Gonzalo Silva Ayarza, alumni Derecho PUCV
Vocación pública y social sin fronteras: De Timaukel (Tierra del Fuego) a Londres y el mundo

16.12.2025
Gonzalo Silva ingresó a estudiar Derecho en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso en 2009, recién salido del colegio Sagrada Familia de Reñaca, con un fuerte sentido de vocación pública que lo acompañaba desde su formación escolar. Esa convicción de trabajar por la comunidad sería el hilo conductor de toda su trayectoria universitaria y profesional.
A poco andar en la carrera, junto a un grupo de amigos dio vida a un proyecto social que terminaría convirtiéndose en la Fundación Reñaca Más Alto. Lo que comenzó como apoyo a un comedor solidario en Reñaca Alto se transformó, con el tiempo, en una organización que impulsó reforzamiento escolar para el SIMCE, apoyo académico general, remodelación de viviendas y múltiples iniciativas comunitarias en las tomas del sector. “Cuando estaba estudiando le dediqué harto tiempo. No fue fácil, porque había mucho que estudiar y la malla era anual, cada examen era decisivo. Pero resultó bien”, recuerda.
Agrega: “En cuarto año de la universidad me fui a vivir al sector donde trabajamos con Reñaca Más Alto y durante el estudio para el examen de grado fui profesor del preuniversitario solidario de la fundación. Fue un compromiso que implicó menos tiempo para los estudios, pero sin duda fundamentales en mi formación profesional y personal”.
La exigencia académica de la Escuela de Derecho fue para él un aprendizaje determinante. Habla de la disciplina que tuvo que forjar para compatibilizar estudios, familia, trabajo voluntario, vida universitaria y espacios personales. “La disciplina es clave, cuesta al principio, pero la exigencia te lleva a eso”. También destaca la diversidad que encontró en la escuela: de pensamiento, de realidades sociales, de creencias. “Aprendí mucho de gente de la cual, cuando ingresé, nunca habría pensado que lo haría. Aprendí en y de la diferencia”.
Durante esos años también participó activamente en la vida estudiantil: estuvo en el centro de estudiantes y fue consejero de Facultad, espacios que describe como profundamente formativos en la capacidad de discutir, prepararse y convivir con visiones distintas.
Tras egresar, decidió hacer algo que siempre había querido: viajar. Se fue a Australia, donde trabajó como jornal en construcción, armando muebles como pioneta, y de cartero. Quería perfeccionar su inglés y vivir una experiencia que lo sacara de lo habitual. Con los recursos que reunió, viajó por Asia y realizó trekking de alta exigencia, llegando al campamento base del Everest en época de monzones. “Ahí puse en práctica la disciplina que aprendí en la escuela. Me abrió el mundo”.
A su regreso, asumió como director ejecutivo de la fundación que había creado durante la universidad, impulsando su profesionalización, el aumento del voluntariado y la búsqueda de financiamiento, además de insertarla en el debate público-privado sobre desarrollo social.
En medio de ese trabajo, recibió un llamado inesperado desde la Municipalidad de Timaukel, en Tierra del Fuego, que buscaba un abogado con interés en temas sociales y públicos. Con pocos meses de pololeo, tomó junto a su pareja la decisión de mudarse a una de las zonas más aisladas del país. Allí permanecieron casi tres años. Primero como abogado y luego como administrador municipal, Gonzalo se sumergió en la gestión pública en un territorio de 500 habitantes dispersos en 12.500 kilómetros cuadrados. “Me tocó hacer de todo: desde recibir ministros hasta apagar incendios”, relata.
En Timaukel enfrentó la pandemia desde un lugar donde la geografía lo era todo: vacunar en 12.000 kilómetros cuadrados a caballo, en lancha o por rutas complejas. También se dedicó a levantar necesidades puntuales de los vecinos —problemas de conectividad, salud o infraestructura— para transformarlas en políticas públicas. “Las municipalidades son primera línea en políticas públicas: desde desarrollo productivo hasta levantar un puente, todo lo ves tú”, afirma. Aquella experiencia consolidó su convicción de que, desde el derecho, era posible incidir directamente en la calidad de vida de las personas.
“En Timaukel, fui administrador municipal desde el comienzo. Al ser abogado de profesión, también realizaba labores jurídicas en el municipio. Era el único abogado residente a tiempo completo en la comuna! Por lo que también apoyaba a los vecinos con consultas y situaciones que tenían”, agrega.
Luego de Timaukel, trabajó como abogado en un servicio público en Coyhaique, en la región de Aysén. Ahí pudo dedicarse al derecho administrativo y a la litigación, constatando la solidez de la Escuela en la materia: “profundidad y vanguardia en conocimientos, manejo de la doctrina y jurisprudencia, y entendimiento de las interconexiones del Derecho privado y público. Además, consolidé mi compromiso con la Patagonia, la vida que nos regala y el desarrollo sostenible”.
Fue en esos años que decidió que quería estudiar políticas públicas en el extranjero y en la mejor universidad posible. Le interesaba un entorno multicultural, en inglés y con fuerte base en ciencias sociales. Londres aparecía como el lugar ideal. Desde Timaukel estudió inglés, postuló y quedó en el programa que buscaba: el Master en Public Policy de la London School of Economics (LSE). Obtuvo la Beca Chile, se casó y se mudó al Reino Unido en 2022.

De su paso por la escuela rescata herramientas que, dice, fueron claves para estudiar un postgrado de ese nivel: la disciplina, la formación sólida en ciencias sociales, el entrenamiento intelectual en filosofía, teoría del derecho y derecho romano, y la capacidad de conversar y debatir con tomadores de decisiones. “La escuela te prepara para estudiar cosas distintas. Sabes que si estudias, tarde o temprano lo vas a aprender. También me gustó mucho derecho económico con el profesor José Luis Guerrero porque me mostraba cómo el derecho funcionaba en otras esferas como la economía”.
Tras un año de estudio, él y su esposa decidieron quedarse dos años más en Londres, donde nació su hijo Teodoro. Allí comenzó a trabajar en una consultora británico-japonesa llamada TMP (https://asktmp.com/), dedicada a preparar a tomadores de decisiones en temas de cambio climático, energía y medio ambiente, combinando su experiencia en políticas públicas con el aprendizaje adquirido en el extranjero. Actualmente continúa en esa consultora, hoy trabajando desde Chile con un enfoque global.
Para Gonzalo, el mensaje a las nuevas generaciones de abogados es claro: “Pongan a disposición sus talentos y capacidades en función de su comunidad, desde donde les toque trabajar: empresa privada, sociedad civil, sector público. Hagan su aporte con seriedad, y respeto por quienes piensan distinto, construyendo colectivamente, a pesar de las diferencias”.
Con la convicción de que la formación en Derecho PUCV es universalista y que los abogados están llamados a aportar mucho más allá del ejercicio jurídico tradicional, hoy busca que su experiencia en políticas públicas y cambio climático pueda ser un aporte para Chile y Latinoamérica, trabajando desde una escala global y en distintos sistemas sociales.
Facultad y Escuela de Derecho PUCV