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Alejandro Guzmán Brito

Mi nombre es: Alejandro Guzmán Brito

Nací en: Santiago de Chile

Estudie la enseñanza media en: Valparaiso

Estudié en: la Escuela de Derecho de la UCV entre los años 1965 y 1969

Trabajo en: La Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso

Preguntas:

1. El mejor recuerdo que tengo de la Escuela

El mejor recuerdo que tengo de la Escuela son las clases de algunos de mis profesores como don Gonzalo Calvo, don Enrique Pascal, don Raúl Le Roy, don Italo Merello, don Enrique Aimone, doña Inés Pardo

 

2. Algún bochorno académico o anécdota universitaria.

No se trata de un bochorno. En segundo año, curso en el cual tuve seis notas 7 y una nota 4, la comisión que recibía los exámenes finales, que eran siempre orales, solía hacerme preguntas de amplio respiro, supongo que por haberse expandido mi fama de buen estudiante y permitirme cierto lucimiento. En tres o cuatro exámenes la pregunta se refería a instituciones modernas y yo comenzaba mi respuesta así: “Hasta la Revolución francesa esto era así; pero desde entonces, etc.”. Mis compañeros notaron el punto y cuando se acercaba el momento de mi examen me decían: “Alejandro, dentro de poco te toca hablar de la Revolución francesa …”.

 

3. La mejor obra de arte con trama jurídica.

Creo que se trata de “El mercader de Venecia” de Shakespeare. Como se sabe trata de un judío rico que hizo un préstamo alto a un tal Antonio. En el contrato, éste último declaró en garantía que su acreedor podría tomar una libra de su carne si el préstamo no era pagado en su momento. Los negocios de Antonio fueron mal y no pudo pagar la deuda, así que el judío reclamó ante el dux de Venecia el cumplimiento del contrato, vale decir, una libra de carne de Antonio. El abogado de éste declaró que el contrato debía cumplirse pero que el judío no podía coger ni una pizca de la sangre.

Ante la imposibilidad de cortar carne sin derramar sangras el judío aceptó que se le pagara el triple del capital prestado que los amigos de Antonio le habían ofrecido y él rechazado. Pero se le acusó de atentar, siendo extranjero, contra la vida de un cristiano, que en la Venecia de entonces se sancionaba con la confiscación de los bienes. El asunto jurídico se conduce a esto: el judío exige una libra de carne y el abogado de Antonio (en opinión acogida por el dux) exige que no se derrame ni una gota de sangre. Ambas partes, pues, piden aplicar la letra del contrato. No se trata del conflicto entre el sentido y la letra sino de una lectura literal con otra; y en ello radica la fuerza dramática de la obra.

 

4. El mejor chiste de abogados.

Destaco no un chiste sino la descripción de una situación. Cuando un abogado decide defender su propia causa, lo que entonces se tiene es un abogado estúpido y un cliente idiota. Parece chiste pero es una verdad enorme.