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La Zamacueca

La Zamacueca llegó a Chile desde Lima entre 1810 y 1825. En nuestro país, esta danza sufrió una variación, haciéndose más larga. Hacia 1870 el nombre Zamacueca derivó en Cueca. Posteriormente, en Lima adoptó los cambios chilenos y fue difundida con el nombre de zamacueca chilena, chilena o cueca.

Con la guerra Chile-Perú (1879), el escritor peruano Abelardo Gamarra, propuso el cambio de nombre a Marinera: "Marinera le pusimos y marinera se quedó"...

Sobre los orígenes de esta danza el investigador Samuel Claro, en su libro "Chilena o cueca tradicional" cita textualmente al compositor José Zapiola (1802-1885) quien comentaba en sus "Recuerdos de Treinta Años" que:

"...al salir yo en mi segundo viaje a la república argentina, en mayo de 1824, no se conocía este baile. A mi vuelta en 1825, ya me encontré con esta novedad. Desde entonces, Lima nos proveía de sus innumerables y variadas Zamacuecas, notables o ingeniosas por la música que inútilmente tratan de imitarse entre nosotros. La especialidad de aquella música consiste particularmente en el ritmo y colocación de los acentos, propios de ella, cuyo carácter nos es desconocido, porque no puede escribirse en las figuras comunes de la música."

Fernando González Marabolí -en el libro de Samuel Claro Chilena o cueca tradicional- cuenta que su padre cantó en estas fondas entre el año 1915 y 1920. Durante su vida entrevistó a hombres mayores de 80 años, que habían recorrido todo Chile de fonda en fonda y comentaban que la cueca de las fondas se hizo popular ya en la época de los hermanos Carrera y Diego Portales.

Dentro de las características principales de las cuecas de fonda según González los cantores "llevaban en sus manos los panderos que fabrica Mario Grandona del cerro Yungay de Valparaíso, se acercan a los músicos, hay silencio religioso. [...] De pronto, suenan firmes los compases del piano, parte la batería, repiqueteos de panderos, rasguear de guitarras y los potrillos en punto 'e partía. Los gritos de las cuecas despiertan en los presentes todo el instinto de la tradición, porque son verdaderos himnos de guerra que acuden las fibras más íntimas de la raza, [...] Los cantores en las fondas elegían las melodías más difíciles y bonitas, que requieren mucho ensayo para aprender. El cantor de las fondas canta puros versos de amor. Este es el verdadero cantor. La cueca de las fondas es la que lleva todas las de la ley. Antes se consideraba que no sabía cantar el que no cantaba en las fondas ni en las casas de remoliendas" (Claro Valdés, Samuel. Chilena, o cueca tradicional. Santiago: Universidad Católica de Chile, 1994).

Entre 1850 y 1860 se editó en Valparaíso la primera zamacueca de que se tiene registro litográfico en Chile: la "Zamacueca" de Federico Guzmán. Posteriormente, en 1890, la casa editora de Carlos F. Niemeyer reeditó un álbum con una serie de ocho piezas llamado Bailes Nacionales, entre las que se contaba con seis zamacuecas.