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Reflexión: “Dios y su nueva forma de hablarnos en tiempos de crisis”

Compartimos columna de opinión de Ana María Formoso Galarraga, mcr (Misionera de Cristo Resucitado), académica de la Facultad Eclesiástica de Teología de la PUCV.

¿Es posible hablar del Dios de la vida en medio de esta pandemia que se sigue expandiendo en nuestro mundo? No sólo es posible, debemos tener ojos para ver y agradecer como Jesús sale a nuestro encuentro en esta compleja situación. Es triste lo que está pasando mundialmente, pero muestras de lo divino podemos apreciarlo por ejemplo a través de la gente que nos cuida en el área de la salud, del aseo, de las personas que transportan alimentos y las que siguen trabajando porque no pueden hacer la cuarentena. En el espacio eclesial son muchas las religiosas, laicas, religiosos que están dando su vida y cuidando a los más necesitados.

Nos encontramos con niños y jóvenes encerrados en sus humildes viviendas, tratando de sobrellevar este complejo escenario. No obstante, Dios está en todas estas realidades y creo que como nunca se nos abrieron los ojos para ver como él nos visita mediante personas y contextos que no nos esperábamos.

Un nuevo paradigma se nos abrió y ¿qué podemos aprender de todo esto? Aquí está nuestro desafío educativo, espero que luego de que pase esta crisis seamos capaces de dar prioridad a los vínculos, al cuidado ambiental, a la dignidad y a la empatía que no tiene fronteras, razas o género.

Tenemos la oportunidad de que caigan las máscaras y que seamos más cristianos, más universales, para podernos reconocer en relaciones dignas y empáticas. Asimismo, que nuestra educación sea parte de la belleza del Misterio de la Encarnación y de la Pascua que abraza el sufrimiento humano y que lo dignifica con su Resurrección.

Dios está con nosotros sufriendo, llorando, cuidando, investigando, trabajando y dándonos esperanza. La fe es seguir aun cuando la noche está oscura pero sabemos que el Dios de la Vida, de la Resurrección no nos abandona.

Iniciamos la Semana Santa y que bueno sería que cada uno/a donde esté pueda elevar su pensamiento, su corazón a Jesús y traer la multitud de personas que hoy claman por relaciones de respeto y de dignidad.

¡Bendecida Semana Santa y que la alegría de la Resurrección de Jesús nos fortalezca en humanidad!