Javier Karmy Selmán, Alumni Derecho PUCV
Impulso tecnológico desde regiones: liderando un proyecto clave de inteligencia artificial para Chile
09.07.2025
Javier Karmy Selman ingresó a estudiar Derecho en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso en 1993, motivado por la tradición de excelencia de la Escuela y por su cercanía: provenía del colegio Sagrados Corazones de Viña del Mar. Lo que nunca imaginó es que, años después, estaría liderando uno de los proyectos tecnológicos más ambiciosos del país, que busca instalar un centro de supercómputo e inteligencia artificial en la región de Valparaíso, situando a Chile como referente mundial en esta materia.
Al final de su paso por la Escuela de Derecho, Javier debió repetir el ramo Filosofía del Derecho, lo que le dio un espacio para detenerse, repensar su camino y, sin saberlo, abrirse a nuevas posibilidades. “Ese último año estaba aburrido repitiendo un ramo, y comencé a ocupar el tiempo en otras cosas”, recuerda. Era 1999 y el fenómeno de internet comenzaba a tomar forma.
El acceso era aún limitado y costoso, pero crecía un movimiento ciudadano que buscaba su liberalización. En ese contexto, Karmy se unió a un grupo que incluso realizó una huelga contra las telefónica. El actual profesor Renato Jijena, fue primeramente invitado, pero no pudo ir y lo envió como emisario, por lo que llegó a ese espacio por casualidad. Fue ahí donde conoció a Eduardo Castro, su actual socio, y nació la semilla de lo que sería la empresa Tecnoera que provee servicios de internet, telecomunicaciones, telefonía y data center.
“Ser empresario es fácil porque solo necesitas la idea loca”, comenta. “Crear la empresa no cuesta, lo difícil es sostenerla en el tiempo”. En esos años iniciales, pasaron por todas las dificultades posibles: quedarse sin financiamiento, buscar socios, sobrevivir. Pero siempre con un propósito claro: “prestar un valor a los usuarios” y pensar a largo plazo, sin buscar la ganancia inmediata.
Hoy, Karmy es gerente de administración y finanzas de Tecnoera. Pero más allá de los servicios de internet y telecomunicaciones , su foco siempre ha estado en el desarrollo tecnológico regional con impacto nacional.
Aunque su camino profesional viró hacia el mundo tecnológico, Javier reconoce que fue la formación jurídica en la PUCV la que le dio las herramientas para pensar estratégicamente y sostener su empresa en el tiempo. Recuerda con especial admiración a profesores como José Luis Guerrero, Enrique Aimone (en Derecho Económico) y Germán Lührs (en Derecho Procesal) cuyas clases “llenas de historias de vida” lo marcaron profundamente.
“Valoro la enseñanza que adquirí en Derecho PUCV. El éxito de la empresa se basa en lo que aprendí ahí, en la forma de pensar. Me quedó grabado que todo es posible, que todo se puede hacer”, afirma. Y agrega: “Cuando uno sale al mundo se da cuenta de que lo dogmático no sirve tanto. Puedes ser un doctor en derecho, pero es la realidad la que manda. Hay que ser flexible. Uno tiene el poder de crear cosas, de modificar situaciones”. Una de sus satisfacciones ha sido ceder a la Escuela la plataforma www.alumniderechopucv.cl para crear una red de ex alumnos, con la cual socios y amigos de Tecnoera estuvieron dispuestos a apoyar.
Un hito tecnológico para la región: interconexión directa y centro de IA
Uno de los logros más relevantes de Tecnoera ocurrió en 2023: la conexión directa de la región de Valparaíso al cable submarino de fibra óptica en Las Torpederas. Hasta entonces, todo el tráfico de internet de la zona pasaba por Santiago, lo que se hizo evidente en el incendio de febrero de ese año, cuando la región quedó completamente desconectada.
Gracias a esta nueva conexión directa al Pacífico, y a la interconexión creciente entre empresas locales, la región ya no depende de Santiago para estar conectada al mundo. Este avance no solo mejora la autonomía digital de la zona, sino que también sienta las bases para proyectos más ambiciosos, como el que Karmy lidera actualmente.
En diciembre pasado, Javier fue convocado a una reunión del ecosistema creativo e innovador regional para presentar una propuesta inédita: usar fondos de compensación por la explotación del litio para construir un centro de supercómputo enfocado en inteligencia artificial. La propuesta, liderada por Corfo, contemplaba una inversión de 7 millones de dólares aportados directamente por las mineras, con exigencias complejas: creación de una corporación sin fines de lucro, aportes privados por al menos un 30%, y un horizonte sin utilidades inmediatas.
Lo que parecía improbable, se convirtió en una realidad. Tras tres meses de trabajo intenso, múltiples reuniones y negociaciones, la propuesta fue adjudicada. El proyecto cuenta con la participación de la PUCV y la Universidad Técnica Federico Santa María como entidades académicas, y de Tecnoera como responsable técnico. En total, 18 organizaciones forman parte del proyecto (https://csiaa.cl/).
La infraestructura adquirida permitirá contar con equipos de alta capacidad de cómputo y almacenamiento, capaces de procesar complejos sistemas de IA. Esto situará a Chile dentro del pequeño grupo de países con este tipo de instalaciones, abriendo una ventana de desarrollo sin precedentes.
El impacto de esta infraestructura no será solo simbólico. Según Karmy, las aplicaciones de la inteligencia artificial van mucho más allá del uso cotidiano de modelos de lenguaje. En el puerto de Valparaíso, por ejemplo, cada movimiento de una grúa representa un costo económico. Una IA podría optimizar esa operación en minutos.
Lo mismo ocurre con call centers, eficiencia productiva, logística y procesos internos de empresas. Pero también hay espacio para las ciencias jurídicas: herramientas que asistan a abogados a tomar decisiones, analizar jurisprudencia o iniciar estrategias legales complejas; y para legisladores, que podrían modelar el impacto de una ley antes de aprobarla, anticipando consecuencias sociales o económicas.
“El objetivo del centro es aplicar la inteligencia artificial con propósitos concretos, no quedarse en lo teórico”, dice. “Es implementar tecnología de IA aplicada, al servicio del desarrollo del país”.
Más que un logro empresarial, Javier Karmy ve este proyecto como una oportunidad para crear un ecosistema colaborativo de tecnología desde regiones, en el que participen universidades, empresas, organizaciones civiles y el Estado.
“Tenemos que invitar a todos los actores relevantes del país, con preferencia por la región. Esto es colaboración más que competencia”, asegura.
Desde las aulas de Derecho PUCV hasta liderar una transformación digital en la Quinta Región, la historia de Javier Karmy es un testimonio de cómo la creatividad, la flexibilidad y la colaboración pueden transformar una buena idea en un motor de desarrollo nacional.
Facultad y Escuela de Derecho PUCV