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Entrevista a Camila Fuenzalida, restauradora de Pintura de Caballete

En esta entrevista, Camila Fuenzalida, alumni del Instituto de Arte, nos cuenta de su trabajo como restauradora de pintura y de su experiencia en el proyecto de conservación preventiva realizado con parte de la colección de pintura de la Universidad

¿En qué consistió el proyecto que has realizado en la Universidad?

El proyecto se llamó Conservación Preventiva de la colección Pintura de Caballete que se encuentra en Casa Central PUCV.

Estuvo organizado en distintas etapas. En primera instancia, revisamos la colección que se encontraba en algunas dependencias de Casa Central. Se trata de una colección de pintura y artes gráficas que no se encontraba bajo las condiciones de conservación mínimas. Decidimos hacer un trabajo de registro de las piezas, para lo cual se diseñó una ficha que pudiera ayudar a establecer la identificación de cada una y su estado de conservación, para ver a qué nos enfrentábamos. Este registro fue un proceso largo, resultando de él la producción de más de 200 páginas de información levantada.

Por otro lado, en el espacio donde estas piezas estaban, se diseñó un sistema de montaje más apropiado para su manejo. Este sistema consiste en una estructura de metal, que contiene nueve peines instalados, cada uno en un riel, el cual permite desplazarse sobre un eje. Así, cuando se quiera revisar algo, se estira el peine y luego se guarda. Básicamente, son bastidores de 2 metros de altura por 1 de ancho, que se ordenan de forma paralela entre sí, permitiendo que por cada lado se puedan colgar obras.
Este sistema ayuda a que las obras se encuentren posición correcta, tengan mejor ventilación y sea más fácil y cómoda su ubicación. Junto con la generación del fichaje, se anexó el Protocolo de manejo de la colección, para cuidar el trabajo realizado.
En resumidas cuentas, las pinturas pasaron de estar apiladas en el suelo, rodeadas de otros objetos que no pertenecen a la colección, a estar montadas y registradas.

Todas estas condiciones ahora son más apropiadas para el cuidado de las piezas y la puesta en valor de esta colección. Ha sido un trabajo muy reconfortante, el cual nos permitirá desarrollar nuevas estrategias para aproximarnos a las obras y su contenido patrimonial.

¿Qué fue lo más relevante de este proceso?

Fue muy importante la gente que estuvo alrededor de este proceso: el equipo de la DGVM, los guardias y otros funcionarios, a quienes agradezco mucho.
Asimismo, fue relevante levantar esta información, hacerla visible, constatar el carácter técnico de cada pieza, su relato y la relación que este construye con la institución.
Personalmente, pienso que las Universidades tienen un rol social muy importante, y parte de este rol es albergar historias y la generación de conocimiento. Esta tarea que cumplimos acá es el levantamiento de un archivo que puede ayudarnos a entender un poco más nuestro mundo. Las imágenes que hemos construido, las técnicas con las cuales desarrollamos los discursos gráficos, y un registro muy valioso del paso del tiempo.
Cuidar nuestros objetos es clave, poder mirar nuestros archivos y nuestro pasado nos ayudará a tener mejor comprensión de este presente.

¿Cuales fueron los principales obstáculos?

Las principales dificultades tuvieron que ver con la generación del fichaje.
Este trabajo era largo y cada pieza requería atención particular. Observar muy bien, constatar las patologías y los daños individuales, realizar el registro fotográfico, generar las descripciones, sensibilizarse frente a cada una.
Fue desafiante, pues la colección no es pequeña, pero a la vez, ha sido gratificante poder realizar este trabajo.

Si bien cada proyecto tiene dificultades, también trae recompensas. Soy muy feliz revisando las piezas, metiéndome en los rincones, interactuando con cada una de ellas.
Enfrentarse por primera vez a una imagen es una experiencia indescriptible para mí y con ese ánimo es que logramos avanzar y construir una carpeta "bien gordita" de información.
Fue difícil tomar las fotos, pues no había equipos ni luz adecuados. Quizás eso podría ser una tarea pendiente.
Otra dificultad que ocurrió en el camino fue la constatación de los daños que había causado la humedad en el espacio de la Capilla. Fue un contratiempo que no estaba considerado, pero se resolvió y pudimos avanzar.
En realidad, contratiempos sí, pero mucha alegría de ver por fin el proyecto terminado, al menos, en una primera etapa. 

¿Por qué es importante realizar esta tarea?

Pues porque es nuestra arqueología. Es nuestra generación de objetos, y si revisamos nuestra historia con ellos, podemos entendernos mejor, a nosotros y a nuestra cultura. Los objetos son testigos de muchas cosas. En ellos se observa el comportamiento de la química, la física, la construcción de relato y los vínculos. Son muy buenos como fuente.

Quizás viene de cerca la recomendación, pues soy Licenciada en Arte de esta Universidad, pero siento que las piezas de arte son una fuente inagotable de información. Espero que los contenidos nuevos que entrega este proyecto sirvan para la investigación y el desarrollo del pensamiento en la Universidad.
Les invito a que consideremos el cuidado de ellos, pues son el espejo de nuestro mundo.