04.07.2017
Más de 100 proyectos solidarios han sido liderados por estudiantes de la Universidad durante el año 2016 y 2017 como parte del curso de Formación Fundamental Ética Cristiana. Ellos han participado junto a importantes organizaciones solidarias de la zona, realizando trabajos comunitarios y con alto impacto social.
Precisamente, para conocer la percepción y el impacto que ha generado tanto en los alumnos y beneficiados el desarrollo de estos proyectos, las profesoras Carmen Márquez y Kreti Sanhueza de la Facultad de Teología de la PUCV, lideran un estudio que contará con el apoyo de la Dirección de Innovación y Emprendimiento de la Universidad, correspondiente a la Vicerrectoría de Investigación y Estudios Avanzados.
“El proyecto consiste en que a través de encuestas, entrevistas grupales y en profundidad, podamos conocer la percepción y el impacto que generó la implementación de esta actividad de aprendizaje tanto en estudiantes como en los socios comunitarios. Con los resultados podremos propiciar mejoras en su aplicación y analizar las implicancias educativas y éticas que ha ido generando su ejecución”, explicó la profesora Carmen Márquez.
Asimismo, la profesional mencionó que se creará una página web de los proyectos solidarios realizados, en la que se socialicen, difundan y recojan las experiencias de estudiantes PUCV y beneficiados. “En este sitio se podrá llevar un registro de las iniciativas solidarias, ofreciendo una plataforma en la cual se pueda dar a conocer y acceder a la postulación de diversos proyectos de innovación y emprendimiento social”, destacó.
APRENDIZAJE Y SERVICIO
“Los proyectos solidarios, bajo la metodología de aprendizaje y servicio, son desarrollados gracias al contacto generado con diversas organizaciones sociales. Estas iniciativas son parte de la asignatura de Formación Fundamental Ética Cristiana de la PUCV, siendo un curso de carácter obligatorio para todos los estudiantes de la Universidad”, precisó la profesora Carmen Márquez.
Esta asignatura se imparte todos los semestres, dictándose para alrededor de mil 500 estudiantes de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.
La metodología de aprendizaje y servicio busca potenciar la articulación explícita de las acciones de servicio con los contenidos de aprendizaje realizados en el aula, de manera planificada y continua en el tiempo. El servicio se lleva a cabo en una comunidad a partir de las necesidades concretas manifestadas por ellos mismos mediante un proceso de diagnóstico participativo con el fin de generar un cambio e innovación en esa realidad.
“La metodología posee tres etapas: observación y diagnóstico participativo; generación de un proyecto inicial, el cual es co-evaluado con la comunidad, resultando de ello la generación de la iniciativa final que será implementada. En todo este proceso los estudiantes son los protagonistas, generándose en ellos un tipo de aprendizaje activo y significativo, potenciándose un vínculo con la comunidad de manera crítica y participativa”, concluyó la académica.
Por Natalia Cabrera V.
Facultad de Teología