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Educación, coordinación y tecnologías: las 3 claves para mitigar daños ante desastres naturales

Alertas tempranas, monitoreo en tiempo real, colaboración internacional, mayor educación de la población, tecnologías de punta para la colaboración, y nuevas técnicas de construcción anti sísmicas; son solo una pequeña muestra de lo que pudimos conocer en el Seminario Chile Alerta, “Innovación para la prevención y recuperación del país en los desastres naturales”.

Gracias a nuevos proyectos de recolección y procesamiento de data sobre el comportamiento de nuestro planeta y sus pobladores, estamos intentando hacer frente a toda una avalancha de desastres naturales que tarde o temprano volverán a azotar, sea en Chile, Japón o Perú. Alertas tempranas, monitoreo en tiempo real, colaboración internacional, mayor educación de la población, especialmente desde edades tempranas, tecnologías de punta para la colaboración, nuevas técnicas de construcción anti sísmicas (asombrosas), son solo una pequeña muestra de lo que pudimos conocer en el Seminario Chile Alerta, "Innovación para la prevención y recuperación del país en los desastres naturales", que se realizó el pasado jueves 20 de octubre en el Aula Mayor del edificio IBC de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.

ESTE SEMINARIO SIRVIÓ PARA LANZAR OFICIALMENTE LA CONVOCATORIA #CHILEALERTA QUE FINALIZA EL 9 DE NOVIEMBRE PRÓXIMO. INFÓRMATE DE CONDICIONES, MONTOS Y PROYECTOS A APOYAR EN ESTE LINK

Como habitantes del mismo ecosistema tenemos ante nuestros ojos toda una montaña de datos provenientes del mundo físico que puede ser de gran utilidad para la prevención, detección y mejor respuesta ante los variados desastres naturales que ocurren cada cierto tiempo en Chile y el mundo. Lo curioso, y preocupante, es que dicha data hasta hace algunos años, solo era materia de algunos visionarios que la recolectaban e intentaban usarla en beneficio de todos. Hoy en día, el desarrollo de la TI ha permitido que esta información esté al alcance de casi todos los gobiernos del mundo. Chile es uno de ellos. Sin embargo, aún hay ripios por mejorar y emergencias que atender.

"Para responder a la emergencia es muy importante la preparación previa. Nuestro trabajo, que se ve como una respuesta, está sustentado por todo un proceso que es previo y que luego de un desastre también tiene un proceso de reflexión y de lección aprendida", dice Víctor Orellana, Sub Director Nacional de Onemi, quien expuso durante el Seminario. "Entonces todo ese ciclo debe irse articulando con distintas herramientas donde el desarrollo de las tecnologías es un canal muy relevante, sobre todo para efectos de las comunicaciones. Este es un insumo vital. Muchas veces luego de un desastre resulta más importante saber qué pasó con su pariente, incluso que tener alimentación o refugio, por ejemplo. Las tecnologías tienen un valor muy relevante sobre cómo lograr que la red de comunicaciones se restablezca lo más rápido posible luego de un desastre".

Orellana señala que los sistemas de monitoreo de las amenazas son también fundamentales, y en este punto no se requieren grandes infraestructuras o tecnologías, puesto que existe toda una línea de micro sensores y sensores de bajo costo, que a través de desarrollos tecnológicos masivos, podrían generar una capa de recursos importantes para poder estar mucho más atentos ante una posible emergencia.

"Ahora, para todo lo que involucra la reconstrucción y rehabilitación, todo lo que son tecnologías destinadas a mejorar y reparar las cosas que sufrieron algún daño, también hay avances. La oportunidad que entrega un desastre es también poder reconstruir mejor que como estaba antes. Cada uno de estos eventos puede significar una oportunidad para que el desarrollo tecnológico ayude a dejar mejor preparado una infraestructura o una comunidad para el próximo desastre", apunta el ejecutivo de Onemi.

La data es fundamental. Y esto es lo que Jorge León del centro de investigación Cigiden nos dejó muy claro. Toda la experiencia de los terremotos y tsunamis que azotaron Chile el 2010 (centro-sur) y el 2015 (norte chico) han permitido a este centro desarrollar modelos de simulación y predicción de, por ejemplo, cómo debe evacuar la población de Viña del Mar ante un maremoto. Los datos están y son recolectados de múltiples fuentes en todo el mundo, pero la clave está en sacar la inteligencia de ellos y, en base a datos históricos, empíricos y a estudios en terreno, poder elaborar modelos predictivos que ayuden a las personas.

