Ir a pucv.cl

Lidia Casas: “Hay una cosa bien curiosa, entre la aspiración de lo que el derecho tiene que cumplir, versus lo que puede hacer”

En el contexto de una capacitación para los y las integrantes de la Comisión CAHVDA, Lidia Casas, abogada, profesora titular y directora del Centro de Derechos Humanos de la Facultad de Derecho de la Universidad Diego Portales, visitó la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.

Su vasta experiencia en temáticas relacionadas con la violencia en contra de las mujeres, y el acceso a la justicia y género, la convierten en una referente a nivel nacional en estas áreas. Además, ha estado involucrada en la creación e implementación de medidas para favorecer la equidad de género al interior de su Facultad.

Conversamos con ella para saber cómo evalúa la puesta en marcha de la Ley 21.369 en las universidades chilenas, así como también sus principales desafíos.

Hoy estamos en un taller para abordar las limitantes de la Ley 21.369, sin embargo, parece que justamente ese marco de acción es lo más difícil de comunicar. ¿Cómo se conjugan esas dos miradas? 

Esta ley surge como una respuesta frente a lo que fue el mayo feminista, donde diría yo que hay un feminismo mucho más punitivista. Todo tipo de conductas en la propiedad de distintos niveles de graduación parecieran haberse juzgado del mismo modo, sin considerar los hechos que están involucrados o los contextos.

Cuando existe una expectativa de la sanción más alta, siempre va a haber disconformidad. Entonces hay una cosa bien curiosa, entre la aspiración de lo que el derecho tiene que cumplir, versus lo que puede hacer. También está esta idea de no gradualidad, de la falta de proporcionalidad de las penas, como nosotros diríamos. 

Creo que esa mirada no permite avanzar, porque lo único que hace es no ver las gradualidades, los matices, que son necesarios para ir avanzando culturalmente.

En la misma línea, también se abordaba el tema de la justicia restaurativa, la cual no parece contar con la aprobación de todos los sectores. ¿Cómo podemos implementar este enfoque que, aparentemente, resulta más beneficioso para favorecer la buena convivencia?

La justicia restaurativa descansa sobre la idea de que hay dos personas que están involucradas y que lo importante es que una de ellas reconozca que ha cometido un hecho reprochable. Hay un reconocimiento del otro, digamos que hay una suerte de cambio de conducta, permite que el relacionamiento se diferencie.

La justicia restaurativa no es aplicable en todos los casos,  pero permite, no solamente reparación para las personas involucradas, sino también de la comunidad.

Voy a dar un ejemplo, porque en Chile ese es parte del problema, creo yo, no hay una visión fuerte de lo que podría ser la justicia restaurativa. Uno puede pensar, por ejemplo, en los daños a la propiedad pública. 

Ustedes constantemente se ven enfrentados aquí en la V región con los grafitis del tren y se esperan ciertos tipos de condenas, pero, ¿qué pasaría si parte del reconocimiento y responsabilidad pasara por hacer un aporte en el mejoramiento de Valparaíso? , ¿por qué no pensamos en la instalación de una política pública que hiciera pensar una suerte de rehabilitación, en una devolución hacia la comunidad?

En algunos casos eso tiene un valor mucho más importante que la mera sanción de una amonestación verbal o escrita. Tiene un sentido de revinculación con la comunidad, y el reconocimiento de la comunidad hacia esa persona, entonces, creo que tiene mucho más beneficio. 

La Ley 21.369 exige que las universidades tomen diversas medidas para favorecer un ambiente seguro para las comunidades. Entre sus mandatos se encuentra la sanción, por ejemplo, que es un ítem medible, sin embargo, otros como la prevención son más desafiantes de aplicar. ¿Cómo ve esto?

Exactamente. El derecho es tosco, siempre llega tarde y lo mismo pasa con los reglamentos. Hay una cuestión muy formal que aparece en los reglamentos estudiantiles y los afiches, pero no hay medidas sistemáticas para la creación de conciencia frente al tipo de conducta. 

¿Por qué los profesores que se incorporan al mundo estudiantil no tienen que hacer un cursillo en línea sobre estos temas? o, ¿Por qué no es posible pensar en talleres u otras actividades, particularmente con los estudiantes que llegan en sus primeros años a la universidad?

Este es uno de los grandes desafíos para las universidades, ¿hay alguna experiencia exitosa que conozca al respecto?

Yo puedo hablar de lo que estamos haciendo en la Facultad de Derecho de la UDP, donde se ha hecho un esfuerzo importante. Cambiamos la malla, pero también venimos haciendo transformaciones importantes en otras áreas. 

Por ejemplo, implementamos una medida para que haya equidad en la cantidad de autores y autoras en las lecturas obligatorias. Lo mismo en los seminarios, donde debe haber igual número de mujeres y hombres, entre otras cosas. Estamos instando este cambio con acciones.