La poca duración de ciertos aparatos ha dado de qué hablar en nuestra sociedad. Recordemos el episodio protagonizado por varias empresas tecnológicas conocidas e incluso demandas que han interpuesto algunos usuarios que han denunciado que sus dispositivos se ralentizaron de forma excesiva al poco tiempo de uso.
Estas situaciones se vinculan directamente al fenómeno conocido como “obsolescencia programada”, teoría que sostiene que los productos son diseñados con una vida útil limitada para fomentar el consumo.
Daniel Yunge, académico de la Escuela de Ingeniería Eléctrica de la PUCV, señaló que los artefactos posean una fecha límite de utilidad “va asociado al mismo libre mercado. Toda la economía funciona mejor, en teoría, cuando hay consumo”.
En la misma línea, Guillermo Cabrera, profesor de la Escuela de Ingeniería Informática de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, aseguró que la obsolescencia programada mete al usuario “en un ciclo de botar para reemplazar”, donde se crea una costumbre por tener el artefacto más novedoso o reciente en el mercado.
En tanto, Herbert Spencer, diseñador UX (enfoque en la experiencia de usuario) y docente de la Escuela de Arquitectura y Diseño de la PUCV, concordó con que es el consumo el que motiva esta tendencia a programar la inutilidad de los artefactos, “pero en el fondo también es el crecimiento. La economía necesita crecer todo el tiempo. Esto es fruto de eso, de cómo está funcionando la sociedad”.
Repensar la tecnología
Por otro lado, Cabrera destacó la importancia de repensar la tecnología y su obsolescencia. “Estos productos en sí mismos son contaminantes”, advierte, relacionado cómo la lógica de botar y reemplazar termina potenciando la contaminación. “Hay que ver posibilidades de producción más limpias: baterías ecológicas, aparatos más sustentables, hay todo un desafío ahí y en investigación al respecto también”. Al igual que Spencer, asegura que gran parte del cambio partirá de los usuarios, asegurando que “deben educarse”.
Finalmente, son varios los desafíos y cuestionamientos personales que los consumidores deben realizar a la hora de elegir un aparato electrónico. La tecnología, a pesar de ser obsoleta con cada vez mayor rapidez, está muy lejos de abandonar nuestra sociedad y la mejor forma de vivir con ella es, según lo que hemos podido entender, es adquirir una participación más activa en el proceso selectivo, e informándonos sobre nuestros aparatos y el cómo estos funcionan y/o prolongan su vida útil.
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