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Comedor 421 de la Iglesia de La Matriz rindió homenaje a la profesora Eugenia Colomer

El padre Gonzalo Bravo, académico de la Facultad Eclesiástica de Teología de la PUCV, presidió una misa con motivo de cumplirse un mes del fallecimiento de la ex directora del Instituto de Ciencias Religiosas PUCV, Eugenia Colomer. En la oportunidad, miembros del Comedor 421 le rindieron un homenaje póstumo a la académica por su destacada labor como voluntaria de ese lugar.

06.06.2010

Con la presencia de familiares y amigos de la profesora Eugenia Colomer; voluntarios del Comedor 421 de la Iglesia de La Matriz; profesores y funcionarios de la Facultad Eclesiástica de Teología, se ofició una eucaristía en memoria de la ex directora del Instituto de Ciencias Religiosas, Eugenia Colomer Espinosa, al cumplirse un mes de su fallecimiento.

“Hoy recordamos la sonrisa de Eugenia, su solidaridad y cercanía con los más pobres como voluntaria del Comedor 421 de esta Iglesia de La Matriz. Ella decía es inquebrantable el amor que Dios tiene por nosotros, no se quiebra y su fidelidad permanece para siempre. Esta es la certeza que ella tenía y que nos dejó como enseñanza”, expresó el padre Gonzalo Bravo.

En la oportunidad, voluntarias del Comedor 421 dirigieron algunas palabras para dar a conocer el trabajo de la profesora en este lugar. “La Quenita llegaba los días domingos con sus cajas de plátanos y con sus chocolates para regalar a los pobres, pero más que traer al comedor cosas materiales ella venía con su corazón llenito de amor para dar. Siempre estuvo preocupada por mí y mi familia, entregándome apoyo en los momentos que lo necesitaba”, comentó Norma Bernales, voluntaria del Comedor 421.

Judith Salas, coordinadora del Comedor 421, también recordó a la académica en su labor como voluntaria. “Eugenia venía una vez al mes, pero me dijo que quería hacer algo distinto. Ella se ofreció para cocinar en el comedor. Le pregunté si podía venir los días jueves y me respondió de inmediato que sí. Recuerdo cuando preparábamos pantrucas y aprendía como cocinábamos acá. Ella dejó una huella con su alegría, amor y entrega”, mencionó Judith Salas.

Luego de la eucaristía el padre Gonzalo Bravo, que también es párroco de la Iglesia de La Matriz, invitó a los asistentes para compartir una once en el Comedor 421.