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Dra. Nina Crespo: “Las emociones determinan nuestra actividad intelectual y lingüística”

La Directora de Estudios Avanzados, docente del Instituto de Literatura y Ciencias del Lenguaje e investigadora de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Dra. Nina Crespo Allende, es licenciada en Letras Modernas por la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina, y Doctora en Lingüística por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.

En sus trabajos de investigación, destaca el FONDECYT que desarrolló entre los años 2013-2017: Factores lingüísticos y cognitivos que se relacionan con el desarrollo de la complejidad sintáctica oral en los niños en los primeros años escolares. Hace unas semanas la visitamos en su oficina y nos recibió con la calidez y entusiasmo que la caracterizan. Te invitamos a que conozcas más acerca de ella en las siguientes líneas.

¿Cómo fue su llegada a la PUCV?

Hice mi pregrado en la Universidad Nacional de Córdoba y después fui invitada por la Doctora Marianne Peronard a hacer un doctorado en Lingüística. Entonces vine a la PUCV en el 93, en el 98 me recibí y luego comencé a trabajar como profesora hora apoyando en algunas cátedras. En el 2000, la Universidad ya me contrató como profesora de planta. Paralelamente, mientras iba trabajando de profesora hora, comencé a trabajar en proyectos FONDECYT y, desde entonces, he ido llevando paralelamente las dos cosas: docencia universitaria y el desarrollo de proyectos de investigación.

¿Cómo surge su interés por la investigación?

En realidad, siempre lo tuve, pero la que me formó como investigadora fue la Dra. Marianne Peronard. Ella me fue enseñando los distintos pasos necesarios para hacer una investigación, la lógica que implica también publicar, dar a conocer y difundir los resultados que uno obtiene. Primero, investigué como tesista, luego fui una co-investigadora de ella y, finalmente, ya me presenté con mis propios proyectos de investigación.

¿De qué se trata el proyecto de investigación en el que está trabajando en este momento?

Actualmente, estoy llevando a cabo una investigación que tiene que ver con el desarrollo de niños que tienen Trastorno Específico del Lenguaje (TEL). El 4% de los bebés nacidos en Chile presenta, durante su desarrollo, un problema de lenguaje que tiene que ver con su adquisición y uso. Esto no tiene relación con algún problema de tipo intelectual, es decir, su inteligencia desde el punto de vista no verbal, es normal, pero tiene patrones normotípicos. A diferencia, por ejemplo, de un niño que tiene algún tipo de discapacidad cognitiva, ya que sus dificultades en el lenguaje están relacionadas con el problema mayor de su desarrollo cognitivo. Por eso se llama a este trastorno, aunque no haya un consenso total en el término, Trastorno Específico del Lenguaje ya que, aparentemente, sólo se ve afectado el lenguaje.

¿Podría explicarnos un poco más sobre este trastorno?

Tiene que ver con la combinación de palabras para dar significado a las oraciones. Por ejemplo, tú dices “las chicas salieron” y no “las chicas salió” ni tampoco “las chicas salí”. Eso es una combinación de naturaleza sintáctica y es un conocimiento implícito que tienen todos los hablantes de las lenguas, pero en éstos niños se desarrolla con más dificultad.

Durante mi investigación fui siguiendo a niños con TEL, haciéndoles mediciones cada 6 meses, en el período entre 5 y 7 años. Ahora los he vuelto a ver tres años después, es decir, con 10 años.

¿Qué encontró?

En principio, lo que se ve es que hay una evolución del cuadro. Es importante aclarar que siempre los niños con TEL se deben comparar con niños con desarrollo típico, porque es un diagnóstico que se hace por comparación. Esto no quiere decir que los niños normotípicos no cometan los mismos errores, sino que lo hacen en menor medida. 

En la lógica del gobierno chileno, estos niños son acompañados hasta tercero básico y luego se considera que ya están listos para seguir en el sistema sin ningún tipo de apoyo. Al respecto, vemos como en general, una gran proporción de esos casos, se convierte después en problemas de aprendizaje. ¿Por qué? Porque en realidad el déficit lingüístico se mantiene, aunque no sea tan evidente. Eso es lo que estamos tratando de observar, si bien aún no he terminado de analizar la muestra de niños con 10 años, sí estimo que allí eso se pondrá de manifiesto.

