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Investigador postdoctoral Nicolás Ojeda: “La Ciencia debe aportar los conocimientos para que algún día tengamos sistemas industriales que funcionen bien y de manera sustentable”

Trabaja en el laboratorio del Instituto de Biología PUCV, que dirige el Dr. Sergio Marshall, lugar de referencia mundial de estudio del virus ISA.

Luego de finalizar su educación secundaria en Puerto Montt, Nicolás Ojeda ingresó a la carrera de Bioquímica de la Universidad Austral (UACh) en Valdivia. Egresó de esta en 2006. Un año después, se desencadenó la peor crisis sanitaria en la historia de la industria salmonicultora nacional, cuando un violento brote de virus ISA, diezmó la producción nacional y dejó sin empleo a más de 15.000 personas. Este hecho marcó la vida de Nicolás. Además, un seminario al que asistió en esa misma época, lo dejó entusiasmado con el tema de cómo son los mecanismos de infección del virus. Hasta el día de hoy lo acompaña esa interrogante. Asegura que durante estos diez años ha tenido suerte con los financiamientos necesarios para continuar con esa misma línea investigativa.

En Puerto Montt la industria del salmón es muy potente. Entre otras cosas, tiene un enorme impacto en muchas familias que se ven involucradas en el desarrollo de este importante sector de nuestra economía.

Desde muy niño, el investigador Nicolás Ojeda percibió la importancia de este pez en su contexto personal, por vivir en la zona de mayor producción salmonera de nuestro país. Dado que el crecimiento de esta industria fue exponencial surgió, desde la academia, la necesidad de aplicar tecnología, conocimiento y medidas sanitarias que fueran a la par con el desarrollo del mercado.

Cuando egresó del pregrado en la UACh, la crisis sanitaria del virus ISA ya estaba desatada. En una semana dejó a 2.000 personas sin empleo, en su mayoría operarios, gente que tenía una educación muy básica. “Entonces yo me preguntaba: cómo es eso de que el hilo se corte desde lo más fino. Ahí pensé, recuerda el doctor Ojeda, que eso no podía ser y coincidió con que mientras realizaba mi práctica en el área de análisis de una empresa salmonera, asistí al seminario de un experto canadiense, referente mundial en el tema, donde se comenzaba a describir el mecanismo de infección característico del virus. Todo eso me dejó muy prendido”.

Actualmente y, gracias al Proyecto FONDECYT de Postdoctorado (N°3180609), Ojeda trabaja junto a su profesora patrocinante, la Dra. Constanza Cárdenas (PUCV), en la investigación titulada “Rol de Receptores de Lectina Tipo C en el proceso infectivo en Salmo salar por el Virus de la Anemia Infecciosa del Salmón: implicancias para la virulencia de cepas específicas y susceptibilidad del pez”*, que tiene que ver, precisamente, con este virus ISA.

“Ya en el doctorado e incluso antes, continúa Nicolás, vengo trabajando en este tema, porque soy super curioso; este virus tiene ciertas particularidades respecto a los mecanismos de cómo infecta a las células de los peces, lo que no hemos podido definir a cabalidad. Estos son mecanismos muy novedosos, no existe uno idéntico en otros virus de la naturaleza y aparentemente se conectan con cómo distintas variantes pueden producir o no producir la enfermedad. ISAV es una especie de influenza que ataca a los salmones y así también posee un par de proteínas de superficie que permiten la entrada a la célula. En definitiva, la hipótesis es que son estas quienes definen la agresividad de las distintas cepas, tanto por como el virus se adhiere a su célula blanco, por como la célula “captura” al virus. Junto con esto, la idea es también tratar de resolver el por qué algunas especies de peces son más susceptibles que otras”.

Para el investigador postdoctoral, mucha de la tecnología desarrollada en torno a la industria del salmón, que por cierto ha sido un aporte, tiene una aproximación más “macro”. “Recién en los últimos años, sostiene, estamos entrando a describir los detalles moleculares o celulares de por qué los patógenos en general actúan como actúan y por qué el salmón responde como responde. Es ciencia básica. Aunque no creo que vayamos a solucionar nada en el corto plazo, sí pienso que es super interesante saber sobre un mecanismo novedoso y muy particular. Un pequeño cambio puede hacer que un virus sea muy agresivo. Es muy bonito estudiarlo. Sumado a esto, es fundamental construir bases robustas para futuras aproximaciones terapéuticas o de diagnóstico”.

Desde lo personal, por su formación profesional, sumada a sus capacidades, dice que no pretende resolver problemas macro, “sino que desde la forma en cómo yo percibo el mundo; parto de cosas muy pequeñas. En este caso, lo que hacemos es tratar de aportar a la Industria en problemas de la Industria, usando financiamiento que obtenemos desde fuentes públicas que apoyan la investigación de ciencia básica, con el fin de contribuir al enriquecimiento del conocimiento científico en esta materia. Asimismo, los proyectos se diseñan dando relevancia a la entrega de estos estudios, con el objetivo de que quizás, no necesariamente nosotros, pero sí estudiantes nuestros u otros colegas, logren encontrar soluciones usando los estudios que hemos ido generando”.

