15.05.2018
Rodeado por inclinadas pendientes y quebradas nació el Parque Escuela 36 en el cerro Larraín, un claro ejemplo de cómo la unión y la organización entre los vecinos permitió transformar un microbasural en un espacio recreativo y ecológico, en un verdadero lugar de encuentro.
Sin embargo, solo se podía ingresar a él a través de una empinada y peligrosa escalera que ponía en riesgo la integridad de las personas ante un mal paso. Es por esta razón que, con fondos de la Dirección General de Vinculación con el Medio (DGVM) de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, se construyó una pasarela de acceso gracias a un proyecto que encabezó la profesora de la Facultad Eclesiástica de Teología, Carmen Márquez.
“Con apoyo de la DGVM, nuestra universidad financió los trabajos para construir las vías de acceso al parque, tendientes a facilitar la entrada de niños, personas con movilidad reducida y de la tercera edad que viven en el barrio. Son más de 90 alumnos de la PUCV los que han participado en este proyecto”, precisó la académica.
Y precisamente durante la ceremonia de inauguración, agradeció la posibilidad de que estudiantes pudieran realizar sus proyectos solidarios, “de encontrarse con la comunidad y darse cuenta de que pueden ser un aporte”.
Para Rui Cardoso, alumno de intercambio que llegó desde Portugal a cursar el último año de Arquitectura en la Católica de Valparaíso, y que encabezó las labores de construcción de la pasarela de ingreso a la plaza, ha sido “una felicidad el haber trabajado con los habitantes del sector, sobre todo por lo que significa compartir y ayudar desde la perspectiva constructiva-social”.
Asimismo, destacó la acogida que le brindaron los vecinos. “Como extranjero, me he sentido incluido y bien recibido en la comunidad. Creo que es lo mejor”, indicó.
VECINOS VALORAN CONTAR CON UN ESPACIO DE ENCUENTRO
Los habitantes del sector solo tenían palabras de agradecimiento para la PUCV, tanto por los fondos conseguidos a través del concurso de la DGVM que incentiva el trabajo con la comunidad como por el trabajo de los estudiantes voluntarios.
“Nosotros solos no habríamos podido realizar esto (…) La fuerza que dan los jóvenes incentivan a los vecinos a participar. Lo que ellos hicieron contribuyen a mejorar el entorno, y con ello hacer una mejor ciudad”, comentó en la ocasión la presidenta de la junta de vecinos Nuevo Horizonte, Lorena Brunet.
Para la vecina Carmen Varas, la recuperación del sector es muy significativa, pues “yo vengo desde que era una escuela, acá estudiaron mis tres hijos mayores (…) Es una espacio para toda la comunidad, y que ha servido para la unión de los vecinos”.
Por su parte, Pamela Figueroa destacó el tener un parque donde antes había un basural, lo cual ha implicado mejorar la calidad de vida de los niños y adultos, que ahora cuentan con un lugar de encuentro. “Incluso la relación con la basura ha cambiado, porque acá antes todos venían a botar escombros”, ahondó.
SOBRE EL PROYECTO
“Desde el año pasado estamos trabajando con los alumnos de los cursos de la asignatura de formación fundamental Ética Cristiana, que ocupan la metodología Aprendizaje y Servicio (A+S) y estudiantes nacionales y extranjeros del programa de intercambio de la carrera de Arquitectura de la PUCV, quienes formaron el grupo RE+1, en un proyecto que transformará un microbasural del Cerro Larraín en un parque recreativo”, explicó sobre el proyecto la docente Carmen Márquez.
“Junto a los vecinos del sector comenzamos a despejar este espacio que contará con vías de acceso para personas con discapacidad, un escenario para eventos artísticos, juegos para niños, un huerto orgánico y un futuro salón multiuso”, agregó.
La académica precisó que en este espacio ubicado en calle Santa Lucía 437 existieron dos escuelas públicas que desaparecieron en 1975 producto de un incendio, dando lugar a un basural. El año pasado la Municipalidad de Valparaíso entregó a la junta de vecinos este espacio en comodato para que los habitantes mejoraran su calidad de vida y lo transformaran en un área recreativa y ecológica mediante los diversos proyectos impulsados.
Asimismo, aclaró que los alumnos PUCV se han coordinado con los vecinos, quienes se organizaron en una ONG que bautizaron como “META”, en tanto que la fundación “Más Tierra” y los estudiantes de los cursos involucrados impulsan la creación de un huerto orgánico, ya que este espacio posee una vertiente natural de agua.
Por Juan Pablo Guerra
Dirección General de Vinculación con el Medio