"A contar del 2016 y hasta el 2021 la idea es mover el foco del análisis (sin dejar de lado las otras) a otras áreas metropolitanas, como Valparaíso y Viña del Mar. Por lo tanto, estamos en una etapa inicial de levantamiento de condiciones de vulnerabilidad en esta zona. Luego de aquello se pasa a una etapa de sugerencias de medidas de mitigación. El estero de Viña es un tema en sí mismo", dice Jorge, mostrando en las simulaciones que un terremoto de una magnitud considerable, y con ciertas características, generará un maremoto que sí o sí ingresará por el estero de Viña. "Eso es un hecho".

La educación como gran inversión

"Para nosotros ahora lo principal es la educación. Nos hemos dado cuenta de que una de las falencias más grandes que tiene el ciudadano de Valparaíso es la falta de educación con respecto a la prevención y con respecto al actuar en caso de una emergencia. Claramente, si no somos capaces de traspasar toda la información que nosotros sí conocemos y manejamos (como unidad de emergencias), a la gente que realmente lo necesita, todos fracasamos", dice Ricardo Valdés de la Municipalidad de Valparaíso.

Por ello que este 2016, señala Ricardo, así como el próximo año, estarán centrados en la educación y en la creación de algún proceso producto de la incorporación de mayor educación en la población.

"Pienso que la educación es la base para todo en este momento. Tanto formal como informal, desde jardín infantil, las escuelas y la universidad, y la educación informal como la información que se le puede dar a la gente en sus comunidades es fundamental", dice Paola Moraga, Ingeniero en Construcción de la PUCV y experta en temas ligados a la educación en temas de control de desastres y gestión del riesgo en la educación.

Paola tuvo la gran experiencia de viajar a Japón y ver cómo allí la educación es la base de toda la estrategia nacional ante desastres. Desde los 3 años, en el jardín infantil, se les comienza a inculcar a los niños que los terremotos y maremotos, están en el alma del país y que tarde o temprano les tocará vivir uno. Por lo mismo, la prevención parte por ellos. Además, como sociedad, Paola señala que el recuerdo de las tragedias ayuda a superar el trauma y el dolor. La construcción de museos sobre los desastres son comunes y allí la gente puede ir a informarse y a recordar a quienes perecieron en tales hechos.

Aislamiento sísmico de la compañía chilena Sirve: bailando sobre el terremoto

Sin duda, lo mostrado por Henry Sady de la compañía nacional Sirve fue la guinda de la torta. Se trata de la tecnología utilizada con éxito por la compañía nacional, denominada aislamiento sísmico y que, en palabras simples, son estructuras circulares de metal con goma, parecidas a tortas, que se insertan en los cimientos de las edificaciones, aislando la estructura del suelo. El resultado: el edificio se menea suavemente, minimizando notablemente los daños de la estructura, la percepción del movimiento y el caos.

"En general todas las tecnologías que discutimos, especialmente la del aislamiento sísmico, redundan en un mejor comportamiento de las estructuras que están protegidas por estas tecnologías, especialmente infraestructura crítica como hospitales y otras de vital importancia, lo que se manifiesta en un mayor bienestar para la población", dice Henry.

Esta tecnología permite a hospitales, cuarteles de bomberos, entre otros actores de importancia durante una emergencia, además del caso de las mismas personas y los edificios habitacionales, tener el beneficio de que estas personas no quedarán traumatizadas después de un terremoto, ni daños sicológicos. "En el fondo, son muchas las formas, desde lo económico hasta lo sicológico, en que estas nuevas tecnologías ayuda a las personas que habitan estas estructuras", dice Sady.

"Con lo que hoy le cuesta al país la ocurrencia de un desastre natural, hablamos de más del 1% del PIB anual, incorporar dinero en minimizar esos daños va en directo beneficio del propio estado y de las personas, es decir, como sociedad es rentable invertir en este tipo de tecnologías", finaliza el ingeniero.

Una red global interconectada y en constante alerta

"Cuando se registra un tsunami importante en Chile o en el otro lado del Pacífico, o en Perú, Ecuador...inmediatamente surge una amenaza para nuestro país. Por ello que nosotros sustentamos y construimos redes de cooperación con los sistemas de monitoreo global, con el centro de tsunamis del Pacífico de Hawai, Japón, Australia y todos los países que formamos parte del cordón de fuego del pacífico", apunta Orellana de la Onemi.

Orellana aclara que cuentan con todas las conexiones de internet y satelitales que les alertan de lo que está ocurriendo en tiempo real en todo el mundo, y en la eventualidad de una caída (blackout) cuentan con un respaldo.

"A nivel de redes sismológicas tenemos redes interconectadas en tiempo real con Argentina, Perú, Ecuador, Colombia. El mundo es uno solo y estas redes de información y de comunicación operan como una gran red de protección local y global", dice el ejecutivo de la Onemi. "Los grandes desastres no reconocen fronteras", finaliza Orellana.

Por Pablo Albarracín, Chrysalis;
Fotografías: Vanessa Varas, Facultad de Ingeniería PUCV.