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Estudiantes del Magíster en Geografía realizan su primer terreno por la Carretera Austral

En compañía de sus profesores, el curso de postgrado del Instituto de Geografía recorrió el extremo sur de Chile durante una semana. Profesores y estudiantes comentan la travesía con sus anécdotas, aprendizajes y desafíos.

Fue entre el 19 y el 26 de abril que las 6 integrantes del Magíster en Geografía, acompañadas de su director, Andrés Moreira y los profesores Hermann Manríquez y Fernanda Rojas, efectuaron con éxito su primer terreno de postgrado.

Transportándose vía aérea hasta Puerto Montt, el curso se dirigió a través de una Naviera Austral a Chaitén como destino, extendiendo su estancia en Villa Santa Lucía. Durante la travesía, les acompañó el guía local Daniel Dueñas, quien aportó sus conocimientos como guía y les trasladó en vehículo a los diferentes sitios de interés.

De esta manera, se visitó el Museo de Sitio de Chaitén, y se realizaron excursiones al cráter del Volcán, las Termas del Amarillo, el Parque Nacional Pumalín, además de recorrer la comunidad misma de Villa Santa Lucía, con atención al aluvión que afectó a una parte importante de su comunidad en 2017. 

El propósito del viaje era “estudiar, de forma integrada, los efectos de la erupción del Volcán Chaitén (2008) y del aluvión de Villa Santa Lucía (2017). Se corroboró en terreno los impactos de ambos eventos en el paisaje, desde una perspectiva geográfico física y también desde una perspectiva de geografía social para comprender la resiliencia que las y los habitantes de Villa Santa Lucía poseen frente a desastres naturales, según comentan los profesores Andrés Muñoz y Fernanda Rojas.

En torno a las actividades concretas que contempla el Magíster, y que se repasarán en las presentes asignaturas del semestre, se elaboró una cartografía geomorfológica y el mapeo participativo con habitantes de Villa Santa Lucía, quienes fueron afectados/as por el aluvión. Fue en estas instancias donde sus estudiantes pudieron evidenciar la variedad de rasgos geomorfológicos y culturales repasados en clases.

Aprendizajes y vivencias

El viaje transcurrió con vivencias de aprendizajes y desafíos, como ha de esperarse. Un trayecto con lluvia sin parar fue lo que les deparó, la cual varía de un año a otro, y si bien el año pasado no había llovido en esta fecha, durante la semana del terreno no cesó ni un solo día. 

De acuerdo a lo comentado por los profesores Muñoz y Rojas, la subida al Volcán Chaitén se logró hacer en una mañana en que amainaba la lluvia, aunque una tremenda granizada les cubrió al llegar al cráter. Ante estas situaciones, el apoyo logístico del guía y su vehículo fueron esenciales, gracias a quien el curso pudo llegar cada tarde a un refugio u hostal en se les esperó con una estufa a leña para secar la ropa, y una buena cena para “calentar el cuerpo y el espíritu”. La nieve también se hizo presente, cuando de regreso les pilló en la cuesta Moraga entre la Villa y Chaitén. 

Y si se trata de destacar ciertas vivencias del terreno, lo más interesante para los profesores fue “constatar que la geografía tiene las herramientas conceptuales y prácticas para tomar decisiones, en cuanto a habitar de buena forma territorios que son en cierta forma hostiles para el ser humano”. 

La anterior idea resurge en el contexto de la erupción y aluvión que afectó a la comunidad de la Villa, y con quienes el curso tuvo la oportunidad de conocer cómo se enfrentaron al desastre, destacando “la capacidad de resistir y permanecer en el territorio, pese a las pérdidas humanas, de infraestructura y de los errores de organismos estatales a cargo del rescate y recuperación de la comunidad. La visita al Museo de La Bandera en la Villa, a cargo de la persona que lo ha impulsado, Gladys Cárcamo, es un sitio emblemático para conocer el drama y también la capacidad de resiliencia de la población”.

Daniela Peña, estudiante del curso, también destaca el intercambio con el entorno y su gente: “Lo más interesante fue poder compartir con las comunidades locales (tanto de Chaitén como de Villa Santa Lucía) y poder aplicar nuestros conocimientos geográficos para ayudarles a reconstruir sus propias historias desde un enfoque de resiliencia. A pesar de lo impactante que pueda ser el estudiar los efectos de amenazas naturales, considero que esto es uno de los aspectos más valiosos del trabajo en terreno en nuestra disciplina, poder generar instancias de aprendizajes desde una perspectiva integral del territorio”.

“Fue un gran aprendizaje el convivir con personas que llevan con orgullo y transmiten a las nuevas generaciones una fuerza interior inmensa para habitar un territorio increíble en sus paisajes e intenso en los desafíos de ser habitado… En este sentido, queremos agradecer la voluntad y disposición de las y los habitantes de Villa Santa Lucía para participar en el mapeo participativo”, concluyen los profesores.