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A cinco décadas de la primera Travesía por América

En 1965 se realizó el primer viaje artístico y poético convocado por el fundador Godofredo Iommi, que buscaba proclamar a Santa Cruz de la Sierra como capital poética de América. En la actualidad, la Escuela de Arquitectura y Diseño de la PUCV organiza todos los años viajes a distintos lugares del continente, en los que erige una obra artística como regalo.

Imagen foto_00000003Este año se cumplen cinco décadas de la primera Travesía, inspiradora de los actuales viajes artísticos y poéticos que organiza la Escuela de Arquitectura y Diseño de la Católica de Valparaíso. Convocada por el poeta fundador Godofredo Iommi (Godo), tuvo por objetivo revelar la identidad del continente y a él se invitó a intelectuales de prácticamente todo el mundo.

Este periplo tuvo su punto de partida en Tierra del Fuego, desde donde emprendieron rumbo hacia Santa Cruz de la Sierra, lugar que finalmente sería proclamado capital poética de América. Sin embargo, solo llegaron hasta Villazón, frontera entre Argentina y Bolivia, ya que el destino programado estaba bajo la línea de fuego de las guerrillas encabezadas por Ernesto “Che” Guevara.

A lo largo de este recorrido fueron realizando pequeñas obras artísticas y proclamaciones poéticas en los distintos puntos por los que fueron pasando, descubriendo una determinada particularidad del continente. Esto es lo que finalmente queda plasmado en el Poema de Amereida, obra poética a través de la que se entiende la poesía y el oficio.
Cinco años después, y como un hito muy importante dentro de esta historia, nace la Ciudad Abierta en Ritoque, que termina siendo la encarnación de esta aventura poética y donde confluyen vida, trabajo y estudio. Es aquí donde el alumno aprende la arquitectura, proyectando y construyendo al mismo tiempo, y apropiándose del oficio en carne propia.

Imagen foto_00000004Pero es en 1984 que Godo se da cuenta de que la enseñanza de la arquitectura y el diseño habían alcanzado un estado genérico. De acuerdo al profesor Rodrigo Saavedra, “se pensó en otras abstracciones y se planteó un nuevo plan de estudios. En esta proposición entró, por un lado, la matemática, pero no entendida desde un punto de vista instrumental sino que como la construcción de un lenguaje, y que se llamó ‘música de las matemáticas’. Por otro lado, confluyó una reflexión poética, creativa y de oficio sobre el continente, que nos exigió salir para dar inicio a las Travesías. Para recibir el don de América, que es su cultura, nosotros tenemos que regalarle obras”.

El regalo que entregan estos “viajeros” tiene un carácter artístico, vinculado netamente a la revelación de una identidad y no necesariamente tiene que ser funcional o utilitario.

Con el tiempo, según explica Saavedra, los formatos han ido cambiando: “En un comienzo, los fundadores de la Escuela, principalmente Godofredo Iommi y Alberto Cruz, decían que las obras de arquitectura eran ‘breves y leves’. Pero con los años, con las distintas teorías surgidas en los talleres y con los profesores, van teniendo una gran diversidad. Así hay obras que van desde una escultura situada en un lugar, algunas como un manifiesto y que duran un solo día, hasta otras que tienen mayor funcionalidad, como un centro comunitario o un aula para una escuela”.

La idea fundacional de las Travesías era llevar la experiencia a los alumnos, de manera que pudieran vivirla y se apropiaran de las abstracciones. Junto a Ciudad Abierta, son muy integradoras de los valores que se planten desde la Escuela y valiosas para un aprendizaje que permita vincular la experiencia de un proyecto de construcción y la integración de la dimensión poética. “El alumno queda ante una completitud muy compleja y vivida”, señala el académico.  

Imagen foto_00000002¿CUÁLES SON LOS DESTINOS?

Si bien a través de estos viajes han recorrido parte importante del continente americano, el lugar al cual deben llegar no es designado al azar. Desde los inicios, “la destinación era manifestada por el propio poeta, prácticamente como un mandato. Él era la palabra y el oficio la accionaba”, explica el académico. Sin embargo, con el paso del tiempo fueron los profesores quienes han desarrollado sus propias teorías a partir de las travesías y de los estudios que se desprenden de los talleres, siendo ellos quienes escogen los rumbos.

“Sin embargo, también recogemos, por ejemplo, una invitación de un municipio, porque ahí hay algo que hacer y donde la Travesía puede revelar algo interesante.

EL SELLO DE LAS TRAVESÍAS EN LOS ARQUITECTOS PUCV

Para Rodrigo Saavedra, “los arquitectos de nuestra Escuela tienen una impronta especial que los distingue del resto. Cuando salen de acá, se impregnan de la necesidad de emprender una aventura en su vida. He visto que muchos de ellos optan por irse a lugares alejados, y donde implícitamente trae aparejado una aventura”.

Asimismo, reconoce que un número importante también sale del país a realizar otros estudios, porque en ellos quedó plasmado un espíritu viajero y, en cierta medida, la Travesía invita a ir hacia lo desconocido.

Finalmente, y como reconoce el profesor de la Escuela de Arquitectura y Diseño, estos viajes permiten fortalecer “la capacidad de, con pocos recursos, lograr hacer más cosas, ya que van aprendiendo en la medida de las obras que van haciendo, del trato con los materiales, que nos hacen ver que se puede construir con lo que se tiene, con lo que hay en el lugar, lo que a su vez hace posible desarrollar una intuición económica  y capacidad de gestión”.