Entonces mi idea es observar cuáles son los problemas que persisten y que explican, de alguna manera, las dificultades que tienen los niños posteriormente y por qué pasan a ser condiderados como niños con problemas de aprendizaje.  En realidad, la clave es que en la educación actual el instrumento que se utiliza para transmitir los contenidos y saberes del mundo a los niños, sigue siendo fundamentalmente el lenguaje y si el niño no tiene un buen dominio de él, se le dificulta aprender.

En el futuro, ¿le gustaría saber cómo éstos niños cómo se comportarán en la adolescencia o en la vida universitaria?

Yo creo que no voy a hacer seguimiento de éstos niños en el futuro, de hecho, todavía no tengo muy claro hacia dónde voy. Tengo algunas ideas de qué es lo que ocurre, pero quiero consolidar mis resultados primero. Aún me queda un año para cerrar este proyecto y luego pensaré hacia dónde voy a continuar investigando ya que por un lado están los niños, pero, por otro lado, también hay un montón de focos que me llaman la atención.

Uno de ellos, por ejemplo, consiste en que se ha descubierto que los niños con TEL, dejan en evidencia cuál es el perfil de dificultad de una lengua, es decir cuáles son los puntos de una lengua que son más difíciles para cualquier persona que la adquiera. Me resulta muy interesante entender cuál es el perfil de dificultad y cómo se da en otros aprendices. Otro punto que me llama la atención consiste en utilizar el lenguaje como herramienta para diagnosticar problemas psiquiátricos, por ejemplo, las personas con esquizofrenia tienen perfiles lingüísticos específicos. 

¿Cómo fue que le llamó la atención estudiar niños con TEL?

Desde hace mucho tiempo investigo acerca de niños y su relación con el lenguaje. Sin embargo, al principio me enfoqué en chicos con desarrollo típico y la manera en que desarrollaban la narración, la sintaxis para construir dicha narración, también cómo desplegaban la sintaxis para construir la descripción y de qué manera el tipo de texto determinaba las opciones sintácticas que usaban.

Entonces hice una descripción del desarrollo gramatical de desarrollo típico en distintos tipos de texto y luego me pregunté ¿qué ocurre si este chico no tiene acceso a la lengua? Y en ese momento se me ocurrió la posibilidad de trabajar con niños con TEL. Además, esa opción se vio fortalecida porque una co-investigadora mía, una tesista y una ayudante técnica son fonoaudiólogas, con lo cual me aportaron información sobre el tema y me fortalecieron ya que no soy experta en TEL.

Me resulta magnífico pensar el hecho de que la lengua es una, pero en realidad no es una, sino que constituye una caja de herramientas que unos usan para una cosa y otros para otra. Esa idea también la tenía Halliday, es decir como un sistema de posibilidades y eso es muy interesante al pensar en los niños ya que ellos cuando están aprendiendo desarrollan (como sostenía Berma) la capacidad de orquestar su propia lengua. 

En el año 2014 fue nombrada Directora de Estudios Avanzados. ¿Cómo fue ese proceso? ¿Cuáles son los desafíos a los que se enfrenta hoy?

Bueno, al principio fue como caer a una piscina helada porque yo no tenía costumbre de la gestión, no estaba entre mis tareas, me costó entender la lógica de la gestión, pero con el tiempo me di cuenta de que le facilita muchas cosas a la puesta en marcha de la investigación y la docencia de todos los académicos. Por otra parte, tuve que aprender a equilibrar mis niveles de dedicación, a soltar un poquito la docencia y a investigar en tiempos restringidos. 

Sin embargo, la gestión en un cargo como el mío no es pura gestión ya que está vinculada con el mundo académico, para lo cual es necesario conocer también esa otra lógica. La idea es que la gestión no obstaculice sus procesos sino más bien los planifiqué y apoyé. En ese sentido, creo que han sido muchos años de aprendizaje, se me abrió un horizonte que antes no había visto y en donde encontré todo el universo que sostiene y apoya a los programas de postgrado y que, paradójicamente, es desconocido para docentes e investigadores.

Como docente acompaña a muchos tesistas y teniendo el plus de la mirada de Directora de Estudios Avanzados, ¿cuáles cree que son los desafíos a los que se enfrentan los estudiantes en la elaboración de tesis de postgrados?