En 2010 llegó a la Facultad de Ciencias PUCV para ingresar al doctorado. Antes había conocido al profesor Sergio Marshall en un seminario que se realizó en Puerto Varas: “En ese momento él estaba estudiando ISA, tema de mi interés, por cierto. Lo encontré asertivo. Encontré que tenía buenas ideas. En aquella oportunidad me acerqué y conversamos; me mencionó que trabajaba acá, en Curauma, en un laboratorio referencial a nivel mundial del virus y muy cerca de todos los contactos relacionados con esta área. Eso es muy importante, porque yo, que soy de Puerto Montt y estudié en Valdivia, puedo decir que, por lo menos en ese tiempo, no teníamos los mismos accesos hacia las autoridades. Cosa que sí se da en la zona central de nuestro país. De hecho, el laboratorio de Curauma es referencia nivel mundial del virus ISA y está acá, en Valparaíso, a pesar de que aquí no hay salmones. Ello se debe a una cuestión de gestión, porque el nivel de contacto que uno tiene, al venir al norte, o en definitiva a Santiago, no tiene nada que ver con la realidad que se vive en regiones”.

En Curauma, el Dr. Ojeda formó un hogar junto a su hija y a su esposa, con la que comparte el interés por la investigación científica: “ella es de Temuco, nos conocimos en Valdivia y la convencí para que viniera a hacer su doctorado acá. Aquí estamos solos y tenemos todo sincronizado, trabajo, colegio y experimentos, porque de otro modo sería imposible. Mi hija Emilia tiene cuatro años y mi señora hizo su tesis estando embarazada de ella: tremendo mérito!”.

Reconoce que ha tenido mucha suerte, porque en el laboratorio del Instituto de Biología tiene un buen espacio para trabajar cómodo. “Lo agradezco mucho, dice por eso siempre trato de retribuir a la Universidad con proyectos y cooperación a los alumnos que me piden ayuda, aunque no soy profesor, pero estoy guiando varias tesis como una manera de ayudar a los profesores que están muy ocupados cumpliendo otros roles o escribiendo otros proyectos, y entre todos nos apoyamos. Mi humilde opinión es que los postdoctorados o graduados en general debiéramos cumplir un rol de vínculo para acompañar, porque es parte de los objetivos que tiene este espacio universitario, donde nos encontramos, conversamos y compartimos ideas y experiencias”.

Algunas de estas experiencias lo condujeron a comprender, por ejemplo, la importancia de respaldar siempre la información. Relata una de ellas: “Es una anécdota que quisiera transmitir como un consejo, ya que me ocurrió cuando yo estaba terminando de hacer mi tesis en Valdivia. Por esos días estaba viviendo en la casa de mi profesor guía, que tuvo que viajar y me quedé solo en su casa. Por algún motivo yo también tuve que salir y entraron a robar. Se llevaron todo. Esto fue un día sábado. Le comenté a mi profesor y me dijo: no te preocupes porque está todo respaldado en la Universidad. Me quedé tranquilo hasta que el lunes de madrugada me avisan que la facultad se estaba quemando. No lo podía creer, abro la cortina y desde donde yo estaba se veía la nube de humo, así es que era cierto. Se quemó todo y perdimos todos los respaldos en un lapso de 48 horas. Uno cree que jamás le va a pasar hasta que pasa. Me atrasé como un año o más, pero fue muy enriquecedor partir de cero y al mismo tiempo aprendí de todos mis profesores que con liderazgo supieron enfrentar de buena manera esta dificultad”.

Se confiesa curioso, ya que dice que es un área donde se tiene que estar generando algo siempre: “Es inherente a los científicos, nunca estamos tranquilos. Yo esto lo incorporo también en el sentido de cómo puedes generar espacios para otros. Hay muy pocos lugares donde un investigador se pueda quedar sentado pensando: ‘este es el trabajo que voy a hacer toda la vida’. Hay que tener paciencia e incluso un poco de fe. Mientras estés buscando será probable encontrar algo. Yo lo disfruto y he tenido suerte, con mis profesores de Valdivia y con los que acá me han recibido. Con la suerte que me acompaña, sé que puedo aportar un granito de arena para que algún día tengamos sistemas que funcionen bien y una industria sustentable”.

Algo importante que motiva al Dr. Ojeda a seguir por el camino de la investigación es “que podemos aportar conocimiento relevante, porque solo en esta industria del salmón son 300.000 empleos que se generan, y si queremos darnos una cierta relevancia internacional como país, es en lo que debemos trabajar, dado el cambio climático que enfrentamos o la amenaza de la resistencia a antibióticos. Tenemos algo que decir como país en estos temas. Además, siento que podemos servir a otras personas y ayudar a Chile de manera efectiva resolviendo dificultades locales. Como en muchas áreas, en los últimos diez años, el conocimiento científico ha avanzado harto, así que siento que nos falta poco para tener tecnologías que solucionen algunos problemas de nuestra sociedad”, concluye el investigador Nicolás Ojeda.

 

* Los Receptores de Lectina del Tipo C (CLR) son proteínas transmembranales que interactúan con glicanos presentes en la superficie de patógenos. En mamíferos, se ha descrito su interacción con glicanos presentes en las proteínas de superficie del virus de influenza (Neuraminidasa y Hemaglutinina), actuando como auténticos receptores para este virus. Esto, representa una forma novedosa de interacción para los ortomixovirus, donde canónicamente se ha descrito que son lectinas virales (Hemaglutinina) las que se unen a glicosilaciones en la superficie celular. El Virus de la Anemia Infecciosa del Salmón (ISAV), ortomixovirus responsable de la enfermedad del mismo nombre, presenta variaciones en el número y ubicación de las glicosilaciones de sus proteínas de superficie, lo que, interesantemente, se relaciona con su virulencia de un modo que no ha sido resuelto del todo. El objetivo del proyecto es investigar si este tipo de receptores existen en Salmo salar, si son relevantes en procesos infectivos y evaluar si ellos participan en la infección de ISAV; estos resultados pretenden aportar a resolver por qué distintas variantes del virus presentan capacidades diferenciales de infección, y si es que estos receptores definen el tropismo viral o la susceptibilidad de distintas especies.