06.11.2015
“Es necesario esclarecer situaciones y recuperar confianzas. Estos dos aspectos son necesarios para un desarrollo sustentable con mayor transparencia” fueron las palabras con las que el profesor Raúl Allard dio inicio a una jornada sobre ética empresarial realizada en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, y que fue organizada por el Capítulo Valparaíso de la Academia Chilena de Ciencias Sociales, Políticas y Morales del Instituto de Chile.
La actividad contó con las intervenciones de los académicos y miembros de número de la Academia, profesores Enrique Barros y Sergio Molina, y los académicos de la Católica de Valparaíso, Juan Pablo Faúndez y Orlando de la Vega, con la participación del profesor Raúl Allard como moderador.
De este modo, Enrique Barros expuso que “ética se refiere a la excelencia humana. Que un político quiera poder y un empresario quiera ganancia es algo que pertenece a la naturaleza de sus actividades. Mucho poder es malo, abusar de él también. Algo parecido pasa en los negocios. La pobreza y la humildad no pueden ser exigidas a los políticos, salvo que sean santos y héroes, pero no podemos aspirar a un mundo de santos y héroes. Lo que se necesita solamente es buenas costumbres, prácticas correctas, reglas escritas y no escritas que definan la frontera de lo admisible”.
Sin embargo, se mostró optimista al considerar que estamos pasando de ser un país incapaz de crear instituciones fuertes, democráticas y liberales, hacia un desarrollo institucional más fuerte. “Yo creo que estos golpes van a ir cambiando progresivamente la forma de hacer política, las prácticas empresariales. Vamos pasando de una sociedad en la que se tolera el abuso, porque es inevitable o simplemente aceptado, a uno formado por una clase media educada, más que sus padres, y cuyos hijos van a ser más educados que los actuales. Personas que tienen un concepto de sí mismos, y que tienen un poder suficiente desde su posición para exigirle más a todos”.
En tanto, el profesor Orlando de la Vega, quien habló sobre ética y confianza, expuso que el propósito de las organizaciones es cumplir con su objeto social, aquello para lo cual fueron creadas, y en el camino es necesario que se generen excedentes para su sostenibilidad. “El gran problema es que hemos confundido medios con fines, y desgraciadamente hoy día está instalado en la sociedad pensar que el fin de la organización es ganar dinero, y en algunos casos se entiende que esto debe ser a cualquier costo”, dijo.
Para el académico, la pregunta pertinente en esta situación es qué está pasando con las personas responsables de gobernar las empresas "La naturaleza humana es trascendente. Si bien somos individuos, eso lo hemos asociado a ser individualistas, y uno de los problemas que nos aquejan como sociedad moderna es el egoísmo y el narcisismo, olvidando que el verdadero sentido, y particularmente de quienes tienen la responsabilidad de gobernar, es procurar la conducción de la organización para satisfacer bienes comunes”.
Juan Pablo Faúndez de la Facultad Eclesiástica de Teología, realizó la ponencia “Ética empresarial: del precio al valor”, señalando que “somos seres morales. Permanentemente debemos justificar las decisiones que vamos asumiendo en las diferentes situaciones en las que abrimos oportunidades y alternativas que consideramos adecuadas para conseguir nuestra realización personal y colectiva. Por eso la ética es una disciplina teórico práctica que pretende suscitar y justificar hábitos conductuales orientados hacia lo que deliberamos como bueno o conveniente en un contexto determinado”.
Finalmente, para Sergio Molina no hay que olvidar que las empresas no son solo un medio de producción de bienes y servicios, sino una unidad de personas que deben trabajar en armonía para lograr de forma eficiente sus propósitos productivos. “Existen valores éticos reconocidos en las empresas, que deben ser explicitados al personal, para que los tengan presentes en el cumplimiento de sus funciones, como coherencia, veracidad, cumplimiento de disposiciones legales, consideración al medio ambiente, participación, credibilidad, seguridad en la distribución de costos y beneficios, entre otros” señaló.
“Es importante pasar de un concepto de empresa como una unidad de producción a una organización humana en la que participan todos sus trabajadores independiente de la posición que ocupan, ésa es una condición necesaria para lograr un comportamiento ético en la empresa”, concluyó.
Dirección General de Vinculación con el Medio