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Columna de Opinión: "Religión y Coronavirus"

Compartimos columna de opinión del Dr. Juan Daniel Escobar Soriano, académico de la Facultad Eclesiástica de Teología.

Hace unas semanas y según lo recoge la Secretaría de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas, el líder de la Iglesia Universal del Reino de Dios, grupo que podríamos ubicar en un neopentecostalismo muy sui generis, recomendó a sus fieles minimizar los impactos del coronavirus, por ser una “invención de Satanás”.  El medio digital argentino El Destape, reproduce las siguientes palabras de Edir Macedo: “No se preocupen con el coronavirus, es una táctica o más que eso de Satanás. Satanás trabaja con el miedo, el pavor, con la duda. Y cuando la gente está con miedo, pavor o dudas, quedan débiles, cualquier vientito se transforma en neumonía”. Incluso, según la misma fuente, hay un video en que Macedo muestra a un supuesto médico que minimiza las orientaciones de la Organización Mundial de la Salud, en medio de la disputa que se produjo en la ciudad de São Paulo, Brasil, entre las autoridades y diversos cultos evangélicos contra la prohibición de asistir a lugares con más de 500 personas. También dijo que los grandes medios de comunicación son los culpables del miedo de las personas y que detrás de toda la campaña de coronavirus habría un interés económico. Macedo, fundó este grupo en 1979 y hoy cuenta con sedes en distintos países.

Es lamentable que estas afirmaciones y actitudes debilitan la importancia que la religión debería tener para las personas, ya que la misma del siglo XXI no puede ser teocéntrica como tampoco antropocéntrica,  sino que debe conjugar armónicamente las tres dimensiones de la realidad, las cuales son: el aspecto material y corporal, las diversas facetas de la persona y sus actividades, y finalmente, el reconocimiento del principio mistérico, divino o trascendente.

Este principio mistérico es garante de una libertad no manipulable de ningún tipo. La religión no puede ser una simple llamada a la trascendencia o una mera espiritualidad inmanente, ya que la persona no es solo espíritu, sino que como lo afirmaba Santo Tomás, el ser humano es un espíritu encarnado.

Una religión verdadera y responsable frente a la pandemia que estamos viviendo, llama a sus fieles a obedecer las instrucciones de las legítimas autoridades y buscará las formas de ayudar, cómo lo han hecho pastores evangélicos de la Ciudad de los Ángeles, al igual que de Santiago, al ofrecer sus templos como posibles hospitales de campaña.

En la Iglesia Católica, también hemos encontrado valiosas iniciativas, por ejemplo, el Arzobispado de Santiago ofrece 15 espacios eclesiales para enfrentar la crisis, y que puedan acoger a personas en situación de calle, al igual que la preocupación y acción del párroco de La  Matriz frente a los más desposeídos en nuestra ciudad.

Finalmente, quiero resaltar acciones de religiosos que fueron y son heroicas, como el caso de don Giuseppe Berardelli (72 años), párroco en Bérgamo, Italia, quién murió por el coronavirus tras haber donado el respirador mecánico que le regaló su feligresía a un enfermo más joven.