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No hay mañana sin presente del ayer. Memorias póstumas

Percival Cowley Vargas, SS.CC.

Percival Alfred Cowley Vargas es nuestro Tío, hermano de nuestro padre de nombre original William Percival Richard y que luego se castellanizó en Guillermo, hasta llegar a Willie como le decía Radomiro Tomic y sus amigos, o bien Billy como le decía nuestra madre.

Estas memorias las perseguimos durante años. Siempre dijo que su condición de sacerdote le impedía el relato, pues numerosas de sus conversaciones y vivencias estaban en el ámbito privado y personal de su tarea. Sin embargo, existía una vida intensa con numerosos ángulos que abordar y que desde su experiencia, podía transmitir a su familia, a sus centenares de amistades, a quienes lo acompañaron en su vida espiritual y a tantas y tantos que lo conocieron.

Percival vivió intensamente y este texto es su propia síntesis del tiempo que le tocó en pleno siglo XX; con la segunda guerra, revoluciones y contrarrevoluciones, cambios profundos en la cultura y el nacimiento de un mundo nuevo que busca cómo asentarse en un cambio de época que percibía.

Queremos expresar nuestros agradecimientos a todas y todos quienes contribuyeron en su vida a su formación y a su experiencia, a sus compañeros de ruta en la Congregación, su segunda familia, a sus amistades, a la señora María que lo conocía como el que más, a los que sirven en la casa de Faustino Sarmiento de los SS.CC. y que lo acompañaron en su última etapa y a tantas personas con las que mantuvo contacto en su vida y que nos han hecho llegar sus testimonios y sus historias con Percival.

Muy especialmente queremos agradecer a la facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso por su colaboración y compromiso para ver materializada esta publicación. Tanto la PUCV como su escuela de Derecho tienen especial signifcación para nuestra familia, por cuanto han brindado formación profesional y jurídica a nuestro padre, a Percival y también a uno de nosotros, y es con ellos con quienes también mantenemos una relación de comunidad a través del Fondo Bibliográfico de Derechos Humanos y Fundamentales asociado a la Fundación Cowley.

Finalmente, sirvan estas líneas como testimonio para que nuevas generaciones se involucren en los asuntos de la sociedad desde cualquier lugar que se pueda servir a otros, como fue el anhelo de Percival, en su particular interés por ver una renovación y legar sus propias pasiones por la vida en comunidad y la dignidad de la persona, haciéndolo al modo que gustaba repetir en esa frase de Chesterton que dice que, para entrar al templo, hay que sacarse siempre el sombrero, pero nunca la cabeza.

Percival, fue para nosotros y nuestros hijos e hijas, un poco papá y también un poco abuelo y las líneas que siguen nos sirven a nosotros y, creemos que también, a muchos con los que tuvo vínculos. Que disfruten estas memorias póstumas que solamente han sido intervenidas en aspectos formales y de orden para una mejor comprensión y que se anclan en el ayer para vivir el futuro.

Carolina, Eduardo, Gonzalo y Felipe Cowley Palacios.

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