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Facultad Eclesiástica de Teología realizó conferencias sobre pensamiento medieval

Jean Paul Martínez, doctor en Filosofía y el Centro de Estudiantes de la Facultad Eclesiástica de Teología PUCV organizaron esta actividad.

“La bienaventuranza. Una lectura sobre el bien final en Santo Tomás de Aquino” se tituló la ponencia dictada por la alumna de la Facultad Eclesiástica de Teología, Sandra Rojas, que dio inicio a las “Conferencias sobre Pensamiento Medieval”, actividad organizada por el doctor en Filosofía, Jean Paul Martínez, y el Centro de Estudiantes de la Facultad Eclesiástica de Teología PUCV.

El trabajo presentado por Sandra Rojas buscó profundizar en la idea de bienaventuranza y bien final entregado por Santo Tomás de Aquino a través de su obra.

“Para Santo Tomás Dios dirige todas las cosas a su fin supremo, que es Él mismo, en cuanto Sumo Bien. El hombre tiene la facultad de percibir y tender al bien; también posee una disposición natural para entender los principios prácticos de los cuales dependen sus buenas acciones”, explicó la alumna.

Otra consideración del Santo es alcanzar el Bien final. “Para obtener la bienaventuranza hay que ser feliz en este mundo. Para Santo Tomás, la felicidad se alcanza por medio del conocimiento y la práctica de las virtudes. Él distingue entre virtudes intelectuales, que son hábitos de la mente y virtudes morales, que son costumbres de la acción.  Éstas son las que llevarán al hombre a conseguir la virtud más alta que es la sabiduría, que lo llevará a alcanzar la felicidad y con ésta el Bien Supremo”, puntualizó la estudiante. 

Agregó que alcanzar el Bien Supremo consiste en ver a Dios, el encuentro cara a cara con lo divino. “Esta bienaventuranza, el hombre no puede alcanzarla solo, necesita ser guiado por Dios mismo.  Sólo el sabio, que conoce las causas últimas de las cosas y los principios intelectuales, puede actuar en consecuencia; puesto que no sólo sabe lo que es bueno, sino que además lo practica.  El sabio posee la felicidad pues en él la disposición intelectual y la acción van de la mano. Alcanzando la felicidad y con la ayuda de Dios, el hombre logrará alcanzar la bienaventuranza o Bien Supremo”, concluyó Rojas.

San Agustín

“La noción de bien en el Natura Boni y su relación con el amor divino en San Agustín” se tituló la conferencia de la Dra. Verónica Benavides, profesora PUCV.

“Quiero recordar el texto de las Confesiones donde San Agustín busca a Dios, pero primero en el exterior, en las cosas mundanas. No somos Dios, él nos ha hecho. Esta frase es muy decidora porque las cosas mismas están respondiendo respecto de su naturaleza. El mundo material se reconoce como hecho y no como autónomo. San Agustín no descarta las cosas mismas pues las ve como una etapa del camino que le lleva a Dios, que le conduce a su reconocimiento en el fondo del alma, como presencia viva e infinitamente otra, distinta, respecto del hombre. Entonces estos son bienes, pero no son absoluto. No son ellos Dios. Lo común entonces, en esta constatación que hace San Agustín en las Confesiones, es la noción de bien, las cosas son bienes, pero no son Dios. Dios tendrá que aparecer de alguna forma como un bien absoluto y supremo”, explicó la académica.

La profesora citó el texto de San Agustín, De Natura Boni contra Manichaeos, en su primer capítulo, donde se señala que Dios es el bien sumo e inmutable del cual derivan todos los otros espirituales y corporales.

San Agustín menciona que Dios es tan omnipotente, que puede aún de la nada, es decir, de lo que absolutamente no es, hacer cosas buenas, grandes y pequeñas, celestiales y terrenales, espirituales y corporales. “Por lo tanto aquí también estamos constatando que la naturaleza creada también tiene un grado de bondad, aun cuando esté hecho de la nada”, precisó la profesora.

 

Natalia Cabrera Vásquez

Facultad Eclesiástica de Teología