30.10.2020

“La Encíclica Fratelli Tutti como seres humanos nos inserta en el corazón de los problemas sociales. Me atrevo a decir que este documento nos sacude de toda comprensión de una fe intimista o de una fe privada para obligarnos a tomar nuestro rol social en cuanto  cristianos”, señaló la Dra. Loreto Moya, académica de la Facultad Eclesiástica de Teología PUCV, en el conversatorio "La Fraternidad desde una perspectiva femenina e interreligiosa".

La profesora dictó una ponencia en esta actividad organizada por la Universidad Católica del Norte, iniciativa que es parte de un ciclo de conversatorios sobre la Encíclica del Papa Francisco Fratelli Tutti: “El desafío de la Fraternidad”.

La académica mencionó que este texto entrega muchos mensajes que pueden servir para reflexionar sobre los problemas no resueltos en Chile y que se han reflejado evidentemente con mayor fuerza desde el 18 de octubre de 2019.

Asimismo, la doctora destacó en el encuentro una pregunta central del Sumo Pontífice en su Encíclica: “¿Amamos nuestra sociedad o sigue siendo algo lejano, anónimo, que no nos involucra, que no nos mete, que no nos compromete?” (FT230).

“Se aprecia muchas veces una tendencia de que la fe se privatiza, más que ponerse en el centro de la comunidad. Por este motivo, esta Encíclica no debe leerse sólo como un documento que está dirigido a aquellas personas que tienen en algún grado poder, político o económico. Este texto no debería dejar a nadie indiferente, ya que es un llamado a examinar nuestras maneras de ser en el mundo y de estar con el otro”, comentó la académica.

De acuerdo a la profesora, la Encíclica constantemente denuncia los modelos económicos, políticos y sociales existentes, y cómo ellos han generado una sociedad que se basa en la desconfianza, que se olvida de los marginados, los inmigrantes, etc. “El Papa llega a decir que nosotros vivimos en un modelo que nos da ilusión de libertad, pero que en el fondo nos ha transformado en esclavos. ‘Los conflictos locales y el desinterés por el bien común son instrumentalizados por la economía global para imponer un modelo único’ (FT12). Esto es lo que Francisco critica en la Encíclica, todo lo que se presenta como modelo único, y la manera de mirar el mundo, eliminando las culturas y la diversidad”, puntualizó Loreto Moya.

Hay un capítulo que el Papa dedica al ámbito del diálogo y la amistad social. “Francisco recomienda ‘acercarse, expresarse, mirarse, conocerse, tratar de comprenderse, buscar puntos de contacto, todo esto se resume en el verbo dialogar. Para encontrarnos y ayudarnos mutuamente necesitamos dialogar’” (FT 198) , aseveró la profesional.

Por último, la académica expresó que el Papa Francisco hace una invitación a una conversión en la manera en que nos relacionamos con los otros. “Y por qué, en qué se funda esta hermandad, por qué tenemos que ser hermanos finalmente. Es por algo que compartimos también con otras religiones. Es por la dignidad de ser hijos de Dios. Al ser creaturas, el Papa dice que de ahí se funda esta obligación de mirar al otro como hermano y no como enemigo. Somos hijos de Dios por lo que todo lo que le pasa a los hombres, las mujeres, jóvenes, niños, niñas, no es ajeno a Dios. Por eso para Francisco las religiones se vuelven camino de paz y nosotros, los creyentes, artesanos de esa paz”, conluyó la profesora.

También participaron como expositoras en este conversatorio: Silvina Chemen, Rabina de la Comunidad Bet El, Buenos Aires, Argentina y Nancy Falcón de la Comunidad Islámica de Argentina. El moderador de la iniciativa fue el Dr. Tony Mifsud, académico de la Universidad Católica del Norte, Chile.

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Natalia Cabrera Vásquez

Facultad Eclesiástica de Teología