todo acto académico termina con un baile, porque todos son fanáticos del baile y te imaginaras cómo quedamos nosotros, perplejos, nos mirábamos y nos preguntábamos que baile?”, comentó Acevedo.

Estas y tantas historias profesionales y personales han marcado sus 41 años de historia, que hoy ya suman 11 versiones y más de 500 participantes alrededor del mundo, y que en los próximos cuatro años, espera abrir nuevamente sus puertas y recibir con un caluroso abrazo a aquellos se reúnen en torno a su pasión: la biotecnología.

Por Vanja Gjuranovic