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Ingeniería 2030, Escuela de Pedagogía y Escuela de Arquitectura y Diseño PUCV, están llevando a cabo un proyecto en conjunto de investigación inclusiva

El estudio busca contribuir a la mejora de la calidad de vida de adultos con discapacidades intelectuales o del desarrollo, mediante el diseño de una aplicación informática.

Cuatro organizaciones de atención a la discapacidad de la región de Valparaíso, participaron en la primera fase de una investigación para la elaboración de un prototipo de aplicación de tipo storyboard.

La iniciativa se está llevando a cabo por Ingeniería 2030, la Escuela de Pedagogía y la Escuela de Arquitectura y Diseño PUCV, y tiene por objetivo explorar la calidad de vida en adultos con discapacidad intelectual o del desarrollo.

En el marco de la primera fase de esta investigación, se realizaron dos focus group, el primero centrado en el diseño de avatares, mientras que el segundo estuvo enfocado en la creación de escenarios para la aplicación.

Este estudio se desarrolla en el marco de una metodología de investigación inclusiva, la que propone el involucramiento de los usuarios en todas las etapas del proceso. La propuesta resultó ganadora del Concurso de Prototipos con Impacto Social convocado por la Incubadora Social de la PUCV.

Izaskun Álvarez y Dominique Müller, profesionales del programa de Educación en Ingeniería del Proyecto Ingeniería 2030, comentaron sobre este taller y la investigación.

¿En qué consistirá la aplicación?

Es una aplicación, de tipo storyboard, en que las personas con discapacidad a través de un juego y de distintas pantallas, nos van dando pistas sobre aspectos relacionados con los apoyos que necesitan para cubrir distintas dimensiones del constructo de calidad de vida. Ese es el fin último, contribuir a mejorar la calidad de vida de las personas que por, cualquiera sea el motivo, están en condición de vulnerabilidad.

La primera parte del proceso consiste en el diseño del avatar, la segunda fase en el diseño de las pantallas, que van a ser escenarios que las personas con discapacidad nos han dicho resultan problemáticos o complejos.

De lo que se trata es de situar al avatar dentro esos escenarios y van a ir jugando, van a ir llevando a cabo ciertos desafíos, que nos permitan a nosotros saber, y a ellos también obviamente, qué es lo que necesitan para salir bien de ese tipo de situaciones.

¿Cómo fue la modalidad de los talleres?

Los resultados fueron bastante sorprendentes porque nos dimos cuenta de que se pudo extraer mucho sobre la identidad de los distintos participantes, sólo a partir de la visualización de sus avatares, fue espectacular.

Esta metodología se enmarca dentro de un tipo de investigación concreta: la investigación inclusiva. Eso significa que nosotros como investigadores, contamos con los usuarios para ir tomando decisiones en relación a los procedimientos.

Los involucramos desde el principio y eso es porque hemos sentido que no debíamos avanzar en el diseño de la aplicación si antes no preguntábamos o no involucrábamos como co-investigadores a personas con discapacidad, en este caso, los usuarios de la aplicación.

¿Cuán importante son instancias como esta para el desarrollo del Proyecto Ingeniería 2030?

Hay dos cosas muy positivas que hemos ido rescatando. La primera de ellas es que se involucra a las personas a las que va dirigida esa investigación, entonces el hecho de hacer este tipo de investigación, inclusiva, vincula al ingeniero con su rol social.

Además, se trabaja de manera interdisciplinaria, con académicos de la Facultad de Ingeniería, la Escuela de Pedagogía y la Escuela de Arquitectura y Diseño. Ha sido un proceso de aprendizaje complejo, porque hablamos en "distintos idiomas", pero hemos terminado configurando un lenguaje común en el que todos nos manejamos.

¿Dónde se desarrollaron los talleres?

La primera actividad se desarrolló en el Aulario de la Escuela de Ingeniería Química, mientras que la segunda se realizó en la sala de aprendizaje colaborativo y, en relación a eso, creo que Ingeniería 2030, cuando ideó esta sala, hizo muy bien.

No habíamos sido conscientes de lo necesaria que era una sala de estas características, ya no sólo por la comodidad del espacio, sino porque te da la posibilidad de, por ejemplo, que personas que tienen dificultades para moverse, como tenían muchos de los participantes que vinieron al taller, pudieran hacerlo con libertad, la sala era absolutamente idónea.Como las mesas son móviles, podían adaptarse a la circunstancia de cada uno, entonces, me parece muy positivo el uso de ese espacio que, como su nombre lo dice, genera una mayor colaboración.

 

Por Javiera Hernández S.

Fotos: Vanessa Varas P,

Facultad de Ingeniería PUCV