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Columna de Manfred Wilhelmy, Director ejecutivo de CEA

20.12.22
 
Las complejas circunstancias nacionales e internacionales del 2022 han planteado enormes desafíos. La invasión rusa en Ucrania marca el peor retroceso en materia de seguridad en Europa desde 1945. Sus efectos globales y regionales en ámbitos sensibles, como energía y alimentos, y por ende inflación, son severos. Golpean a toda la comunidad cuando aún se sienten efectos de la pandemia, así como de inestabilidad social y política, en un país que viene enfrentando una agenda interna compleja.
 
El período de instalación del nuevo gobierno, el mayoritario rechazo ciudadano a la propuesta de la Convención Constitucional y el rediseño del camino hacia una nueva Carta Fundamental demandan grandes exigencias, tanto a instituciones como a las personas.
 
En este contexto, el retorno gradual a actividades presenciales no ha sido fácil. Por una parte, hemos visto situaciones como reiteradas asistencias masivas a espectáculos artísticos realizados en recintos de gran capacidad. Estos públicos han expresado las extendidas ansias de trascender las limitaciones y el aislamiento relativo de los canales virtuales. Al mismo tiempo, en actividades como las educacionales de todo el país, ha quedado de manifiesto que el período de semi reclusión en actividades remotas suele traducirse en tensiones y desajustes. Los impactos en actitudes y comportamientos han sido prácticamente inevitables, desde situaciones menores a algunas de mayor trascendencia.
 
En CEA PUCV procuramos recuperar progresivamente los programas académicos y de extensión, que fueron afectados por circunstancias como las mencionadas. La PUCV, ahora acreditada por 7 años, al nivel de las mejores del país, ha puesto explícitamente en el horizonte institucional la celebración de su centenario en el año 2028. Bajo la dirección de una nueva Rectoría, encabezada por el profesor Nelson Vásquez, construye sobre los sólidos fundamentos dejados por su predecesor y, al mismo tiempo, encara los desafíos de seguir innovando.
 
La Universidad y CEA PUCV como parte de ella, tienen la legítima ambición de seguir transitando por el exigente camino de la excelencia académica, manteniendo el carácter crecientemente diverso e inclusivo de quienes integran sus estamentos, especialmente el estudiantil. Ello implica lograr una progresiva elevación de los niveles de exigencia y de productividad académica hacia estándares internacionales reconocidos. Este proceso debe ir acompañado por la implementación de vías habilitantes para un efectivo acceso ampliado a los mismos por todos los miembros de una comunidad que crece en tamaño y complejidad. Es lo que corresponde en la medida que somos una universidad pública: la PUCV, sin ser estatal, tiene una misión de bien común de cara a la comunidad regional y nacional.
 
Las exigencias del progreso de la PUCV como universidad regional –la de mayor tamaño y complejidad en Valparaíso- han demandado una presencia en la capital. El sentido de nuestro centro es contar con una presencia directa, limitada, pero efectiva, dirigida a visibilizar la Universidad en la ciudad capital e interactuar con distintas contrapartes tanto públicas como privadas.
 
Lo anterior se tradujo en una programación 2022 donde procuramos desarrollar una agenda de actividades variada y de calidad, que proyecta a Santiago distintas temáticas académicas y culturales. Somos selectivos: enfatizamos la calidad más que la cantidad. Hemos retomado, como se expresó, la presencialidad, manteniendo algo de modalidades remotas e híbridas y, con plena conciencia de nuestra responsabilidad ante los desafíos ya mencionados, priorizamos aspectos como la problemática constitucional.
 
Tras este breve resumen de los desafíos que trajo consigo el 2022 y las complejas circunstancias nacionales e internacionales ya mencionadas, solo me queda desearles a todos un año 2023 de esperanza, alegría y, sobre todo, un año en el cual mantengamos vivos los sueños.