28.07.2017
Investigar el fenómeno de la recreación neoárabe en la arquitectura de Chile durante el siglo XIX y XX, indagando las diferentes vías por las que esas formas llegaron a Chile en cada una de sus categorías artísticas, es el objetivo del proyecto Fondecyt liderado por el Dr. español José Moráis Morán.
En su exposición, que formó parte de la Tercera Sesión del Grupo de Estudios “Circulación de la información, objetos y personas” del Instituto de Historia de la PUCV, dio a conocer algunos textos que abordan esta materia y expuso además un listado de edificios de estilo neoárabe que se han construido en territorio nacional.
“El imaginario oriental en Chile en el siglo XIX: orientalismo en la arquitectura y pintura chilena” es un libro de Mauricio Baros, académico de la Universidad de Chile y supone un buen punto de partida para la investigación. Sin embargo, para José Moráis el término “orientalismo” es ambiguo para definir una corriente arquitectónica en Chile. “Mis estudios irán en la línea de categorizar el fenómeno artístico que se está viviendo en esa época, para luego hacer una investigación histórica. Orientalismo o neoárabe no significan nada si uno no explica a qué modelo arquitectural en concreto se están refiriendo los constructores de los edificios chilenos”, explicó Moráis.
El profesor comentó que existe un gran problema en este tipo de textos porque la arquitectura de fines del siglo XIX y principios del XX debe primero tener categorías conceptuales. “Concretar qué modelos del arte árabe estamos definiendo y entender cuáles son las vías por las que llega a Chile es algo fundamental que se debe explicar”, destacó.
El reciente libro “Alhambras: arquitectura neoárabe en Latinoamérica” escrito por Rafael López Guzmán y Rodrigo Gutiérrez Viñuales es importante, pero en él no dedica ningún capítulo a esta arquitectura en Chile. Solo en la parte final del libro tiene un corpus donde se representa un edificio de este país: El Palacio de la Alhambra de Santiago (cuyo arquitecto es Manuel Aldunate y Avaria, obra del año 1863).
El profesor indicó que este palacio aparece citado en los libros como una “fantasía oriental”, otros autores lo describen como “derroche exuberante”, “un sueño santiaguino”, “morisco”, “fantasía bizantina”, “copia del palacio de la Alhambra”, términos que para el investigador no son válidos, porque no son científicos para abordar o comprender esta arquitectura de una manera lógica.
Respecto al Palacio de la Alhambra de Santiago indicó que se debe definir en el futuro quién es el que genera el modelo de las yeserías y de este inmueble en general, más allá de la impronta del arquitecto. “No utilizaría ninguno de los términos de fantasía empleados anteriormente. La portada del edificio en su parte baja claramente es una evocación de las portadas de tipo cordobés califal, mientras que los pabellones laterales son evidentemente recuperación de formas nazaríes de Granada. El arco mixtilíneo recuerda las representaciones selyúcidas en madera, de los siglos XI y XII, realizadas en los territorios de Irán o Irak. Se puede decir que hay categorías, en cada una de esas partes, por lo que hay que intentar encajarlas dentro de sus respectivos modelos”, determinó.
Asimismo, Moráis aclaró que uno de los primeros casos documentados de “alhambrismo” de toda América Latina es el de este palacio santiaguino. “¿Por qué Chile es pionero en estas fórmulas? es algo que intentaré responder ¿por qué vía está accediendo Aldunate y Avaria al alhambrismo? ¿a través del mundo hispano o francés? Determinar si hay más vías de acercamiento a la arquitectura islámica será uno de mis propósitos”, informó.
EDIFICIOS NEOÁRABES EN CHILE
El profesor Moráis se detuvo en su análisis en la particular arquitectura del Palacio Díaz-Gana (1883) del arquitecto alemán Theodor Burchard. “Para abordar el estudio de este edificio hay que ver otra vía que es precisamente la del conocimiento de la arquitectura islámica presente en el norte de África (Túnez, Argelia y Marruecos). Aquí no se ve la influencia de España y el Al-Ándalus (territorio de la península ibérica bajo el poder musulmán durante la Edad Media, entre los años 711 y 1492). Para explicar por qué se construye en Santiago este palacio hay que investigar otras influencias”, destacó.
Otros ejemplos de arquitectura neoárabe en Chile son los siguientes: Palacio Morisco o Casino Español de José Miguel Retornano (1903-1904) en Iquique; el Mausoleo de Claudio Vicuña del Cementerio General de Santiago de Teobaldo Brugnoli; y la Casa Giménez de Antofagasta (1812) diseñado por el arquitecto José Espiau y Muñoz y construido por Jaime Pedreny. Todas estas construcciones están siendo ahora mismo analizadas por el investigador.
Moráis también destacó la llegada a Valparaíso, en el año 1848, de Claude François Brunet De Baines, considerado el primer arquitecto de Chile. A él se le encargó la creación de la primera cátedra de arquitectura, fundada por decreto supremo del 17 de noviembre de 1849. En su obra titulada “Curso de Arquitectura Escrito en francés para el Instituto Nacional de Chile” (1853), calificado como el primer manual de arquitectura de América Latina, el autor describe las primeras nociones de los distintos tipos de arquitectura y dedicó un espacio para explicar el estilo que provenía del mundo árabe.
Por Natalia Cabrera Vásquez
Instituto de Historia