20.05.2016
18 de mayo se conmemora el día contra la explotación sexual infantil y adolescente. Temática sensible en nuestro país, ya que según datos de Sename, durante 2016 fueron ingresados a su red de protección 499 niños, niñas y adolescentes víctimas de explotación sexual en alguna de sus formas.
Por ello, y recordando que no hay excusas frente a este crimen que afecta a niñas y niños cada vez más pequeños, en la Casa Central de la PUCV se realizó el seminario “Sumando Miradas: Desafíos actuales de Intervención en Explotación Sexual Comercial de Niños, Niñas y Adolescentes”, organizado por Sename, y que contó con la participación del académico de la Escuela de Trabajo Social, Edgardo Toro.
En la oportunidad, el profesor Toro presentó por videoconferencia la ponencia “Primavera, verano, otoño, invierno... primavera. Algunas ideas para pensar y discutir sobre lo que hacemos (y no) en la intervención en ESCNNA e infancias”.
Una de las reflexiones entregadas por el académico fue que “todo tiempo pasado no fue mejor” en términos de explotación sexual y abusos, pues a lo largo del tiempo en distintas civilizaciones los niños han sido abusados. “La violencia sexual y la explotación es una variante histórica, hay un montón de ejemplos de ello en distintos momentos de la historia”, expresó.
Desarrolló que “por tanto, hablar de cuidado, de protección, de no abusar de los niños, es absolutamente una novedad histórica. La consecuencia de eso es que no tenemos un referente histórico para decir que no hay que abusar de los niños. Se ha abusado de ellos, se han usado para venderse, y se han usado para que cuiden a otros. La idea de cuidar a los niños solo tiene 3 siglos".
En relación al apoyo que deben recibir las víctimas de abuso, planteó la idea de soporte de largo aliento, pues “hay un acuerdo de que las víctimas necesitan apoyo de largo aliento, que no tiene que ver con el período que duran los proyectos. Hay una etapa crítica entre los 18 y 25 que debe ser cubierta por servicio social, y en el caso nuestro creo que hay un vacío. Incluso en sociedades en donde la independencia es valorada a muy temprana edad, está claro que eso es un desafío que tiene que ser cubierto por el Estado, y eso es un gran desafío para nosotros”.
“La indignación es una buena emoción, porque reconoce algo que no es digno, y atenta directamente contra la indiferencia, y la indiferencia es la fuente principal que sostiene las prácticas de explotación. Por lo tanto yo valoro esa indignación que se está generando. A propósito de las redes de explotación también podemos participar de redes solidarias", concluyó.
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