Alison Wiegand Davies, Alumni Derecho PUCV:
La marca PUCV en una trayectoria que cruza el derecho, la gestión y la psicología

02.12.2025
A veces, el camino profesional no es lineal. Para Alison Wiegand Davies, exalumna de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, ese trayecto se ha ido construyendo entre decisiones inesperadas, rigor académico y un fuerte compromiso humano que terminó guiando su carrera hacia territorios que nunca imaginó transitar.
Ingresó a Derecho PUCV en 1998, muy joven y todavía sin claridad sobre su vocación. “Salí muy chica del colegio y no tenía claro lo que quería. En cuarto año tuve una crisis vocacional”, recuerda. A pesar de la duda, el rendimiento la sostuvo. Ese año aprobó todas las asignaturas en diciembre, algo que interpretó como una señal para continuar. “Me iba bien, así que lo dejé un poco al destino”, cuenta hoy, con distancia y claridad.
Antes de titularse comenzó a trabajar con una fiscal de banco, donde se formó en materias civiles, bancarias e inmobiliarias. Fue un periodo clave en su profesionalización: “Mi jefa era muy perfeccionista y fue una escuela muy rigurosa para mí”. Sin embargo, y pese a que la exigencia fortaleció su base técnica, sentía que era un mundo árido. Extrañaba lo humano, el contacto con las personas, y nunca sintió afinidad por la litigación.
Esa inquietud la llevó a un giro inesperado. Su padre, junto con otros padres de personas con discapacidad cognitiva, había creado años antes la fundación ASPADE. Su hermana mayor tiene discapacidad, y ese entorno familiar convirtió a la fundación en un proyecto profundamente significativo. Ya en la universidad, una coyuntura económica crítica amenazó la continuidad de la organización. Alison tomó entonces una decisión que marcaría su vida: dedicarse por completo a la asociación para ayudar a salvarla.
“Me metí de lleno, aunque no sabía nada de ONGs. Fue una época difícil y dura. Pero me di cuenta de que las herramientas de la formación en Derecho PUCV me permitieron desenvolverme en temas que no son los típicos del derecho”, comenta. Durante años combinó su trabajo civil y bancario con su labor en ASPADE, y hasta marzo de este año formó parte de su directorio. Hoy sigue vinculada como colaboradora.
Su camino laboral continuó con diversas experiencias: pasó por la Academia Judicial y luego ingresó a la Vicerrectoría de Asuntos Económicos y Administrativos de la Universidad Técnica Federico Santa María, donde trabajó durante cuatro años. Renunció para formar una familia y se dedicó a ejercer de manera independiente, aunque confiesa entre risas que “odia cobrar”, lo que hizo esa etapa más compleja. La pandemia llegó junto con su embarazo y, en ese contexto, tomó una decisión que nuevamente cambió su rumbo: estudiar Psicología.
Lo hizo sin pretender articular ambas áreas —Derecho y Psicología—, sino buscando una nueva arista personal y profesional. Sin embargo, la experiencia la sorprendió. “Pronto me di cuenta de que ambas carreras se topan en muchos puntos”, especialmente en el ámbito escolar, donde los procedimientos de convivencia están normados y pueden tener consecuencias jurídicas.
Hoy trabaja como psicóloga en el Colegio Saint Margaret’s del cual es exalumna y, en paralelo, mantiene su ejercicio como abogada por las tardes. Además, proyecta incursionar en el peritaje psicológico en tribunales. “La doble mirada ha sido un descubrimiento. Me abrió puertas que no pretendí abrir al principio; se fue dando solo”.
Entre sus recuerdos más significativos de la PUCV destaca el rigor académico, sello que reconoce como desafiante, pero fundamental. “Fui de las últimas generaciones de la escuela más antigua, la anual, donde te entregaban tremendos conocimientos con gran exigencia. Los profesores no aceptaban menos de un estándar difícil de conseguir. Con el tiempo, uno agradece ese rigor porque te prepara para enfrentar cualquier área”. También conserva amistades profundas de esa etapa y reconoce un mínimo común entre los egresados: la ética, el estándar técnico y el compromiso profesional. Entre los docentes que marcaron su formación menciona a Inés Pardo, Ítalo Merello y Germán Lührs.
A las nuevas generaciones les deja una convicción: el Derecho es una herramienta que amplía horizontes. “La carrera te permite hacer cosas no tan obvias y desempeñarte en áreas diversas. Lo veo en otros colegas que están en caminos no tradicionales y lo hacen muy bien. El sello PUCV abre puertas y es valorado por el mercado”.
La trayectoria de Alison nos muestra cómo el rigor académico, combinado con sensibilidad social y capacidad de adaptación, puede construir rutas profesionales amplias, híbridas y profundamente humanas. Una historia que refleja, también, la versatilidad y solidez de la formación en Derecho PUCV.
Facultad y Escuela de Derecho PUCV