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EDITORIAL 10 AÑOS | Crecer para servir

Compartimos las reflexiones de P. Gonzalo Bravo Álvarez, decano de la Facultad Eclesiástica de Teología PUCV, en el marco del X Aniversario de nuestra Facultad.

18.10.22

Crecer para servir

Por P. Gonzalo Bravo Álvarez, decano de la Facultad Eclesiástica de Teología PUCV.

La conmemoración de los primeros diez años de la Facultad Eclesiástica de Teología de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso nos llama a agradecer a Dios su creación, que fue animada fundamentalmente por el entonces rector, don Claudio Elórtegui, ante el crecimiento del Instituto de Ciencias Religiosas y también ante la convicción de que debíamos tener un camino sólido, prudente y también sapiente de la disciplina.

Hasta ese momento, habíamos desarrollado diferentes campos de investigación, formación y vinculación que nos hacían pensar que ya era momento de dar un salto importante en la institucionalidad de la oferta teológica de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Dicho esto, se realizaron los trámites formales y decisivos en Roma, donde fuimos testigos del respaldo para que la PUCV, dada su tradición y el estado en el cual se encontraba el desarrollo de la ciencia teológica, formara parte de la oferta de la Iglesia para la formación de seminaristas, religiosas, religiosos y también laicos por medio de una nueva Facultad Eclesiástica de Teología.

Fue así como convocamos a personas vinculadas a las áreas teológicas, formativas y filosóficas en vías de implementar un cuerpo académico competente con capacidad de investigación, de academia y de vinculación con las diferentes instancias teológicas a nivel nacional e internacional, objetivo que en estos diez años hemos cumplido con creces entregando una sólida oferta formativa, tanto a nivel de pregrado como a través de una serie de diplomados y cursos a distancia, semipresenciales y presenciales, donde las tecnologías nos han permitido seguir avanzando.

Junto con esta dimensión primera de acción de gracias, también es importante agradecer el compromiso que la Universidad ha brindado a nuestra Facultad a través de diferentes instancias institucionales, entendiendo que nuestra unidad académica tiene una dependencia directa con Roma, como todas las Facultades Eclesiásticas del mundo. En este sentido, la doble afiliación institucional que nos vincula con Roma y lo que es la Universidad, nos permite caminar por dos sendas de seguridad y también de servicio.

Aquí es donde nacen los grandes proyectos y grandes desafíos de la actual Facultad, toda vez que en ella debemos unir el servicio de la Facultad con la Iglesia diocesana a la cual estamos nosotros llamados y vinculados por esencia. Este es uno de los desafíos más grandes que se nos despierta a nivel de profesores y profesoras de religión y también la formación permanente del clero -sacerdotes, diáconos, religiosas y religiosos- a través de los programas que ofrece nuestra Facultad.

Al mismo tiempo, entendemos que la Facultad de Teología no pervive por sí misma sino en cuanto se relaciona con el medio y es así que estamos llamados a hacer reflexión contingente con temas relevantes de la sociedad que impacten en decisiones importantes para nuestro país. La teología no es una ciencia externa y llamada solo a la dimensión de la verticalidad con Dios, sino más bien a la horizontalidad en la que cree cada vez que Jesús, Dios en naturaleza humana y divina, se ha encarnado, por tanto todo lo que es del ser humano pertenece también al ámbito de lo divino.

La intención de una Facultad es crecer para servir, porque si no se sirve siempre se decrece, aunque las estructuras aumenten pero las disposiciones no sean tales. Por lo tanto, lo que se viene para más adelante es la convicción firme de seguir sirviendo a la Iglesia que crece, que tiene nuevos desafíos determinados por la interdisciplinaridad, sinodalidad y sobre todo el desafío de la santidad.

En este décimo aniversario, estamos llamados a aprovechar la confianza que los dicasterios de la Educación Católica en Roma nos han regalado, la confianza en una Universidad que siempre nos ha asistido y sobre todo la confianza de una Iglesia diocesana que permite que sigamos cumpliendo nuestra altísima función en relación con la ciencia teológica y también con el servicio a las demás personas en su formación cristiana, humana y de evangelización.