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Vicente Antúnez Vergara

Mi nombre es: Vicente Antúnez Vergara.

Soy de: Santiago.

Estudié en la Escuela de Derecho PUCV entre los años 2014 y 2019.

Trabajo en Barros & Errázuriz Abogados.

1.- El mejor recuerdo que tengo de la Escuela

La verdad es que tengo muchos. De la Escuela salieron hartas experiencias buenas y varios amigos. Pero sin duda que la más importante y formativa fue mi intercambio académico. Tuve la oportunidad y el placer de estudiar en la Universidad de Heidelberg, Alemania, entre el 2017 y 2018, gracias a los convenios bilaterales de la Facultad. Fue un semestre entero estudiando cursos en alemán y viviendo con alemanes en un departamento compartido. Eso me permitió sumergirme de lleno en una cultura y una sociedad que son tremendamente interesantes, y con la que tengo una especial cercanía debido a lazos familiares y afectivos. Es una experiencia que repetiría mil veces y que, en cierto sentido, pretendo replicar estudiando un magíster, muy probablemente en la misma Universidad, ya que no sólo es de las más antiguas de Europa y está ubicada en una de las ciudades más hermosas de Alemania, sino que también es de las mejores en Derecho que tiene ese país.

2.- Algún bochorno académico o anécdota universitaria.

De esos también hay varios, pero me quedo con uno en particular.

Varias veces tuve que oficiar como maestro de ceremonia en actividades académicas, y me preparaba. Pero en una ocasión, otro compañero del equipo de trabajo se ofreció, así que le delegué completamente esa tarea. Llegó el día de la actividad y cuando estábamos a minutos de comenzar, con la sala llena de asistentes, ese compañero avisó que no podría llegar por un contratiempo, así que me pidieron a mí que lo cubriera. En cosa de segundos me leyeron en voz alta un resumen del CV de cada ponente y con eso, sin papel de apoyo ni nada, me subí al podio. Presenté a todos los ponentes, pero cuando iba por el último se me olvidó su nombre, ahí, frente a la audiencia y el Decano. Resultó ser que ese ponente era un Ministro del Tribunal Constitucional, bien conocido y que costaba traer a ese tipo de actividades. El Ministro, amablemente y para romper el silencio incómodo, me ofreció a viva voz presentarse él mismo. La vergüenza del episodio me dura hasta el día de hoy, pero fue una buena lección: siempre estar preparado.

3.- ¿Qué otras actividades o pasatiempos pudiste desarrollar en tu época universitaria?

La verdad es que siempre estuve metido en todo tipo de cosas. Participé en el Centro de Estudiantes (CED) desde primer año, hasta que fui electo como Vicepresidente. Fui parte del Centro de Estudios Ius Novum (CEIN) y se me dio la gran oportunidad de liderarlo como Director Ejecutivo. También pude participar en varias versiones del Congreso Estudiantil de Derecho de la Judicatura. Fui ayudante de Derecho Romano, de Derecho Comercial y, ya como egresado, del Programa de Cumplimiento Normativo que creó nuestra Escuela de Derecho en alianza con la Escuela de Negocios PUCV. Trabajé para el área de difusión de la Facultad y como guía de los estudiantes de intercambio que llegaban a la PUCV. Participé en un intercambio estudiantil en la Universidad de Heidelberg, Alemania, donde aproveché de tomar cursos de profundización en mi área de interés. También hice varias pasantías, lo que me permitió identificar de mejor manera mis intereses y terminar trabajando en el Estudio Jurídico al que pertenezco ahora. 

Siempre he pensado que la Universidad es una universalidad de cosas y hay que aprovecharla a concho. Hay que intentar no quedarse atrapado en la sala de clases, sino que ir complementando la experiencia.

4.- ¿Cómo se ha hecho presente el sello PUCV en tu vida profesional y/o personal?

Yo creo que el sello PUCV se marca fuertemente en dos aspectos: la formación integral y la pluralidad. 

Durante la carrera, no sólo recibimos una educación de excelencia en todas las ramas fundamentales del Derecho, sino que también se estimulan y potencian las habilidades blandas, tanto a través de cursos como mediante la posibilidad de participar en un amplio espectro de organizaciones estudiantiles, académicas y no académicas, que requieren competencias básicas como liderar proyectos y trabajar en equipo. Además de eso, hay una oferta amplísima de cursos de especialización y de alternativas vinculadas con intercambios académicos, que no sólo permiten consolidar y profundizar el conocimiento en áreas de nuestro interés, sino que también conocer culturas y personas distintas. Eso te abre todo un mundo.

En cuanto a lo segundo, nuestra Universidad y su carrera de Derecho en particular siempre se ha caracterizado por la pluralidad. La comunidad educativa está conformada por personas de todo Chile y de todas las realidades sociales. La carrera, además, tiene un fuerte componente de vinculación con el medio. Hay también una gran variedad de iniciativas estudiantiles que permiten un trabajo de igual a igual, basado en competencias y habilidades, sin importar el origen social. Esos factores te impiden vivir en burbujas o, a lo menos, reducen significativamente esa posibilidad. Aprendes a relacionarte, trabajar y compartir con todos. Eso sin duda te sirve para la vida.

5.- ¿Qué le aconsejarías a nuestros alumnos y futuros alumnos de Derecho PUCV?

Es difícil aconsejar al resto porque todos viven realidades muy distintas. Pero lo que sí creo que es necesario es apasionarse. Apasionarse por lo que uno hace, por lo que uno estudia, por lo que uno logra y por lo que uno quiere conseguir en la vida. Eso te permite sobrellevar cualquier dificultad u obstáculo, y en esta carrera hay hartos de esos. Porque si te apasiona lo que haces y tienes un norte más o menos claro, los obstáculos y las dificultades terminan transformándose en medios para alcanzar un fin mayor. A veces identificar lo que te apasiona fluye de manera muy natural, llega sólo. Pero en otras ocasiones, como la mía, fue una búsqueda. Tuve que ir probando muchas cosas, incursionando en varias áreas y participando en hartas organizaciones y actividades. Todas me dejaron enseñanzas y varios amigos, pero sólo algunas me permitieron identificar qué es lo que verdaderamente me gustaba y me veía haciendo el resto de mi vida. Y es precisamente a esas cosas a las que me aferré con todo, las que practico hoy en día y las que me motivan a ser mejor.

Por lo que mi consejo es ese: apasionarse y no tener miedo a probar y conocer cosas y áreas nuevas. Participar en todo lo que se pueda, hacerse parte de las organizaciones que sean de su interés, aprovechar las oportunidades que ofrece la Universidad en cuanto a cursos de especialización, charlas, ayudantías, intercambios académicos, actividades de vinculación con el medio, pasantías etc. Hay un mundo de alternativas y uno tiene que aprender a navegar entre ellas y encontrar las que se adecúen a sus gustos e intereses. Y de ahí, estoy seguro, saldrán muchas experiencias positivas, hartos aprendizajes y varios amigos. Las salas de clases son importantes, pero son sólo una pequeña fracción de la vida universitaria, por lo que hay que aprender a no quedarse atrapados en ellas.