El proceso de dirección y acompañamiento de tesis es formativo tanto como lo es una clase de postgrado, pero el proceso de formación de tesis tiene que ver con el desarrollo de habilidades de investigación y eso es un proceso más complejo ya que, en primer lugar, es una enseñanza de uno a uno y no de grupos. En segundo lugar, la persona necesita que uno le enseñe la lógica que hay por detrás, los pasos, cómo se construye. Si bien el tesista es quien realiza la investigación, es el profesor guía quien le da el andamiaje y le permite llegar a esa construcción de conocimiento.

Creo que en los nuevos tiempos que corren cada vez se hace más necesario desarrollar otras habilidades en los profesores guías. De hecho, es una propuesta que estoy pensando en presentarla en Vicerrectoría, es decir pensar en la posibilidad de llegar a los docentes con propuestas claras de cómo funcionar como guías, darles apoyo, luces, puntos para poder optimizar ese proceso que es complejo y difícil.

Otra cuestión es el alumno que uno va a dirigir y que pasa por distintos momentos. Por ejemplo, hay un fenómeno que como directora de tesis he observado mucho y que tiene que ver con que el alumno llega al 75% de su tesis y se paraliza, supongo que puede deberse al desafío de mostrarse quién es, al hecho de ser evaluado. Ése último 25% siempre cuesta un poco más que lo puedan terminar de realizar y es ahí cuando hay que apoyarlos. Si bien algunos alumnos son muy fuertes y pasan solos, hay otros que necesitan más soporte cuando están terminando lo que están haciendo.

Creo que este fenómeno también tiene que ver con que de alguna manera la tesis es un rito de pasaje e implica dejar asentado en un papel todo lo que uno sabe y eso mueve fuerzas internas, puesto que no somos sólo cabeza, sino que también hay cosas que hacen a nuestra integridad como personas, a nuestro espíritu. También se relaciona con aceptar crecer. Es un proceso muy interesante y, al mismo tiempo, es muy gratificante para un profesor, al menos para mí en lo personal ha sido así. 

¿Cuánto tiempo se estima para la realización de tesis?

Para una tesis doctoral, dos años. Una tesis de Magíster puede hacerse en un año en general. Sin embargo, en realidad esto es relativo a cada ciencia porque si eres biólogo y el cultivo que estás estudiando se pierde, debes empezar de nuevo.

¿Cómo ve los postgrados de la PUCV?

Creo que los postgrados de la PUCV son de alta calidad, sé que llega cerca la recomendación, pero los he visto trabajar, funcionar y son serios. Están en una nueva lógica de redefinirse, de ampliar sus horizontes para la internacionalización y se están volviendo cada vez más visibles gracias a los nuevos procedimientos de acreditación. En consecuencia, los doctorados, por citar un ejemplo, han ido madurando al ritmo de las nuevas exigencias.

Las dos grandes salidas de los postgrados son para personas que quieran trabajar en empresas y le exigen conocimientos específicos y también para aquellos que quieren hacer carrera de investigación. Por ejemplo, un postgrado en derecho tiene que ver con retroalimentar el sistema judicial. Conozco poca gente que se haya arrepentido de hacer un postgrado, al contrario, siempre hay cosas muy interesantes que rescatan de allí, es una apuesta muy interesante.

Por último, me imagino que habrá leído muchos libros en su vida, pero si tuviera que elegir uno, ¿cuál sería?

¡Qué difícil! “El error de Descartes” de António Damaásio. Es un libro muy bonito que plantea que a diferencia de lo que sostenía Descartes en su afirmación “pienso, luego existo”, el problema no tiene que ver con el pensar sino con sentir y con la vida emocional. El autor observa muchos casos de personas que han sufrido heridas en la zona del cerebro, que tiene que ver con el manejo de las emociones, y a partir de las cuales han hecho un quiebre, hay un antes y un después. Es decir, antes eran personas eficientes, algunos trabajaban con grandes niveles de inteligencia, pero luego de haber sufrido un cáncer o un accidente, se vuelven incapaces de ser eficientes en la vida diaria. Saben mucho pero no pueden hacer las cosas.

En consecuencia, la hipótesis que tenía Damaásio es que la emoción te da el marcador en la vida real, te señala si lo que estás haciendo te corresponde o no, te une o no al mundo. Entonces el intelecto sin la emoción no es operativo, no puede funcionar. Es lo que a mí más me gustó. ¡No era de lingüística el libro! Pero hallé apasionante que la emoción pueda determinar de tal manera toda nuestra vida intelectual, nuestra capacidad lingüística, por ende, lo que nosotros vemos como pura academia muchas veces está supeditado a otras cosas.  

 

Por Comunicaciones VRIEA