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Reflexión: “Los otros” en Fratelli tutti

La Dra. Ana Formoso mcr, académica de la Facultad Eclesiástica de Teología de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, reflexiona sobre el mensaje que entrega la última Encíclica del Papa Francisco.

18.11.2020

La Encíclica Fratelli tutti del Papa Francisco entra perfectamente dentro del Magisterio de la Doctrina Social de la Iglesia, recoge temáticas de sus antecesores, como por ejemplo la solidaridad, subsidiaridad, bien común, la hipoteca social de los bienes, de la vida integral y de la paz. El aporte principal, a mi modo de ver, es el énfasis en la Fraternidad y Amistad Social, o sea, es necesario otra lógica de relaciones. Hay un camino que está abierto y que hay que recorrer. Lo primero que me gustaría dejar en claro, es que la propuesta de una Fraternidad amplia y de una amistad social, no es algo abstracto, acabado, es un documento del Magisterio Social de la Iglesia que interpela nuestra vida personal y social. No tiene nada de romántico, hay un cuestionamiento profundo de las injusticias actuales, principalmente en el primer capítulo, pero lo va desarrollando en los siguientes también. Apela a un cambio de postura de vida.

Sí, el Papa Francisco se refiere mucho a los pobres y a los descartados como le gusta decir a él. Es parte de su vida y aquí se recoge una doctrina testimoniada, ha ido a la cárcel a visitar a los presos y presas, eso lo hizo en  Roma y en Chile. Su primer viaje fue a Lampeduza donde mueren millones de personas pobres que salen en busca de la sobrevivencia, nuestros mares también se han transformado en cementerios. Triste realidad, es un desafío fraterno y ambiental. Pero allí donde hay muerte el Papa Francisco ha ido a alzar la voz, a escuchar y a dialogar con las autoridades competentes.

La interpelación que nos hace en el documento por medio de la lectura de la  Parábola del Buen Samaritano es justamente un llamado de atención a hacernos próximos, a tener una actitud activa delante de la gente que está herida por un sistema de vida indiferente al sufrimiento.

Reflexionemos en los jóvenes que están en nuestro corazón, en nuestro horizonte educacional, cómo acompañar  esta generación si casi no hay tiempo para escuchar sus alegrías y dificultades, todo tiene que ser efectivo y rápido. El parar y escuchar complica, nos hace cambiar nuestro planes, posiblemente vamos a llegar tarde o si es muy complicado no llegamos ¿estamos dispuestos a complicarnos la vida por el bien del otro/a? ¿Vamos a tender redes de apoyo? Estamos tan interconectados que precisamos trabajar en red  y esto es bueno, pero no siempre nos detenemos a dar nuestro tiempo, a buscar y a aprender con los demás.

Como le gusta decir a la filósofa Adela Cortina hay aporofobia, rechazo al pobre, no nos incomoda el extranjero que viene a invertir. Nos incomoda el que no consume casi o el que viene a sobrevivir, el que está herido. La inclusión o la exclusión de la persona que sufre al costado del camino definen los proyectos económicos, políticos, sociales y religiosos. La historia del Buen Samaritano se repite en la vida social y política, donde vemos saqueos de oportunidades que dejan a tantos marginados en la salud, educación, sin posibilidades de techo, trabajo y tierra, esto lo viene diciendo el Papa en los diferentes encuentros con los movimientos sociales y lo repite en esta Encíclica.

Todas estas realidades que expresan diferentes pobrezas están en el centro de la interpelación de la Encíclica Fratelli tutti. Tenemos responsabilidad sobre el herido que es el pueblo mismo y todos los pueblos de la tierra. Cuidemos la fragilidad de cada hombre, de cada mujer, de cada niño y de cada anciano, con esa actitud solidaria y atenta. Por eso la Parábola del Buen Samaritano no nos invita a mirar de lejos y a decir mi prójimo es la persona que está en tal lugar, es la cercanía de nosotros la que nos hace prójimos.